Construccion, Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo
Resumen del estado
Una visión integral de la salud y la seguridad en todo el mundo de la construcción, incluyendo los oficios, los riesgos típicos, los métodos de prevención, los reglamentos, la estructura de gestión, y los sectores más importantes.
[A comprehensive overview of health and safety in construction worldwide, including trades, typical hazards, methods of prevention, regulations, management structure, and major sectors.]
1998
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SUMARIO
SALUD, PREVENCION Y GESTION
Riesgos de salud y seguridad en el sector de la construcción
James L. Weeks .....................................93.2
Riesgos para la salud en obras subterráneas
Bohuslav Málek .....................................93.9
Servicios preventivos sanitarios en la construcción
Pekka Roto .......................................93.11
Normas de seguridad y salud: la experiencia de los Países Bajos
Leen Akkers ......................................93.13
Factores de organización que afectan a la salud y la seguridad
Doug J. McVittie ...................................93.14
Gestión de calidad y prevención integradas
Rudolf Scholbeck ...................................93.17
PRINCIPALES SECTORES Y SUS RIESGOS
Principales sectores
Jeffrey Hinksman ...................................93.18
Tipos de proyectos y sus riesgos asociados
Jeffrey Hinksman ...................................93.25
Zanjas
Jack L. Mickle ....................................93.34
HERRAMIENTAS, MAQUINAS Y MATERIALES
Herramientas
Scott P. Schneider ...................................93.37
Equipos, máquinas y materiales
Hans Göran Linder..................................93.39
Grúas
Francis Hardy .....................................93.44
Ascensores, escaleras mecánicas y elevadores
J. Staal y John Quackenbush ............................93.45
Cemento y hormigón
L. Prodan y G. Bachofen...............................93.50
Estudios de casos: Prevención de las dermatosis profesionales entre los trabajadores expuestos al polvo de cemento
Pekka Roto .......................................93.54
Asfalto
John Finklea ......................................93.56
Grava
James L. Weeks ....................................93.58
Riesgos
de salud y seguridad en el sector de la construcción
James
L. Weeks
Los trabajadores de la construcción construyen, reparan, mantienen,
restauran, reforman y derriban casas, edificios de oficinas, templos,
fábricas, hospitales, carreteras, puentes, túneles,
estadios, puertos, aeropuertos, etc. La Organización Internacional
del Trabajo (OIT) clasifica dentro del sector de la construcción
a aquellas empresas públicas y privadas que erigen
edificios para viviendas o para fines comerciales e infraestructuras
como carreteras, puentes, túneles, presas y aeropuertos. En Estados
Unidos y en algunos otros países, los trabajadores de la construcción
también se encargan de la limpieza de vertederos de residuos
peligrosos.
La proporción que representa la construcción en el producto
interior bruto en los países industrializados varía ampliamente.
Representa alrededor del 4 % del PIB en Estados Unidos, el
6,5 % en Alemania y el 17 % en Japón. En la mayoría de
los países, las empresas tienen relativamente pocos empleados
a jornada completa. Existen muchas empresas especializadas en
sus respectivos oficios —electricidad, fontanería o soladores,
por ejemplo— que trabajan como subcontratistas.
Los trabajadores de la construcción
Gran parte de los trabajadores de la construcción son trabajadores
no cualificados; otros están clasificados en alguno de los diversos
oficios especializados (véase la Tabla 93.1). Los obreros
de la construcción engloban del 5 al 10 % de la población
activa de los países industrializados. En todo el mundo, más del 90
% de los trabajadores de la construcción pertenecen al sexo masculino.
En algunos países en vías de desarrollo, la proporción de mujeres es
mayor, y suelen concentrarse en trabajos no cualificados. En algunos
países, el trabajo se deja a los inmigrantes, y en otros, el sector
proporciona empleo relativamente bien pagado y una vía hacia la seguridad
económica. Para muchos, el trabajo no cualificado en la construcción
constituye la puerta de acceso a la masa laboral asalariada en la construcción
o en otros sectores.
Tabla 93.1
Caldereros Albañiles, hormigonadores, mamposteros Carpinteros Electricistas Ascensoristas Cristaleros Trabajadores de limpieza de materias peligrosas (amianto, plomo, vertidos tóxicos) Soladores (inclusive de terrazo) y colocadores de moquetas Colocadores de cartónyeso (paredes y placas de techo) Instaladores de aislamientos (mecánicos y de suelos, paredes y techos) Ferrallistas (refuerzos y estructuras) Peones Trabajadores de mantenimiento Mecánicos Maquinistas (conductores de grúas y operarios de mantenimiento de maquinaria pesada) Pintores, yeseros y empapeladores Fontaneros y plomeros Techadores Planchistas Excavadores de túneles |
Organización
del trabajo e inestabilidad laboral
Los proyectos de construcción, en especial los de gran magnitud,
son complejos y dinámicos. En una obra pueden trabajar varias
empresas a la vez, y el elenco de contratistas varía con las
fases del proyecto; por ejemplo, el contratista general estará
presente durante toda la obra, los contratistas de la excavación
al principio de la misma, luego vendrán los carpinteros, electricistas
y fontaneros, seguidos de los soladores, pintores y paisajistas. Y,
a medida que se desarrolla el trabajo —cuando se elevan las paredes
de un edificio, con los cambios de tiempo o al avanzar un túnel—
las condiciones ambientales, como la ventilación o la temperatura,
también varían.
Los trabajadores de la construcción suelen contratarse para cada
proyecto y pueden pasar solamente unas pocas semanas o meses en un proyecto
determinado. De ello se derivan ciertas
consecuencias tanto para los trabajadores como para los proyectos. Los
trabajadores se ven obligados a establecer una y otra vez relaciones
productivas y seguras con otros trabajadores
a los que tal vez no conocen, y ello puede afectar a la seguridad en
la obra. En el curso de un año, los trabajadores de la construcción
pueden haber tenido varios patronos y un empleo tan
sólo parcial. Pueden llegar a alcanzar una media de 1.500 horas
de trabajo al año, mientras que los trabajadores de las fábricas,
por ejemplo, es más probable que trabajen regularmente
semanas de 40 horas y 2.000 horas al año. Para recuperar el tiempo
inactivo, muchos trabajadores de la construcción tienen otros
trabajos —y están expuestos a otros riesgos de salud o seguridad—
ajenos a la construcción.
Para un proyecto particular, es frecuente el cambio del número
de trabajadores y de la composición de la mano de obra. Este
cambio es el resultado tanto de la necesidad de diferentes oficios especializados
en las diferentes fases del proyecto como de la alta rotación
de los trabajadores, en especial de los no cualificados. En un momento
determinado, un proyecto puede incluir una gran proporción de
trabajadores sin experiencia, y eventuales que no dominan el idioma
común. Aunque el trabajo de la construcción se realiza
a menudo por equipos, es
difícil desarrollar un trabajo de equipo seguro y eficiente en
tales condiciones.
Igual que la mano de obra, el mundo de los contratistas de la construcción
también se caracteriza por una alta rotación y consiste
principalmente en empresas pequeñas. De los 1,9 millones de contratistas
de la construcción de Estados Unidos que figuraban en el censo
de 1990, solamente el 28 % tenía algún empleado a jornada
completa. Sólo 136.000 (7 %) tenían 10 empleados o más.
El grado de participación de los contratistas en organizaciones
patronales varía según el país. En Estados Unidos
solamente participan entre un 10 y un 15 % de los contratistas; en algunos
países europeos, la proporción es mayor, pero engloba
menos de la mitad de los contratistas. Ello dificulta la labor de identificar
a los contratistas e informarles de sus derechos y responsabilidades
de acuerdo con las leyes y reglamentos relativos a la salud y seguridad
u otras cuestiones.
Como en otros sectores, una proporción creciente de contratistas
de Estados Unidos y de Europa está formada por trabajadores individuales
empleados como autónomos por contratistas
generales y subcontratistas que contratan trabajadores. De ordinario,
un contratista general no se hace cargo de los gastos sociales como
el seguro de enfermedad, el seguro de accidentes,
de desempleo, de pensiones, etc. de sus subcontratistas. Tampoco tienen
los contratistas generales ninguna obligación con los subcontratistas
con respecto a las normas de seguridad
y salud; éstas solo cubren los derechos y responsabilidades en
relación con sus propios trabajadores. Este sistema proporciona
cierta independencia a los individuos que contratan para sus servicios,
pero a cambio de suprimir una amplia gama de beneficios. También
libera al contratista de la obligación de asegurar a los individuos
que son contratistas. Este sistema privado subvierte la política
pública y ha sido contestado con éxito en los tribunales,
pero continúa existiendo y puede llegar a ser más que
un problema para la salud y seguridad de los trabajadores de la obra,
independientemente de sus relaciones laborales. La Estadística
del US Bureau of Labor (BLS) estima que el 9 %de la población
laboral de Estados Unidos es autónoma, pero en la construcción
el 25 % de los trabajadores son contratistas independientes
autónomos.
Riesgos para
la salud en las obras de construcción
Los trabajadores de la construcción se encuentran expuestos en
su trabajo a una gran variedad de riesgos para la salud. La exposición
varía de oficio en oficio, de obra a obra, cada día, incluso
cada hora. La exposición a cualquier riesgo suele ser intermitente
y de corta duración, pero es probable que se repita. Un/a trabajador/
a puede no sólo toparse con los riesgos primarios de su propio
trabajo, sino que también puede exponerse como observador pasivo
a los riesgos generados por quienes trabajan en su proximidad o en su
radio de influencia. Este modelo de exposición es una de las
consecuencias de tener muchos patronos con trabajos de duración
relativamente corta y de trabajar al lado de trabajadores de otros oficios
que generan otros riesgos. La gravedad de cada riesgo depende de la
concentración y duración de la exposición para
un determinado trabajo. Las exposiciones pasivas se pueden prever de
un modo aproximado si se conoce el oficio de los trabajadores próximos.
Los riesgos a que están expuestos los trabajadores de determinados
oficios se relacionan en la Tabla 93.2.
Riesgos de la
construcción
Al igual que en otros trabajos, los riesgos de los trabajadores de la
construcción suelen ser de cuatro clases: químicos, físicos,
biológicos y sociales.
Riesgos químicos
A menudo, los riesgos químicos se transmiten por el aire y pueden
presentarse en forma de polvos, humos, nieblas, vapores o gases; siendo
así, la exposición suele producirse por inhalación,
aunque ciertos riesgos portados por el aire pueden fijarse y ser absorbidos
a través de la piel indemne (p. ej., pesticidas y algunos disolventes
orgánicos). Los riesgos químicos también se presentan
en estado líquido o semilíquido (p. ej., pegamentos o
adhesivos,
alquitrán) o en forma de polvo (cemento seco). El contacto de
la piel con las sustancias químicas en este estado puede producirse
adicionalmente a la posible inhalación del vapor, dando lugar
a
una intoxicación sistémica o una dermatitis por contacto.
Las sustancias químicas también pueden ingerirse con los
alimentos o con el agua, o pueden ser inhaladas al fumar.
Varias enfermedades
se han asociado a los oficios de la construcción, entre ellas:
- silicosis entre
los aplicadores del chorros de arena, excavadores
en túneles y barreneros
- asbestosis (y
otras enfermedades causadas por el amianto) entre
los aplicadores de aislamientos con amianto, instaladores de
sistemas de vapor, trabajadores de demolición de edificios
y
otros.
- bronquitis entre
los soldadores
- alergias cutáneas
entre los albañiles y otros que trabajan con
cemento
- trastornos neurológicos entre los pintores y otros oficios expuestos a los disolventes orgánicos y al plomo.
Se han encontrado
tasas de mortalidad elevadas por cáncer de pulmón y del
aparato respiratorio entre los manipuladores de aislamientos con amianto,
los techadores, los soldadores y algunos trabajadores de la madera.
La intoxicación por plomo se produce entre los restauradores
de puentes y los pintores, y la fatiga por calor (debido al uso de trajes
de protección de cuerpo entero) entre los que limpian los vertederos
de basuras y los techadores. La enfermedad de los dedos blancos (síndrome
de Raynaud) aparece entre algunos operadores de martillos neumáticos
y otros trabajadores que manejan perforadoras que producen vibraciones
(p. ej., las perforadoras usadas en la excavación de túneles).
El alcoholismo y otras enfermedades relacionadas con el alcohol son
más frecuentes de lo que cabría esperar entre los trabajadores
de la construcción. No se han identificado causas
laborales específicas, pero es posible que ello guarde relación
con el estrés originado por la falta de control sobre las posibilidades
de empleo, las fuertes exigencias del trabajo, o el aislamiento
social debido a unas relaciones laborales inestables.
Riesgos físicos
Los riesgos físicos se encuentran presentes en todo proyecto
de construcción. Entre ellos se incluyen el ruido, el calor y
el frío, las radiaciones, las vibraciones y la presión
barométrica. A menudo, el trabajo de la construcción se
desarrolla en presencia de calores o fríos extremos, con tiempo
ventoso, lluvioso, con nieve, niebla o de noche. También se pueden
encontrar radiaciones ionizantes y no ionizantes, y presiones barométricas
extremas.
La maquinaria que ha transformado la construcción en una actividad
cada vez más mecanizada, también la ha hecho mucho más
ruidosa. El ruido proviene de motores de todo tipo (vehículos,
compresores neumáticos y grúas), cabrestantes, pistolas
de remaches, de clavos, para pintar, martillos neumáticos, sierras
mecánicas, lijadoras, buriladoras, aplanadoras, explosivos, etc.
El ruido está presente en los proyectos de demolición
por la misma naturaleza de su actividad. Afecta no sólo al operario
que maneja una máquina que hace ruido, sino también a
todos los que se encuentran cerca y, no sólo causa pérdida
de audición producida por el ruido, sino que enmascara otros
sonidos que son importantes para la comunicación y la seguridad.
Los martillos neumáticos, muchas herramientas de mano y la maquinaria
de movimiento de tierras y otras grandes máquinas móviles
también someten a los trabajadores a vibraciones en todo el cuerpo
o en una parte del mismo.
Los riesgos derivados del calor o del frío surgen, en primer
lugar, porque gran parte del trabajo de construcción se desarrolla
a la intemperie, que es el principal origen de este tipo de
riesgos. Los techadores están expuestos al sol, a menudo sin
ninguna protección, y muchas veces han de calentar recipientes
de alquitrán, recibiendo, por ello, fuertes cargas de calor por
radiación y por convección que se añaden al calor
metabólico producido por el esfuerzo físico. Los operadores
de maquinaria
Tabla 93.2 • Riesgos primarios en oficios especializados de construcción.
Cada oficio aparece
incluido en la lista con la indicación de los riesgos primarios
a los que un trabajador de ese oficio se puede ver expuesto. La exposición
puede afectar por igual a los supervisores y a los trabajadores. No
aparecen en la relación los riesgos comunes a casi todos los
subsectores de la construcción —el calor, los factores de
riesgo causantes de trastornos musculosqueléticos o la fatiga—.
La clasificación de oficios de la construcción recogida
aquí equivale a la adoptada en Estados Unidos. Incluye los oficios
de la construcción de acuerdo con la clasificación establecida
en el sistema de Clasificación Normalizada de Profesiones desarrollado
por el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Este sistema clasifica
los oficios de acuerdo con las principales cualificaciones que implican.
|
|
Albañiles | Dermatitis del cemento, posturas inadecuadas, cargas pesadas |
Canteros | Dermatitis del cemento, posturas inadecuadas, cargas pesadas |
Soladores y alicatadores | Vapores de las pastas de adherencia, dermatitis, posturas inadecuadas |
Carpinteros | Serrín, cargas pesadas, movimientos repetitivos |
Colocadores de cartónyeso | Polvo de yeso, caminar sobre zancos, cargas pesadas, posturas inadecuadas |
Electricistas | Metales pesados de los humos de la soldadura, posturas inadecuadas, cargas pesadas, polvo de amianto |
Instaladores y reparadores de líneas eléctricas | Metales pesados de los humos de la soldadura, cargas pesadas, polvo de amianto |
Pintores | Emanaciones de disolventes, metales tóxicos de los pigmentos, aditivos de las pinturas |
Empapeladores | Vapores de la cola, posturas inadecuadas |
Revocadores | Dermatitis, posturas inadecuadas |
Fontaneros | Emanaciones y partículas de plomo, humos de la soldadura |
Plomeros | Emanaciones y partículas de plomo, humos de la soldadura, polvo de amianto |
Montadores de calderas de vapor | Humos de soldadura, polvo de amianto |
Colocadores de moqueta | Lesiones en las rodillas, posturas inadecuadas, pegamentos y sus emanaciones |
Colocadores de revestimientos flexibles | Agentes adhesivos |
Pulidores de hormigón y terrazo | Posturas inadecuadas |
Cristaleros | Posturas inadecuadas |
Colocadores de aislamientos | Amianto, fibras sintéticas, posturas inadecuadas |
Maquinistas de pavimentadoras, niveladoras y apisonadoras | Emanaciones del asfalto, humos de los motores de gasolina y gasóleo, calor |
Operadores de maquinaria de colocación de vías férreas | Polvo de sílice, calor |
Techadores | Alquitrán, calor, trabajo en altura |
Colocadores de conductos de acero | Posturas inadecuadas, cargas pesadas, ruido |
Montadores de estructuras metálicas | Posturas inadecuadas, cargas pesadas, trabajo en altura |
Soldadores (eléctrica) | Emanaciones de la soldadura |
Soldadores (autógena) | Emanaciones metálicas, plomo, cadmio |
Barreneros, en tierra, en roca | Polvo de sílice, vibraciones en todo el cuerpo, ruido |
Operarios de martillos neumáticos | Ruido, vibraciones en todo el cuerpo, polvo de sílice |
Maquinistas de hincadoras de pilotes | Ruido, vibraciones en todo el cuerpo |
Maquinistas de tornos y montacargas | Ruido, aceite de engrase |
Gruístas (grúas torre y automóviles) | Fatiga, aislamiento |
Operadores de maquinaria de excavación y carga | Polvo de sílice, histoplasmosis, vibraciones en todo el cuerpo, fatiga por calor, ruido |
Operadores de motoniveladoras, bulldozers y traíllas | Polvo de sílice, vibraciones en todo el cuerpo, calor, ruido |
Trabajadores de construcción de carreteras y calles | Emanaciones asfálticas, calor, humos de motores de gasóleo |
Conductores de camión y tractoristas | Vibraciones en todo el cuerpo, humos de los motores de gasóleo |
Trabajadores de demoliciones | Amianto, plomo, polvo, ruido |
Trabajadores que manipulan residuos tóxicos |
Calor, fatiga |
pesada pueden permanecer
sentados junto a un motor caliente y trabajar en una cabina cerrada
con ventanas y sin ventilación. Los que trabajan en una cabina
abierta sin techo carecen de
protección contra el sol. Los trabajadores con trajes protectores,
como los que se necesitan para la retirada de residuos peligrosos, pueden
generar calor metabólico por el esfuerzo físico y obtener
escaso alivio por estar embutidos en un traje hermético al aire.
También contribuyen a la fatiga térmica la falta de agua
o de sombra. Igualmente, los operarios de la construcción pueden
trabajar en condiciones de frío extremado durante el invierno,
con peligro de congelación e hipotermia y riesgo de resbalar
sobre el hielo.
Las fuentes principales de las radiaciones ultravioletas (UV) no ionizantes
son el sol y la soldadura por arco eléctrico. La exposición
a la radiación ionizante es menos corriente, pero se
puede producir durante el examen de soldaduras con rayos X, o también
al manejar caudalómetros a base de isótopos radiactivos.
Los rayos láser se utilizan cada vez más y pueden causar
lesiones, en especial en los ojos, si uno se interpone en la trayectoria
del rayo.
Los que trabajan bajo el agua o en túneles presurizados, en cajones
de aire comprimido y de buzos están expuestos a una alta presión
barométrica. Estos trabajadores corren el riesgo de
desarrollar una serie de condiciones asociadas con una presión
alta: mal de descompresión, estado de estupefacción por
gas inerte, necrosis ósea aséptica y otros trastornos.
Entre las lesiones más comunes de los trabajadores de la construcción
iguran las roturas y los esguinces. Estos y muchos trastornos musculosqueléticos
(como tendinitis, síndrome del
túnel carpal y lumbalgias) pueden ser el resultado de una lesión
traumática, de movimientos forzados repetitivos, de posturas
inadecuadas o de esfuerzos violentos (véase la Figura 93.1). Las caídas
debidas posiciones inestables, huecos sin protección y resbalones en
andamios (véase la Figura 93.2) y escaleras son muy corrientes.
Riesgos biológicos
Los riesgos biológicos se presentan por exposición a microorganismos
infecciosos, a sustancias tóxicas de origen biológico
o por ataques de animales. Por ejemplo, los trabajadores en excavaciones
pueden desarrollar histoplasmosis, que es una infección pulmonar
causada por un hongo que se encuentra comúnmente en el terreno.
Dado que el cambio de composición de la mano de obra en cualquier
proyecto es constante, los trabajadores individuales puede entrar en
contacto con otros y, de resultas de ello, pueden
contraer enfermedades contagiosas —gripe o tuberculosis, por ejemplo—.
Los trabajadores también pueden estar expuestos al riesgo de
contraer la malaria, fiebre amarilla o la enfermedad de Lyme si el trabajo
se desarrolla en zonas en la que estos organismos y los insectos portadores
son frecuentes.
Las sustancias tóxicas de origen vegetal provienen de la hiedra
venenosa, arbustos venenosos, zumaque y ortigas venenosas, que causan
sarpullidos en la piel. El serrín de algunas maderas
puede producir cáncer, y existen otras (p. ej., la del cedro
rojo occidental) que causan alergias.
Los ataques por animales son raros, pero se pueden producircuando un
proyecto de construcción les causa molestias o invade su hábitat.
Aquí se pueden incluir las avispas, abejorros, hormigas rojas,
serpientes y muchos otros. Los trabajadores bajo el agua pueden sufrir
el riesgo de ataques por tiburones y otras especies de peces.
Figura 93.1
Figura 93.2
Riesgos sociales
Los riesgos sociales provienen de la organización social del
sector. La ocupación es intermitente y cambia constantemente,
y el control sobre muchos aspectos del empleo es limitado, ya que la
actividad de la construcción depende de muchos factores sobre
los cuales los trabajadores no tienen control, tales como el estado
de la economía o el clima. A causa de los mismos, pueden sufrir
una intensa presión para ser más productivos. Debido a
que la mano de obra cambia continuamente, y con ella los horarios y
la ubicación de los trabajos, y también porque muchos
proyectos exigen vivir en campamentos lejos del hogar y de la familia,
los trabajadores de la construcción pueden carecer de redes estables
y fiables que les proporcionen apoyo social. Ciertas características
del trabajo de la construcción, como las pesadas cargas de trabajo,
un control y apoyo social limitados son los factores más asociados
con el estrés en otras industrias. Estos riesgos no son exclusivos
de ningún oficio, pero son comunes a todos los trabajadores
de la construcción en una u otra forma.
Evaluación de la exposición
Para evaluar la exposición, tanto primaria como pasiva, se requiere
conocer las tareas que se realizan y la composición de los ingredientes
y de los subproductos asociados con cada trabajo
o tarea. Generalmente, este conocimiento existe en alguna parte (p.
ej., hojas de datos de seguridad de los materiales, las HDSM), pero
puede no estar disponible en obra. Gracias al continuo desarrollo de
la tecnología de las comunicaciones y la informática,
es relativamente fácil obtener tal información y ponerla
al alcance de todos.
Control de los riesgos laborales
La medición y evaluación de la exposición a los
riesgos laborales requiere tener en cuenta el modo peculiar en que se
produce la exposición de estos trabajadores. Las mediciones y
los límites de exposición en la higiene industrial convencional
se basan en promedios de jornadas de 8 horas. Pero dado que las exposiciones
en la construcción son habitualmente breves, intermitentes, variadas
pero de probable repetición, tal tipo de mediciones y límites
de exposición no son tan útiles como en otros trabajos.
La medición de la exposición puede basarse en tareas mejor
que en turnos de trabajo. De acuerdo con este enfoque, se pueden identificar
tareas distintas y los riesgos característicos de cada una de
ellas. Una tarea es una actividad limitada,
como la soldadura, el lijado de cartónyeso, la pintura, la instalación
de fontanería, etc. Si las exposiciones se caracterizan por tareas,
deberá ser posible desarrollar un perfil de exposición
para un trabajador individual con conocimiento de las tareas que realicen
o que se realicen tan próximas a él que puedan provocar
una exposición. A medida que aumenta el conocimiento de la
exposición basada en las tareas, es posible desarrollar controles
basados en las mismas.
La exposición varía con la concentración del riesgo
y la frecuencia y duración de la tarea. Como enfoque general
del control de riesgos, es posible reducir la exposición reduciendo
la concentración o la duración o frecuencia de la tarea.
Dado que la exposición en la construcción es intermitente
de por sí, los controles administrativos que se basan en reducir
la frecuencia o la duración de la exposición son menos
prácticos que en otras industrias. Por consiguiente, la manera
más eficaz de reducir la exposición consiste en reducir
la concentración de riesgos. Otros aspectos importantes del control
de la exposición incluyen la disponibilidad de instalaciones
sanitarias y de comedor, y la educación y formación.
Reducción
de la concentración de la exposición
Para reducir la concentración de la exposición conviene
considerar la fuente, el entorno en que se produce un riesgo y los trabajadores
expuestos al mismo. Como regla general, cuanto más próximos
a la fuente sean los controles, más eficaces serán y mejor
resultado darán. Tres son los tipos de controles que se pueden
utilizar para reducir la concentración de los riesgos en el trabajo.
Estos son, siguiendo el orden de mayor a menor eficacia:
- controles de
ingeniería en la fuente
- controles medioambientales
que eliminan el riesgo del entorno
- protecciones personales facilitadas al trabajador
Controles de
ingeniería
Los riesgos se originan en una fuente. La manera más eficiente
de proteger a los trabajadores de los riesgos es cambiar la fuente primaria
con algún cambio tecnológico. Por ejemplo, una
sustancia más peligrosa puede ser sustituida por una menos peligrosa.
El amianto puede ser sustituido por fibras de vidrio sintéticas
no inspirables, y los disolventes orgánicos de las pinturas
pueden ser sustituidos por agua. De igual modo, abrasivos sin sílice
pueden reemplazar a la arena en el decapado abrasivo (también
denominado chorreo de arena). O se puede cambiar a
fondo un proceso, tal como sustituir los martillos neumáticos
por martillos de impacto que originan menos ruido y vibraciones. Si
al serrar o al taladrar se genera polvo, partículas o ruidos,
estos procesos se pueden realizar cortando con cizallas o mediante punzonamiento.
Las mejoras tecnológicas reducen los riesgos de algunos problemas
musculosqueléticos y otros problemas de
salud. Muchos de los cambios son sencillos, por ejemplo, un destornillador
a dos manos con un mango más largo aumenta el par de torsión
en el objeto y reduce la fatiga en las muñecas.
Controles medioambientales
Los controles medioambientales se utilizan para eliminar una sustancia
peligrosa del entorno, si es portada por el aire, o para protegerse
de la fuente, si se trata de un riesgo físico. En un trabajo
determinado se puede usar un sistema extractor local (SEL) a base de
una campana y un conducto de ventilación para recoger los humos,
vapores o el polvo. Sin embargo, puesto que la
ubicación de las tareas que emiten materiales tóxicos
es variable, y como la estructura también cambia, cualquier SEL
tendrá que ser móvil y flexible para adaptarlo a esos
cambios. Colectores de polvo con ventiladores y filtros montados sobre
ruedas, fuentes de energía autónomas, conductos flexibles
y suministros de agua móviles se han utilizado en muchas obras
para asegurar la extracción en una serie de procesos generadores
de riesgos.
Un método sencillo y eficaz de controlar la exposición
a riesgos físicos por radiaciones (ruido, radiación ultravioleta
(UV) por soldadura al arco, radiación infrarroja (IR), calor
irradiado por objetos calientes) consiste en protegerse de ellos con
algún material adecuado. Las planchas de contrachapado protegen
de las radiaciones IR y UV, y un material fonoabsorbente o fonorreflectante
proporcionará cierta protección de las fuentes de ruido.
Las fuentes principales de fatiga por calor son el clima y el
trabajo físico. Los efectos adversos de la fatiga térmica
pueden evitarse mediante reducciones de la carga de trabajo, provisión
de agua y pausas adecuadas a la sombra y, tal vez, trabajando de
noche.
Protección individual
Cuando los controles de ingeniería o los cambios de prácticas
de trabajo no bastan para proteger a los trabajadores adecuadamente,
éstos pueden necesitar un equipo de protección individual
(EPI) (véase la Figura 93.3). Para que tal equipo sea eficaz,
los trabajadores deberán ser instruidos en su uso, y el equipodebe
acoplarse perfectamente, y asimismo ha de ser revisado y mantenido en
buen estado. Además, si otras personas que están en la
proximidad pueden estar expuestas al riesgo, deben ser protegidas o
se debe impedir su acceso a la zona.
El uso de ciertos equipos personales puede originar problemas. Por ejemplo,
los trabajadores de la construcción, a menudo, trabajan en equipo
y por ello tienen que comunicarse entre sí, pero el empleo de
máscaras respiratorias dificulta la comunicación. El uso
de ropa protectora de cuerpo entero puede contribuir a la fatiga por
calor, por su pesadez y por no permitir la disipación del calor
corporal.
La posesión de equipos de protección sin conocer sus limitaciones
también puede crear la ilusión en los trabajadores o en
las empresas de que los trabajadores están protegidos cuando
la
realidad es que, en ciertas condiciones de exposición, no lo
están. Por ejemplo, corrientemente no hay guantes que protejan
más de 2 horas contra el cloruro de metileno, un ingrediente
común para arrancar pinturas. Tampoco hay suficientes datos acerca
de la protección que los guantes ofrecen contra mezclas de disolventes
como las que contienen a la vez acetona y tolueno
o metanol y xileno. El nivel de protección depende de la forma
de utilización del guante. Además, los guantes suelen
ensayarse con una sola sustancia química a la vez, y raramente
durante más de 8 horas.
Figura 93.3
Instalaciones
sanitarias y comedores
La falta de instalaciones sanitarias y comedores también puede
contribuir al aumento de las exposiciones. A menudo, los trabajadores
no se pueden lavar antes de las comidas y tienen que comer en el tajo,
lo que significa que, inadvertidamente, pueden ingerir sustancias tóxicas
que transmiten de sus manos a la comida o a los cigarrillos. La falta
de vestuarios en una obra puede ocasionar el traslado de las sustancias
contaminantes desde la obra al hogar del trabajador.
Lesiones y enfermedades
en la construcción
Lesiones mortales
Dado que la construcción comprende una gran proporción
de la población activa, las muertes en la construcción
también afectan a una población considerable. En Estados
Unidos, por ejemplo, la construcción representa del 5 al 6 %de
la población activa, pero da cuenta del 15 % de muertes laborales,
más que cualquier otro sector. El sector de la construcción
en Japón representa el 10 % de la población activa, pero
es responsable del 42 % de muertes por causas laborales; en Suecia,
las cifras son el 6 %y el 13 %, respectivamente.
Las lesiones mortales más comunes en Estados Unidos se deben
a caídas (30 %), accidentes de tráfico (26 %), contacto
con objetos o maquinaria (p. ej., ser golpeado por un objeto, o
resultar atrapado por maquinaria o materiales) (19 %) y exposición
a sustancias dañinas (18 %), la mayoría de las cuales
(75 %) son electrocuciones por contacto con cables eléctricos,
tendidos
eléctricos, maquinaria o herramientas con motor eléctrico.
Estos cuatro tipos de sucesos son los responsables de la casi totalidad
(93 %) de las lesiones mortales registradas entre trabajadores de la
construcción en Estados Unidos (Pollack et al. 1996).
Por oficios, en Estados Unidos, la proporción de lesiones mortales
más elevada se da entre los trabajadores de carpintería
metálica (118 muertes por 100.000 jornadas completas de trabajo
para 19921993, frente a 17 por 100.000 en el resto de oficios juntos)
y de ellas el 70 % de las muertes de trabajadores de carpintería
metálica se debió a caídas. Entre los peones se
experimentó el mayor número de muertes, con un promedio
anual de unas 200. En términos generales, la proporción
de muertes fue mayor entre los trabajadores de 55 años o más.
La proporción de muertes por tipo de suceso varió según
el oficio. Entre los supervisores, las caídas y los accidentes
de tráfico causaron el 60 % del total. Entre los carpinteros,
pintores, techadores y carpinteros metálicos, las más
comunes fueron las caídas, representando el 50, 55, 70 y 69 %
de la mortalidad en estos oficios, respectivamente. Entre los ingenieros
de mantenimiento y los maquinistas de excavadoras, la causa más
común la constituyeron los accidentes de tráfico,
que originaron el 48 y 65 % de las muertes en esos oficios, respectivamente.
La mayoría de ellos estaban asociados con los camiones volquete.
Las muertes por zanjas con pendientes insuficientes o mal apuntaladas
siguen siendo una causa de mortalidad importante (McVittie 1995). Los
riesgos primarios en los oficios especializados se relacionan en la
Tabla 93.2.
Un estudio efectuado entre los trabajadores de la construcción suecos no mostró una tasa de mortalidad general elevada relacionada con el trabajo, pero mostró altas tasas de mortalidad por condiciones específicas (véase la Tabla 93.3).
Lesiones causantes
de pérdidas de tiempo o incapacidades
En Estados Unidos y Canadá, las causas más comunes de
lesiones con pérdida de jornadas de trabajo son los esfuerzos
violentos; golpes recibidos por objetos; las caídas a un nivel
inferior,
y los resbalones, traspiés y caídas en el mismo nivel.
La categoría de lesión más corriente la constituyen
las roturas y esguinces, algunos de los cuales son el origen de dolores
y afecciones
crónicas. Las actividades más asociadas con lesiones con
pérdida de jornadas son el manejo y colocación manuales
de materiales (p. ej., colocación de tabiquería seca,
tuberías o conductos de ventilación). Los accidentes por
desplazamientos (andar, subir, descender) son también comunes.
La causa subyacente de muchas de estas lesiones es la falta de limpieza.
Muchos resbalones, traspiés y caídas son causados por
andar por encima de los escombros de la construcción.
Tabla 93.3 • Profesiones de la construcción con índices de mortalidad (SMR) e índices de incidencia (SIR) significativamente superiores a los normales por causas diversas.
Profesión | SMR significativamente superior | SIR significativamente superior |
Albañiles | — | Tumor peritoneal |
Hormigonadores | Todas las causas,* todos los tipos de cáncer,* cáncer de estómago, muerte violenta,*caídas accidentales | Cáncer de labios, cáncer de laringe y estómago,*a cáncer de pulmón |
Gruístas | Muerte violenta* | — |
Conductores | Todas las causas,* cardiovasculares* | Cáncer de labios |
Colocadores
de aislamientos |
Todas las causas,* cáncer de pulmón, neumoconiosis, muerte violenta* | Tumor peritoneal, cáncer de pulmón |
Maquinistas | Cardiovasculares,* otros accidentes | — |
Fontaneros | Todos los tipos de cáncer,* cáncer de pulmón, neumoconiosis | Todos los tipos de cáncer, tumor pleural, cáncer de pulmón |
Canteros | Todas las causas,* cardiovasculares,* | — |
Planchistas | Todos los tipos de cáncer,* cáncer de pulmón, caídas accidentales | Todos los tipos de cáncer, cáncer de pulmón |
Ebanistas/carpinteros |
— |
Cáncer de nariz y del seno nasal |
*
Los cánceres o causas de muerte son significativamente más numerosos
que en las demás profe siones combinadas. "Otros accidentes" incluye
las lesiones laborales típicas. a. El riesgo relativo de contraer cáncer de laringe entre los hormigonadores, comparado con el de los carpinteros, es 3 veces mayor. b. El riesgo relativo de contraer cáncer de pulmón entre los hormigonadores, comparado con el de los carpinteros, es casi el doble. Fuente: Engholm y Englund 1995. |
Coste de las
lesiones y enfermedades
Las lesiones y enfermedades laborales en la construcción son
muy costosas.
Las estimaciones del coste de las lesiones en la construcción
en Estados Unidos oscilan entre 10 y 40 millardos de dólares
anuales (Meridian Research 1994); tomando un valor medio de
20 millardos, el coste por trabajador de la construcción ascendería
a 3.500 dólares al año. A mediados de 1994, las indemnizaciones
pagadas a los trabajadores de tres oficios —carpinteros, albañiles
y trabajadores de carpintería metálica— representaron
una media del 28,6 % de las nóminas, en todo el país (Powers
1994). Las primas del seguro varían mucho según la especialidad
y la jurisdicción. El coste medio de las primas es varias veces
más elevado que en la mayoría de los países industrializados,
en los que las primas del seguro de accidentes de los trabajadores oscilan
del 3 al 6 %de lanómina. Además del seguro de accidentes,
existen las primas del seguro de responsabilidad civil y otros costes
indirectos, incluyendo la pérdida de
rendimiento de los equipos de trabajo, la limpieza (de un desprendimiento
de tierras, de un hundimiento, por ejemplo) o las horas extraordinarias
ocasionadas por una lesión. Estos costes indirectos pueden representar
varias veces el importe de la indemnización por accidente pagada a los
trabajadores.
Gestión
para un trabajo seguro en la construcción
Los programas de seguridad efectivos tienen varios rasgos comunes, que
se manifiestan en el conjunto de la organización, desde los cargos
más altos de un contratista general hasta los
directores de proyecto, supervisores, representantes sindicales y trabajadores
a pie de obra. Los códigos de práctica se llevan a cabo
y se evalúan a conciencia. Se calculan los costes de enfermedad
y lesiones y se mide el rendimiento; los que cumplen son recompensados,
los que no, son penalizados. La seguridad es parte integrante de los
contratos y los subcontratos. Todo el
mundo, sin excepción —gerentes, supervisores y trabajadores—
recibe la formación pertinente, general, específica para
la obra y el reciclaje que pueda ser necesario. Los trabajadores inexpertos
reciben formación en la obra a cargo de los trabajadores veteranos.
En los proyectos en que se ponen en práctica estas medidas, los
índices de lesiones son notablemente inferiores a los de otros
centros similares.
Prevención de accidentes y lesiones
Las empresas del sector que presentan los índices de lesiones
más bajos tienen varias características en común:
una declaración de principios claramente definida que
es seguida por toda la organización, desde la alta dirección
hasta el último escalón en obra. Esta declaración
hace referencia a un código específico de actuación
que describe detalladamente los riesgos y los controles pertinentes
a las ocupaciones y trabajos en la obra. La asignación de
responsabilidades es clara y se establecen los niveles de cumplimiento.
Se investiga el incumplimiento de estos niveles y se imponen las sanciones
pertinentes. Por el contrario, el cumplimiento o mejora
de los mismos son premiados. Se emplea un sistema de contabilidad que
refleja los costes de cada lesión o accidente y las ventajas
económicas de la prevención de lesiones. Los empleados
o sus representantes participan en el establecimiento y la administración
de un programa de prevención de lesiones. Esta implicación
a menudo cristaliza en la formación de un comité conjunto
de trabajadores y mandos. Se realizan reconocimientos médicos
para determinar la aptitud de los trabajadores para las tareas y obligaciones
que tienen asignadas. Estos reconocimientos se realizan cuando el
trabajador se incorpora al trabajo por primera vez y cuando se reincorpora
después de una ausencia por lesión, enfermedad u otra
causa.
Se identifican, analizan y controlan los riesgos con arreglo
a las distintas categorías, que se tratarán en otros apartados
de este capítulo. Se realizan inspecciones de toda la obra de
modo
regular y se registran los resultados. Se revisa el equipo para cerciorarse
de su manejo seguro (frenos de los vehículos, alarmas, protecciones,
etc.). Los riesgos de lesiones incluyen los
asociados con los tipos más comunes de lesiones causantes de
pérdidas de jornadas de trabajo: caídas de altura o a
nivel,el levantamiento u otras formas de manipulación manual
de materiales,
riesgo de electrocución, riesgos de lesiones con intervención
de vehículos de carretera o todo terreno, hundimientos de zanjas
y otros. Entre los riesgos para la salud se incluirán las
partículas portadas por el aire (sílice, amianto, fibras
de vidrio sintéticas, partículas de gasóleo), gases
y vapores (monóxido de carbono, vapores de disolventes, escapes
de los motores), riesgos físicos (ruido, calor, presión
hiperbárica) y otros, como la fatiga. Se establecen preparativos
para situaciones de emergencia y se efectúan los ensayos de emergencia
precisos.
Estos preparativos incluirán la asignación de responsabilidades,
la prestación de primeros auxilios y atención médica
inmediata en la obra, las comunicaciones dentro de la obra y fuera de
ella (ambulancias, familiares, oficinas centrales y sindicatos), transporte,
designación de centros de atención sanitaria, acordonamiento y saneamiento
de la zona en que se haya producido la emergencia, identificación de
testigos y datos documentales de los sucesos. Si fuera necesario, dentro
de estos preparativos de emergencia, deben incluirse los medios de evacuación
en caso de riesgos incontrolados, como incendios o inundaciones.
Se investigan
y registran los accidentes y lesiones. El objeto de los informes
es la identificación de las causas que podían haber sido
controladas, de modo que en el futuro puedan evitarse sucesos análogos.
Los informes se archivarán según un método normalizado
para facilitar su análisis y prevención. Para facilitar
la comparación de los índices de lesiones entre diversas
situaciones, es útil identificar la población laboral
dentro de la cual se produce una lesión, y las horas de trabajo
de ese grupo, para calcular un índice de lesiones (p. ej., el
número de lesiones por hora trabajada o el número de horas
trabajadas entre lesiones sucesivas).
Los trabajadores y supervisores reciben formación e instrucción
en materia de seguridad. Esta instrucción consiste en la
enseñanza de los principios generales de seguridad y salud, está
integrada en la formación ocupacional, es específica para
cada obra e incluye los procedimientos a seguir en casos de accidente
o lesiones. La educación y formación de trabajadores y
supervisores es parte esencial de cualquier intento de evitar lesiones
y enfermedades. En muchos países, la formación relativa
a procedimientos y prácticas de trabajo seguras es impartida
por algunas empresas y organizaciones sindicales. Estos procedimientos
incluyen el corte y desconexión de las fuentes de suministro
eléctrico durante los trabajos de mantenimiento, el uso de cuerdas
de amarre cuando se trabaja en altura, la entibación de zanjas,
el establecimiento de superficies de paso seguras, etc. Es asimismo
importante impartir formación específica para cada obra,
que cubra aspectos particulares de la misma, tales como medios
de acceso y salida. Deberá también incluirse la formación
y la instrucción acerca de sustancias peligrosas. Para inspirar
un comportamiento seguro siempre resulta mucho más eficaz
la formación práctica, demostrando que se conocen las
prácticas de seguridad, que las enseñanzas en clase y
los exámenes escritos.
En Estados Unidos, una ley federal exige la formación en torno
a ciertas sustancias nocivas. En Alemania, esta misma preocupación
condujo al desarrollo del programa Gefahostoff, informationssystem der
Berufsgenossenschaften der Bauwirtschaft o GISBAU, que coopera con los
fabricantes para determinar el contenido de todas las sustancias utilizadas
en las obras
de construcción. Asimismo, el programa facilita la información
acomodándola a las diferentes necesidades del personal sanitario,
directivos y trabajadores. La información puede obtenerse
a través de cursos de formación, en publicaciones impresas
y en los terminales de ordenador a pie de obra. GISBAU aconseja sobre
la manera de sustituir ciertas sustancias nocivas e indica el
modo de manejar otras con seguridad. (Véase el Capítulo
Empleo, almacenaje y transporte de sustancias químicas.)
La información sobre riesgos químicos, físicos
y de otras clases está disponible en la obra en los idiomas
propios de los trabajadores. Si se espera que los trabajadores se comporten
inteligentemente en la obra, será preciso que tengan la información
necesaria para tomar decisiones en situaciones específicas.
Y finalmente, los contratos entre contratistas y subcontratistas deben
incluir cláusulas de seguridad. Entre ellas se podría
incluir el establecimiento de una organización de seguridad unificada
en obras en las que trabajen varias empresas, la especificación
de requisitos
a cumplir, primas y penalizaciones.
Riesgos
para la salud en obras subterráneas
Bohuslav Málek
Riesgos
Las obras subterráneas incluyen la construcción de túneles
para carreteras, autopistas, vías férreas y el tendido
de tuberías de alcantarillado, agua caliente, vapor, conducciones
eléctricas,
cables telefónicos. Entre los riesgos de este trabajo se incluyen
el duro trabajo físico, el polvo de sílice cristalino,
el polvo de cemento, el ruido, las vibraciones, los escapes de los motores
de gasóleo, las emanaciones químicas radón y la
falta de oxígeno. A veces, estos trabajos deben realizarse en
ambientes presurizados. Los trabajadores de estas obras corren el riesgo
de sufrir
lesiones graves y, a menudo, fatales. Algunos riesgos son los mismos
que los de la construcción en superficie, pero agravados por
la condición de trabajar en un espacio encerrado. Otros
riesgos son específicos del trabajo subterráneo. Entre
éstos se incluyen: golpes de maquinaria especial, electrocución,
sepultamiento por desprendimientos de techo o paredes, asfixia o
lesiones por fuegos y explosiones. En los trabajos en túneles
se pueden encontrar bolsas de agua no previstas que pueden producir
inundaciones y anegamientos.
La construcción de túneles requiere un esfuerzo físico
considerable. El consumo de energía durante el trabajo manual
suele ser de 200 a 350 W, con una gran parte de carga estática
muscular. El ritmo cardíaco durante los trabajos con barrenos
de aire comprimido y martillos neumáticos alcanza 150160 pulsaciones
por minuto. El trabajo se suele realizar en condiciones
microclimáticas desfavorables de frío y humedad,y a veces
en posturas de trabajo fatigosas. Todo ello suele ir acompañado
de otros factores de riesgo que dependerán de las condiciones
geológicas locales y del tipo de tecnología que se utilice.
Esta pesada carga de trabajo puede contribuir notablemente a la fatiga
por calor.
La mecanización puede reducir la dureza del trabajo manual. Pero
la mecanización conlleva sus propios riesgos. El trabajo de máquinas
móviles grandes y potentes en un lugar cerrado introduce riesgos
de lesiones graves al personal que trabaja en su proximidad, que puede
ser golpeado o aplastado por ellas. La maquinaria para estos trabajos
también puede originar polvo,
ruido, vibraciones y gases de los tubos de escape de los motores diesel.
Por otro lado, la mecanización necesita menos mano de obra, lo
que reduce el número de personas expuestas, pero a cambio de
un mayor desempleo y todos los problemas que ello lleva consigo.
La sílice cristalina (llamada también sílice libre
y cuarzo) aparece de manera natural en muchos tipos de roca. La piedra
arenisca es prácticamente sílice pura; el granito puede
contener
un 75 %, los esquistos un 30 %, y la pizarra un 10 %. La piedra caliza,
el mármol y la sal, a efectos prácticos, no contienen
sílice alguna. Teniendo en cuenta que la sílice está
omnipresente en la corteza terrestre, es preciso tomar muestras de polvo,
al menos al comienzo de un trabajo subterráneo y siempre que
el tipo de roca cambie a medida que el trabajo avanza.
Siempre que se procede al machacado, perforación, molienda o
cualquier otro tipo de pulverización de una roca que contenga
sílice, se originará polvo de sílice inhalable.
Los principales causantes de la incorporación de polvo de sílice
en el aire son las perforadoras de aire comprimido y los martillos neumáticos.
El trabajo con estas herramientas se ejecuta más frecuentemente
en el frente de avance del túnel y, por tanto, los trabajadores
en estas zonas son los que sufren una mayor exposición. En tales
casos, es de obligada aplicación la tecnología de eliminación del polvo.
Las voladuras no
sólo generan escombros que vuelan, sino también polvo
y óxidos nitrosos. Para evitar una excesiva exposición,
el procedimiento usual consiste en impedir el reingreso en
la zona afectada hasta que el polvo y los gases se hayan disipado. Una
práctica corriente consiste en hacer las voladuras al final del
último turno de trabajo del día y limpiar los escombros
durante el turno siguiente.
Al mezclar el cemento se origina polvo de cemento. En altas concentraciones,
este polvo irrita la membrana mucosa y respiratoria, pero no se han
observado efectos crónicos. Sin embargo,
si se deposita sobre la piel y se mezcla con el sudor, el polvo de cemento
puede causar dermatosis. Cuando el hormigón húmedo se
pulveriza in situ, también puede causar dermatosis.
El ruido producido en los trabajos subterráneos puede ser considerable.
Entre las fuentes de ruido principales se incluyen los martillos y perforadoras
neumáticos, los motores de gasóleo y
los ventiladores. Dado que el trabajo se realiza en un recinto cerrado,
existe también un ruido importante a causa de la reverberación.
Los niveles de ruido punta pueden sobrepasar los
115 dBA, siendo la exposición media ponderada de 105 dBA. Existe
una tecnología, que debe ser aplicada, para la reducción
del ruido de la mayoría de las máquinas.
Los trabajadores en obras subterráneas también pueden
encontrarse expuestos a vibraciones en todo el cuerpo producidas por
la maquinaria móvil y a vibraciones en brazos y manos a causa
del manejo de perforadoras y martillos neumáticos. Los niveles
de aceleración transmitidos a las manos por las herramientas
neumáticas pueden alcanzar los 150 dB (equivalentes a 10 m/s
2 ). Los efectos perniciosos de las vibraciones de brazos y manos pueden
verse agravados por un ambiente de trabajo frío y húmedo.
Si el terreno tiene una alta saturación de agua o si el trabajo
se realiza por debajo del agua, la zona de trabajo puede tener que ser
presurizada para mantenerla libre de agua. Para el trabajo por debajo
del nivel del agua se utilizan cajones de aire comprimido. Cuando los
trabajadores en este ambiente hiperbárico efectúan una
rápida transición a la presión atmosférica
normal, corren el peligro del mal de descompresión y los trastornos
asociados al mismo. Dado que la absorción de la mayoría
de gases y vapores tóxicos depende de su presión parcial,
a mayor presión, mayor será la absorción. Por ejemplo,
10 ppm de monóxido de carbono (CO)a 2 atmósferas de presión
producirán el mismo efecto que 20 ppm CO a 1 atmósfera.
Las sustancias químicas se utilizan en los trabajos subterráneos
de diversas formas. Por ejemplo, capas poco coherentes de roca se pueden
estabilizar con una inyección de resina de
formaldehído de urea, con espuma de poliuretano o con mezclas
de cristales de agua sódica con formamida o con acetato de etilo
y de butilo. A consecuencia de ello, durante su aplicación se
pueden producir en la atmósfera del túnel vapores de formaldehído,
amoníaco, alcohol etílico o butílico o diisocianatos.
Con posterioridad a su aplicación, estas sustancias contaminantes
pueden extenderse por el túnel desde las paredes circundantes,
y, por tanto, pueden dificultar el control pleno de su concentración,
incluso empleando una ventilación mecánica intensiva.
El radón aparece de forma natural en algunas rocas y puede filtrarse
en la atmósfera de trabajo, donde se degradará, convirtiéndose
en otros isótopos radiactivos. Algunos de ellos emiten
radiaciones alfa y pueden inhalarse, aumentando el riesgo de cáncer
de pulmón.
Los túneles que se construyen en zonas habitadas también
pueden ser contaminados por sustancias procedentes de las tuberías
circundantes. El agua, el gas doméstico y de calefacción, el
gasóleo, la gasolina, etc. se pueden filtrar en un túnel, o si algunas
de las tuberías portadoras sufren una rotura durante la excavación,
pueden penetrar en el lugar en que se está trabajando.
La construcción
de pozos verticales empleando tecnología minera plantea problemas
de salud similares a los de los trabajos en un túnel. En aquellos
en que se encuentran presentes sustancias
orgánicas, es de temer la aparición de restos de descomposición
microbiana.
Los trabajos de mantenimiento en túneles para el tráfico
se diferencian de otros trabajos similares en superficie, principalmente
por la dificultad de instalar el equipo de control y seguridad;
por ejemplo, ventilación para la soldadura eléctrica;
ello puede influir en la calidad de las medidas de seguridad. El trabajo
en los túneles en los que discurren tuberías de agua caliente
o vapor, acarrea una intensa carga térmica, que exigirá
un régimen especial de trabajo y períodos de descanso.
La falta de oxígeno se puede dar en los túneles tanto
porque el oxígeno sea desplazado por otros gases, como porque
sea consumido por microbios o por oxidación de las piritas. Los
microbios
también pueden desprender metano o etano que no sólo desplazan
al oxígeno sino que, en una concentración suficiente,
pueden crear el riesgo de explosiones. El dióxido de carbono
(comúnmente denominado en Europa anhídrido carbónico)
también es generado por la contaminación microbiana. Las
atmósferas de espacios que han permanecido cerrados largo
tiempo pueden estar compuestas en su casi totalidad de nitrógeno,
del 5 al 15 % de dióxido de carbono y carecer prácticamente
de oxígeno.
El anhídrido carbónico se introduce en el pozo desde el
terreno circundante debido a los cambios de presión atmosférica.
La composición del aire en el interior del pozo puede cambiar
muy rápidamente: durante la mañana puede ser normal y
por la tarde ser deficiente en oxígeno.
Prevención
La prevención de la exposición al polvo debe realizarse,
en primer lugar, mediante la adopción de medidas técnicas,
tales como perforación húmeda (y/o perforación
con SEL), regando el
material antes de su retirada y carga, SEL en las máquinas del
túnel y ventilación mecánica de los túneles.
En algunas operaciones, las medidas técnicas de control pueden
resultar insuficientes
para rebajar la concentración del polvo respirable a un nivel
aceptable (p. ej., durante el barrenado y, a veces, en el caso de barrenado
con humedad), y, por tanto, puede ser necesario
complementar la protección de los trabajadores que realizan tales
operaciones con el empleo de máscaras respiratorias. La eficacia
de las medidas técnicas de control debe comprobarse mediante
el control de la concentración de polvo en el aire. En el caso
de polvo fibrógeno, será necesario adaptar el programa
de control de modo que permita el registro de la exposición de
los trabajadores individualmente. Los datos de exposición individual,
junto con los datos de salud de cada trabajador, son necesarios para
la valoración del riesgo de neumoconiosis en unas condiciones
de trabajo determinadas, así como para la evaluación de
la eficacia de las medidas de control a largo plazo. En último
lugar, en particular, el registro individual de las exposiciones es
necesario para evaluar la aptitud de los trabajadores individuales para
continuar en sus puestos de trabajo.
Dada la naturaleza de los trabajos subterráneos, la protección
contra el ruido depende mayormente de las protecciones auditivas personales.
Una protección eficaz contra las vibraciones, por otra parte,
se puede conseguir solamente eliminando o reduciendo
las vibraciones mediante la mecanización de las operaciones que
entrañan tal riesgo. El EPI no resulta eficaz. Análogamente,
el riesgo de dolencias debidas a una sobrecarga física de las extremidades
superiores sólo puede aminorarse con la mecanización.
Es posible influir
en la exposición a sustancias químicas mediante la elección
de una tecnología apropiada (eliminando la utilización
de resinas de formaldehídos y de la formamida) por
medio de un buen mantenimiento (p. ej., de los motores de gasóleo)
y con una ventilación adecuada. A veces resultan muy eficaz la
organización y la adopción precauciones en el régimen
de trabajo, especialmente para la prevención de dermatosis.
El trabajo en lugares subterráneos cuya composición del
aire se desconoce exige una estricta observancia de las normas de seguridad.
No se permitirá la entrada en tales recintos sin portar
equipos respiratorios autónomos. El trabajo debe ejecutarse por
grupos de al menos tres personas —un trabajador se introducirá
en el espacio subterráneo, con aparato de respiración
y cinturón de seguridad, y los otros permanecerán en el
exterior sujetando una cuerda amarrada al trabajador que está
en el interior—. En caso de accidente es necesario actuar con rapidez.
Se han perdido muchas vidas tratando de salvar a la víctima de
un accidente, cuando no se tuvo en cuenta la seguridad del que acudía
al rescate.
Los reconocimientos médicos periódicos antes y después
de la contratación son una parte necesaria de las precauciones
de salud y seguridad de los trabajadores en los túneles. La frecuencia
de los reconocimientos periódicos y el tipo y rango de los reconocimientos
especiales (rayos X, funciones pulmonares, audiometría, etc.)
deben fijarse individualmente para cada obra
y para cada tarea de acuerdo con las condiciones de trabajo.
Antes de iniciar los trabajos subterráneos es preciso efectuar
una inspección del emplazamiento y tomar muestras para planificar
los trabajos de excavación. Una vez que el trabajo está
en
marcha, hay que inspeccionar el tajo diariamente para evitar la caída
del techo o la formación de cuevas. El lugar de trabajo de los
trabajadores solitarios debe inspeccionarse al menos dos
veces en cada turno. Se instalarán equipos contra incendios,
estratégicamente situados a todo lo largo del tramo subterráneo.
Servicios
preventivos sanitarios en la construcción
Pekka Roto
El sector de la construcción constituye del 5 al 15 % de la economía
nacional de la mayoría de los países y generalmente es
una de las tres industrias que arroja el mayor índice de riesgos
de
lesiones laborales. Predominan los riesgos crónicos de salud
laboral que se relacionan a continuación (Comisión de
las Comunidades Europeas 1993):
- Trastornos musculosqueléticos,
sordera laboral, dermatitis y trastornos pulmonares son las dolencias
más comunes producidas por el trabajo.
- Un riesgo acrecentado
de carcinomas del tracto respiratorio y mesoteliomas causados por
exposición al amianto detectados en todos los países
en que existen estadísticas de morbilidad y mortalidad laborales.
- Trastornos causados por una nutrición inadecuada, por el tabaco o por el consumo de alcohol y drogas, que se asocian especialmente con los trabajadores inmigrantes, que representan una proporción considerable de los trabajadores de la construcción en muchos países.
Los servicios de salud preventivos para los trabajadores de la construcción deben planificarse dando prioridad a estos riesgos.
Tipos de servicios
de salud laboral
Los servicios de salud laboral para los operarios de la construcción
se agrupan en tres modelos principales:
- servicios especializados
para trabajadores de la construcción
- asistencia
sanitaria laboral para trabajadores de la construcción prestada
por servicios sanitarios de ámbito más amplio
- asistencia sanitaria prestada voluntariamente por la empresa.
Los servicios
especializados son los más eficaces, pero también son
los más caros en términos de costes directos. La experiencia
en Suecia indica que los índices de lesiones más bajos
en obras de construcción en todo el mundo, y un riesgo muy bajo
de enfermedades laborales entre los trabajadores de la construcción,
vienen asociados con un trabajo de prevención exhaustivo
realizado por servicios especializados. En el modelo sueco, llamado
Bygghälsan, se combinan la prevención médica y técnica.
Bygghälsan funciona por medio de centros regionales y unidades
móviles. Sin embargo, durante la severa recesión económica
de finales del decenio de 1980, Bygghälsan recortó seriamente
sus actividades sanitarias.
En los países en que existe una legislación de salud laboral,
las empresas de construcción generalmente alquilan los servicios
de salud requeridos a compañías que sirven a la industria
en
general. En estos casos, es importante la formación del personal
de salud laboral. Sin un conocimiento específico de las circunstancias
que rodean a la construcción, el personal médico no puede
proporcionar programas preventivos de salud en el trabajo que sean eficaces
para las empresas de construcción.
Algunas grandes compañías multinacionales cuentan con
programas de seguridad y salud en el trabajo bien desarrollados que
forman parte de la cultura de la empresa. Los cálculos comparados
de costebeneficio han demostrado que tales actividades resultan económicamente
beneficiosas. Actualmente, los programas de seguridad laboral son parte
integrante de la gestión de calidad de la mayoría de las
empresas internacionales.
Clínicas
móviles
Dado que las obras de construcción se encuentran a menudo alejadas
de cualquier proveedor de servicios de salud, puede ser necesario recurrir
a unidades móviles que presten estos servicios.
Prácticamente todos los países que tienen servicios de
salud laboral especializados en los trabajadores de la construcción
utilizan unidades móviles para prestar estos servicios. La mayor
ventaja de la unidad móvil es el ahorro de tiempo para acercar
los servicios a las obras. Estos centros de salud móviles están
instalados en un autobús o caravana especialmente equipados y
están adecuados de un modo especial para todo tipo de controles,
como reconocimientos médicos periódicos. Los servicios
móviles deberán tener la precaución de establecer
de antemano acuerdos de colaboración con los proveedores locales
de servicios de salud
para asegurar el seguimiento, evaluación y tratamiento de los
trabajadores, cuyos exámenes hayan dado resultados que puedan
sugerir un problema de salud.
El equipo normal de una unidad móvil incluye un laboratorio básico
con un espirómetro y un audiómetro, un cuarto para entrevistas
y un equipo de rayos X, cuando sea preciso. Es preferible diseñar
unidades modulares como espacios multiuso, de modo que puedan utilizarse
en diferentes tipos de obras. La experiencia finlandesa indica que las
unidades móviles son
también adecuadas para estudios epidemiológicos, que se
pueden incorporar a los programas de salud en el trabajo si se planifican
de antemano adecuadamente.
Contenido de los servicios preventivos de salud en el trabajo
La identificación del riesgo en las obras debe orientar la actividad
médica, aunque este aspecto sólo sea secundario con respecto
a la prevención por medio de un diseño, labor de ingeniería y organización
del trabajo adecuados. La identificación del riesgo requiere un enfoque
pluridisciplinario; ello requiere una estrecha colaboración entre el
personal especializado en salud en el trabajo y la empresa. Una opción
sería una exploración sistematizada de los riesgos en el lugar de trabajo
utilizando listas de comprobación normalizadas.
Los reconocimientos médicos previos al empleo y periódicos se realizan, usualmente, de acuerdo con los requisitos establecidos por la legislación o con las orientaciones facilitadas por las autoridades. El contenido del reconocimiento dependerá del historial de exposiciones de cada trabajador. Los contratos de plazo corto y la frecuente rotación de la mano de obra pueden dar lugar a reconocimientos médicos "frustrados" o "inadecuados", a la pérdida del seguimiento de los resultados o una duplicación injustificada de los reconocimientos médicos. Por tanto, se recomienda la práctica de reconocimientos periódicos regulares para todos los trabajadores. Un reconocimiento de salud tipo debe incluir: un historial de exposiciones, un historial de síntomas y enfermedades con especial énfasis en las dolencias musculosqueléticas y alérgicas, un reconocimiento anatómico básico y pruebas de audiometría, vista, espirometría y presión arterial. Los reconocimientos deben facilitar también consejos sanitarios e información sobre el modo de evitar los riesgos laborales comunes.
Vigilancia y prevención
de problemas clave en los trabajos de construcción
Trastornos
musculosqueléticos y su prevención
Los trastornos musculosqueléticos pueden tener múltiples
orígenes. El estilo de vida, la propensión hereditaria
y el envejecimiento, junto con esfuerzos físicos inadecuados
y lesiones de poca gravedad, son los factores de riesgo comúnmente
aceptados como causa de estos trastornos. Los tipos de problemas musculosqueléticos
se manifiestan de diferentes maneras en las diversas profesiones de
la construcción.
No existe ninguna prueba fiable para predecir el riesgo de un individuo
para contraer un trastorno de este tipo. La prevención médica
de los trastornos musculosqueléticos se basa en la orientación
sobre el estilo de vida y cuestiones ergonómicas. Los reconocimientos
previos al empleo y periódicos pueden utilizarse a este fin.
Las pruebas generales de resistencia y las radiografías rutinarias
del sistema esquelético no tienen un valor específico
para la prevención. En su lugar, la detección temprana
de síntomas y un historial detallado de los síntomas
musculosqueléticos pueden utilizarse como base para la terapia.
Un programa que realiza periódicamente sondeos de síntomas
para identificar los factores laborales que se pueden
cambiar ha demostrado su eficacia. A menudo, los trabajadores que han
estado expuestos a fuertes cargas o esfuerzo físico creen que
el trabajo les mantiene en forma. Varios estudios han
demostrado que tal presunción no es cierta. Por tanto, es importante
que en el contexto de los reconocimientos médicos, se informe
a los sujetos del examen sobre las maneras adecuadas
de mantener su aptitud física. El tabaco se ha asociado con la
degeneración del disco lumbar y las lumbalgias. Es por ello que
en los reconocimientos médicos periódicos es preciso incluir
también información y tratamientos antitabaco (Proyecto
de educación sobre la práctica de fumar y los riesgos
en el trabajo, 1993).
Pérdida de audición motivada por el ruido en el
trabajo
La prevalencia de la pérdida de audición motivada por
el ruido varía entre las profesiones de la construcción,
y depende de los niveles y duración de la exposición. En 1974, menos
del 20 % de los trabajadores suecos de la construcción de 41 años de
edad tenían una audición normal en ambos oídos. La implantación de un
programa exhaustivo de conservación del oído aumentó la proporción de
trabajadores con audición normal, dentro del mismo grupo, a casi un
40 % al final del decenio de 1970. Estadísticas efectuadas en la Columbia
Británica, Canadá, han mostrado que los trabajadores de la construcción
generalmente sufren una pérdida de oído importante después de trabajar
más de 15 años en su oficio (Schneider et al. 1995). Se cree que algunos
factores pueden aumentar la propensión a la pérdida del oído en el trabajo
(neuropatía diabética, hipercolesterolemia y exposición a ciertos disolventes
ototóxicos). Las vibraciones en todo el cuerpo y el hábito de fumar
también pueden tener un efecto aditivo.
Es aconsejable
un programa de conservación del oído a gran escala dentro
del sector de la construcción. Este tipo de programa requiere
no sólo la colaboración a nivel de obra, sino también
una legislación que lo apoye. Los programas de conservación
del oído deben estar especificados en los contratos de trabajo.
La pérdida de audición en el trabajo es reversible en
los primeros 3 ó 4 años siguientes a la exposición
inicial. Una detección temprana de la pérdida de audición
facilita las posibilidades
de prevención. Se recomiendan pruebas regulares para detectar
los cambios lo antes posible y para motivar a los trabajadores en su
autoprotección. En el transcurso de las pruebas, a los trabajadores
expuestos se les debe instruir en los principios de protección
individual, así como en el mantenimiento y el empleo adecuado
de los medios de protección.
Dermatitis
profesional
La dermatitis profesional se puede evitar principalmente con medidas
higiénicas. El manejo adecuado del cemento húmedo y la
protección de la piel son medidas de higiene eficaces. Durante
los reconocimientos médicos es importante recalcar la importancia
de evitar el contacto de la piel con el cemento húmedo.
Enfermedades pulmonares profesionales
La asbestosis, la silicosis, el asma y la bronquitis profesionales pueden
encontrarse entre los trabajadores de la construcción, dependiendo
de sus anteriores exposiciones en el trabajo (Instituto finlandés
de salud en el trabajo 1987).
No existe ningún método médico para evitar el desarrollo
de carcinomas después de la exposición suficiente de una
persona al amianto. Las radiografías de pecho regulares, cada
tres años, son la recomendación de vigilancia médica
más común; hay pruebas de que el reconocimiento por rayos
X mejora las perspectivas en el cáncer de pulmón (Strauss,
Gleanson y Sugarbaker 1995). La espirometría y la información
antitabaco se incluyen normalmente
en los reconocimientos médicos periódicos. No existen
ensayos para hacer un diagnóstico precoz de tumores malignos
relacionados con el amianto.
Los tumores malignos y otras enfermedades pulmonares relacionadas con
la exposición al amianto son ampliamente infradiagnosticados.
Por tanto, muchos trabajadores de la construcción que tendrían
derecho a indemnización se quedan sin ellos. Al final del decenio
de 1980 y a principios del decenio de 1990, en Finlandia se realizó
un chequeo a escala nacional
de los trabajadores expuestos al amianto. El chequeo reveló que
tan sólo a un tercio de los trabajadores que padecían
enfermedades relacionadas con el amianto y con acceso a los servicios
de salud en el trabajo se les habían diagnosticado con anterioridad
(Instituto finlandés de salud en el trabajo 1994).
Necesidades
especiales de los trabajadores inmigrantes
En función del emplazamiento de la obra, el contexto social,
las condiciones sanitarias y el clima pueden representar riesgos importantes
para los trabajadores de la construcción. Los trabajadores inmigrantes
a menudo sufren problemas psicosociales. Entre ellos se da un mayor
riesgo de lesiones en el trabajo que entre los trabajadores nativos.
Hay que tener en cuenta su riesgo de ser portadores de enfermedades
infecciosas, como el sida, la tuberculosis y otras enfermedades parasitarias.
La malaria y otras enfermedades tropicales pueden crear un problema
a los trabajadores en aquellos lugares en que son endémicas.
En muchos proyectos
de construcción de envergadura se emplea mano de obra extranjera.
Es preciso realizar un reconocimiento médico previo en el país
de origen. Además, debe
evitarse la propagación de enfermedades contagiosas mediante
programas de vacunación adecuados. En los países de recepción
es necesario impartir formación profesional, educación
en
materia de seguridad y salud y proporcionar alojamiento. Los trabajadores
inmigrantes deben tener el mismo acceso a la asistencia sanitaria y
a laseguridad social que los trabajadores
nativos (El Batawi 1992).
Además de evitar las dolencias relacionadas con la construcción,
el profesional sanitario debe trabajar para promover cambios positivos
en el estilo de vida, que puedan contribuir a mejorar la salud general
de un trabajador. Los temas más importantes y fructíferos
para la promoción de la salud entre los trabajadores de la construcción
son la abstención del alcohol y el tabaco. Se ha estimado que
un trabajador que fuma le cuesta a su empresa del 20 al 30 % más
que uno que no fuma. Las inversiones en campañas antitabaco no
sólo son rentables a corto plazo, con menores riesgos de accidentes
y ausencias por enfermedad más cortas, sino también a
largo plazo, con menores riesgos de contraer enfermedades pulmonares
cardiovasculares y cáncer. Adicionalmente, el humo del tabaco
tiene efectos nocivos multiplicadores en presencia de la mayoría
de polvos, en especial el de amianto.
Beneficios económicos
Resulta difícil demostrar algún beneficio económico
directo de los servicios de salud laboral para una empresa de construcción
individual, especialmente si se trata de una pequeña. Sin embargo,
los cálculos indirectos de rentabilidad demuestran que la prevención
de accidentes y la promoción de la salud son económicamente
beneficiosas. Existen cálculos comparativos de
costebeneficio de las inversiones en programas preventivos disponibles
para uso interno de las empresas. (Véase Oxenburg 1991, que describe
un modelo aplicado ampliamente en Escandinavia).
Normas
de seguridad y salud: la experiencia de los Países Bajos
Leen Akkers
La puesta en práctica
de la Directiva CE de Normas Mínimas de Salud y Seguridad en
las Obras de Construcción Móviles y Provisionales tipifica
las normas legales promulgadas por los Países
Bajos y la Comunidad Europea. Su objetivo es mejorar las condiciones
de trabajo, combatir las incapacidades y reducir el absentismo por enfermedad.
En los Países Bajos estas normas para el sector de la construcción
están expresadas en la Arbouw Resolution, Capítulo 2,
Sección 5.
Como sucede a menudo, la legislación parece ir por detrás
de los cambios sociales que se iniciaron en 1986, año en que
las organizaciones patronales y sindicales se reunieron para establecer
la Fundación Arbouw con miras a prestar servicios a las empresas
de construcción de obras civiles y construcción de infraestructuras,
movimiento de tierras, construcción de carreteras y construcciones hidráulicas
y los ramos complementarios del sector. De este modo, las nuevas normas
apenas constituyen un problema para las empresas responsables que ya
se han comprometido a poner en práctica las consideraciones de salud
y seguridad. Sin embargo, el hecho de que resulta muy difícil, a menudo,
poner en práctica estos principios, ha conducido a su no observancia
y a una competencia desleal y, en consecuencia, a la necesidad de una
normativa legal.
Normativa legal
La normativa legal se centra en las medidas preventivas previas al comienzo
del proyecto de construcción y durante la ejecución del
mismo. A largo plazo, este enfoque proporcionará resultados óptimos.
La Ley de Salud y Seguridad estipula que las evaluaciones de los riesgos
deben abarcar no sólo las que se originan a causa de los materiales,
preparaciones, herramientas, equipo, etc., sino
también las que implican a grupos especiales de trabajadores
(p. ej., mujeres embarazadas, trabajadores jóvenes y de edad
avanzada, y los que sufren discapacidades).
Las empresas están obligadas a tener por escrito evaluaciones
e inventarios de riesgos preparados por expertos habilitados, que pueden
ser empleados suyos o contratistas externos. Esta documentación
debe incluir recomendaciones para eliminar o limitar los riesgos y debe
estipular también las fases del trabajo en que se requerirán
especialistas cualificados. Algunas empresas de construcción
han desarrollado su propio enfoque de la evaluación, con el nombre
de Investigación General Empresarial e Inventario y Evaluación
de Riesgos (ABRIE), que ha pasado a ser el prototipo para el sector.
La Ley de Salud y Seguridad obliga a las empresas a ofrecer un reconocimiento
de salud periódico a sus empleados. El objeto es identificar
los problemas de salud que puedan crear ciertos trabajos especialmente
peligrosos para algunos trabajadores a menos que se tomen ciertas precauciones.
Este requisito se hace eco de diversos convenios colectivos dentro del
sector de la construcción, que durante años vienen exigiendo
a las empresas que proporcionen a sus empleados atención médica
laboral completa, inclusive reconocimientos médicos periódicos.
La Fundación Arbouw ha establecido un contrato con la Federación
de centros de atención de seguridad y salud en el trabajo para
la prestación de tales servicios. A lo largo de los años
se ha
acumulado un acervo de valiosas informaciones que ha contribuido a la
mejora de las evaluaciones e inventarios de riesgos.
Política
en materia de absentismo
La Ley de Salud y Seguridad también exige a los patronos que
tengan una política en materia de absentismo que incluya la estipulación
de que cuenten con expertos en este campo para el
seguimiento y asesoramiento a los empleados discapacitados.
Responsabilidad
conjunta
Muchos riesgos de salud y seguridad pueden tener su origen en deficiencias
del edificio o decisiones inadecuadas de la organización o en
una mala organización del trabajo al iniciarse el
proyecto. Para soslayar esto, las empresas, los trabajadores y el gobierno
llegaron en 1989 a un pacto de condiciones de trabajo. Entre otros aspectos,
especificaba la colaboración entre clientes y contratistas y
entre estos y los subcontratistas. Esto ha dado lugar a un código
de conducta que sirve de modelo para la puesta en práctica de
la Directiva Europea sobre obras de construcción móviles
y provisionales.
Como parte del pacto, Arbouw ha formulado límites de exposición
a materias y sustancias peligrosas, junto con orientaciones para su
aplicación en diversas operaciones constructivas. Bajo la dirección
de Arbouw, el Sindicato de trabajadores de la construcción y de la madera,
el Sindicato de la industria FNV y la Asociación de lanas minerales,
del Benelux, acordaron un contrato que exigía el desarrollo de productos
de lana mineral y lana de vidrio con menor emisión de partículas de
polvo, el desarrollo de los métodos de producción con la mayor seguridad
posible de estos productos; la formulación y promoción de métodos de
trabajo para el uso de los anteriores productos dentro de la mayor seguridad
y la ejecución de la investigación necesaria para establecer los límites
de seguridad de exposición a los mismos.
Se fijó
un límite de exposición a las fibras inspirables de 2/cm
3 , aunque se consideró que un límite de 1/cm 3 era posible.
También se acordó la eliminación del uso de materias
primas y
secundarias que pudieran representar riesgos para la salud, usando como
criterio los límites de exposición formulados por Arbouw.
Se hará un seguimiento de los resultados siguiendo este
acuerdo hasta su fecha de expiración el 1 de enero de 1999.
Calidad del proceso de construcción
La puesta en práctica de la directiva CE no es una actuación
aislada, sino que es parte integral de las políticas de salud
y seguridad de las empresas, junto con la política de calidad
y medio ambiente. La política de salud y seguridad es un componente
crítico de la política de calidad de las empresas. Las
leyes y normas sólo se cumplirán si las empresas y los
trabajadores de la
construcción han tomado parte en su desarrollo. El gobierno ha
decidido desarrollar un plan modelo de salud y seguridad que es factible
y que se puede hacer cumplir para evitar la competencia desleal de las
empresas que pretendan ignorarlo o subvertirlo.
Factores
de organización que afectan a la salud y la seguridad
Doug J. McVittie
Diversidad de
proyectos y actividades laborales
Muchas personas ajenas al sector de la construcción ignoran la
diversidad y grado de especialización de los trabajos acometidos
por esta industria, aunque a diario contemplan parte de los mismos.
Además de las demoras de tráfico causadas por la invasión
de las calzadas y las excavaciones en calles, el público puede
observar a menudo la construcción de edificios, de parcelaciones
y, a veces, el derribo de estructuras. Lo que se esconde a la vista,
en la mayoría de los casos, es el ingente volumen de trabajo
especializado que se realiza, bien como parte de un proyecto de nueva
planta, bien como parte de los trabajos de mantenimiento que se llevan
a cabo y que están asociados con casi todas las construcciones
del pasado.
La lista de actividades es muy variada, abarcando desde trabajos de
electricidad, fontanería, calefacción y ventilación,
pintura, trabajos de techado y pavimentación hasta trabajos muy
especializados como instalación o reparación de grúas
de pórtico, colocación de maquinaria pesada, ignifugación,
trabajos de refrigeración e instalación y pruebas de sistemas
de comunicaciones.
El valor de la construcción puede medirse en parte según
el importe de las licencias de construcción. La Tabla 93.4 muestra
el valor de la construcción en Canadá en 1993.
Los aspectos de seguridad y salud en el trabajo dependen en gran medida
de la naturaleza del proyecto. Cada tipo de proyecto y cada actividad
laboral presentan diferentes riesgos y soluciones. A menudo, la gravedad,
alcance o tamaño del problema están relacionados a su vez con la dimensión
del proyecto.
Relaciones clientecontratista
Los clientes son aquellos individuos, asociaciones, corporaciones o
autoridades públicas por encargo de los cuales se ejecuta una
construcción. La gran mayoría de las obras se realizan
con
arreglo a contratos entre clientes y contratistas. Un cliente puede
elegir a un contratista en base a una prestación anterior, o
a través de un agente que puede ser un arquitecto o un ingeniero.
En otros casos, puede optar por pedir ofertas mediante anuncios y licitaciones.
El método que se use y la propia actitud del cliente en relación
con la salud y la seguridad pueden ejercer un profundo efecto en la
práctica de salud y seguridad del proyecto.
Por ejemplo, si un cliente opta por precalificar a los contratistas
para asegurarse de que cumplirán ciertos criterios, el proceso
elimina a los contratistas sin experiencia, a los que no
han acreditado una ejecutoria satisfactoria y a aquellos que no cuentan
con el personal cualificado requerido por el proyecto. Si bien, con
anterioridad, la ejecutoria en materia de salud y seguridad no había
sido una de las cualificaciones comúnmente solicitadas o tenidas
en cuenta por los clientes, en la actualidad está ganando adeptos,
primordialmente entre los clientes industriales importantes y entre
los organismos públicos que encargan servicios de construcción.
Algunos clientes potencian la seguridad mucho más que otros.
En algunos casos, ello es debido al riesgo de daños a sus instalaciones
existentes cuando los contratistas tienen que entrar en ellas para realizar
trabajos de mantenimiento o para la ampliación de las mismas. Las compañías
petroquímicas, en particular, dejan bien claro que la ejecutoria de
seguridad del contratista es una condición clave del contrato.
A la inversa, aquellas
firmas que optan por adjudicar el proyecto por medio de una licitación
abierta, sin calificación previa, para lograr el precio más
bajo, a menudo se topan con contratistas posiblemente no cualificados
para ejecutar la obra o que toman atajos para ahorrar tiempo y materiales.
Este procedimiento puede tener un efecto adverso en el desarrollo de
la
salud y la seguridad.
Tabla 93.4 • Importe de los proyectos de construcción en Canadá, en 1993 (basado en el importe de las licencias de construcción expedidas en el mismo año).
Tipo de proyecto, | Importe ($ Can) | % del total |
Edificios residenciales (casas, apartamentos) | 38.432.467.000
|
40,7 |
Edificios industriales (fábricas, instalaciones mineras) | 2.594.152.000 | 2,8 |
Edificios comerciales (oficinas, almacenes, tiendas, etc). | 11.146.469.000 | 11,8 |
Edificios institucionales (escuelas, hospitales) | 6.205.352.000 | 6.6 |
Otros edificios (terminales de aeropuertos, estaciones de autobuses, granjas, etc.) | 2.936.757.000 | 3.1 |
Instalaciones marítimas (muelles, dragados) | 575.865.000 | 0.6 |
Carreteras y autopistas | 6.799.688.000
|
7,2 |
Redes de agua y alcantarillado | 3.025.810.000 | 3,2 |
Presas y regadíos | 333.736.000 | 0,3 |
Energía eléctrica (térmica/nuclear/hidráulica) | 7.644.985.000 | 8,1 |
Ferrocarriles, teléfonos y telégrafos | 3.069.782.000 | 3,2 |
Gas y petróleo (refinerías, oleoductos, gasoductos) | 8.080.664.000 | 8,6 |
Otras obras civiles (puentes, túneles, etc.) | 3.565.534.000 | 3. 8 |
Total |
94.411.261.000 |
100
|
Fuente : Statistics Canada 1993 |
Relaciones contratistacontratista
Mucha gente que no está familiarizada con la naturaleza de los
acuerdos contractuales corrientes en la construcción supone que
un contratista ejecuta la totalidad o, al menos, la mayor parte de la
construcción de la mayoría de edificios. Por ejemplo,
si se trata de la construcción de un nuevo edificio de oficinas,
un complejo polideportivo u otro proyecto de gran impacto, el contratista
general suele poner carteles y, a menudo, emblemas de la compañía,
para indicar su presencia y crear la impresión de que es “su”
proyecto. Años atrás, esta impresión podía
haber sido
exacta hasta cierto punto, ya que algunos contratistas generales realmente
realizaban partes sustanciales del proyecto con personal propio. Sin
embargo, desde mediados del decenio de 1970, muchos contratistas generales,
por no decir la mayoría, han asumido más el papel de dirección
del proyecto en los grandes proyectos y han contratado la casi totalidad
del trabajo a
una red de subcontratistas, cada uno de los cuales es especialista en
una faceta particular del proyecto. (Véase la Tabla 93.5.)
De resultas de ello, el contratista general puede tener realmente en
la obra menos personal que algunos de los subcontratistas. Incluso se
da el caso de que el contratista principal no tenga ningún personal
implicado directamente en las actividades constructivas, sino que se
limita a dirigir el trabajo de los subcontratistas. En la mayor parte
de los proyectos importantes del sector industrial, comercial e institucional
(ICI), existen diferentes niveles de subcontratistas. Típicamente,
los subcontratistas del nivel primario tienen contratos con el contratista
general. Sin embargo, estos subcontratistas, a su vez, subcontratan
parte de sus trabajos a otros subcontratistas de menor dimensión
o mayor especialización.
La influencia que este tejido de contratistas puede ejercer en la salud
y la seguridad es obvia si se compara con un lugar concreto como una
fábrica. En un centro de trabajo típico de
una industria concentrada, sólo hay una entidad dirigente, la
empresa. Esta tiene la responsabilidad única sobre el centro,
las líneas de mando y comunicación son sencillas y directas, y se aplica
una misma filosofía corporativa. En un proyecto de construcción puede
haber diez o más entidades empresariales (el contratista general y los
subcontratistas habituales), y las comunicaciones y la autoridad se
transmiten por cauces más complejos, indirectos y a menudo confusos.
Tabla 93.5 • Contratistas/subcontratistas en proyectos industriales/comerciales/institucionales típicos.
Director del proyecto/contratista general | Contratista de pintura |
Contratista
de movimiento de tierras
|
Contratista
de vidriería
|
Contratista de encofrados | Contratista de albañilería |
Contratista de ferralla | Contratista de ebanistería y armarios |
Contratista de estructuras metálicas | Contratista de pavimentos |
Contratista de instalaciones eléctricas | Contratista de calefacción/ ventilación y aire acondicionado |
Contratista de fontanería | Contratista de cubiertas |
Contratista de tabiquería en seco | Contratista de paisajismo |
La atención
prestada a la salud y seguridad por la persona o empresa a cargo del
proyecto, puede influir en el comportamiento de los demás respecto
a estos temas. Lo contrario también es cierto.
Además, la salud y seguridad de la obra en su conjunto, puede
resultar afectada adversamente por la actuación de un subcontratista
(p. ej., si un/a subcontratista es descuidado/a, y deja
todo en desorden tras de sí al paso de su personal por la obra,
su actuación causará problemas al resto de subcontratistas
en la misma).
Generalmente, en estos centros de trabajo con multitud de empresas,
es más difícil la introducción y gestión
de esfuerzos normativos referentes a salud y seguridad. Puede resultar
difícil determinar la empresa responsable de ciertos riesgos
o de tomar ciertas soluciones, y cualquier control administrativo que
puede parecer eminentemente factible en un centro de trabajo con un
sólo patrono, necesitará una modificación considerable
para funcionar bien en este tipo de proyectos. Por ejemplo, la información
relativa a materiales peligrosos utilizados en un proyecto debe impartirse
a los que trabajan con ellos o en su proximidad, los trabajadores deben
recibir la instrucción adecuada. En un centro de trabajo fijo,
con un sólo patrón, todo el material y la información
que le acompaña se obtiene, controla y comunica mucho más
fácilmente, mientras que en un proyecto de construcción,
cualquiera de los subcontratistas puede introducir materiales peligrosos
sin que el contratista general tenga la menor noticia. Adicionalmente,
los trabajadores empleados por un subcontratista y que utilizan cierto
material pueden haber sido instruidos al respecto, mientras que los
equipos que trabajan para otro subcontratista en la misma zona pero
haciendo un trabajo totalmente diferente pueden tener una
ignorancia total del material y, sin embargo, estar expuestos al mismo
riesgo que los que lo emplean directamente.
Otro factor que surge en lo que concierne a las relaciones contratistacontratista
atañe al proceso de licitación. Un subcontratista que
presenta una oferta demasiado baja puede ejercer
recortes que afectarán a la salud y seguridad. En estos casos,
el contratista general debe asegurarse de que los subcontratistas prestan
su conformidad a las normas, especificaciones y leyes en lo tocante
a salud y seguridad. No es raro, en proyectos en los que todos los implicados
han presentado ofertas muy bajas, observar la aparición de continuos
problemas de salud y seguridad aparejados con un traspaso excesivo de
las responsabilidades, hasta que las autoridades legales tienen que
intervenir para imponer una solución.
Un problema adicional está relacionado con la programación
de la obra y el impacto que la misma puede tener en la salud y seguridad.
Al haber varios subcontratistas en la obra a la vez, el
conflicto de intereses puede crear problemas. Cada contratista quiere
terminar su trabajo lo antes posible. Si dos o más contratistas
quieren ocupar el mismo sitio, o si uno tiene que trabajar
por encima del otro, pueden surgir problemas. Este problema es más
característico de la construcción que de una industria
fija, en la que los principales conflictos de intereses suelen darse
entre producción y mantenimiento.
Relaciones empresatrabajador
Las distintas empresas en un proyecto determinado pueden tener con sus
empleados unas relaciones algo distintas de la que es común en
los centros de trabajo industriales fijos. Por ejemplo, los trabajadores
sindicados en una fábrica tienden a pertenecer a un sólo sindicato.
Si la empresa necesita más operarios, les entrevista y contrata, los
nuevos empleados se hacen miembros de este sindicato. Si hay antiguos
trabajadores sindicados en paro, vuelven a ser readmitidos de acuerdo
con su antigüedad.
En la parte sindicada
del sector de la construcción se aplica un sistema totalmente
diferente. Las empresas constituyen asociaciones colectivas que luego
negocian convenios con los sindicatos de edificación y obras
civiles. La mayoría de los empleados no asalariados del sector
contratados directamente trabajan a través del sindicato. Si,
por ejemplo, un contratista necesita cinco carpinteros más en
un proyecto, el contratista se dirige al sindicato local de carpinteros
y solicita que cinco carpinteros se presenten a trabajar en el proyecto
en un día determinado. El sindicato notifica a los cinco miembros
que encabezan la lista de empleo, que deben presentarse a trabajar
en el proyecto con una empresa determinada. Según lo previsto
en el convenio colectivo entre la patronal y el sindicato, el contratista
puede dar los nombres de los que quiere contratar o puede seleccionar
a algunos de la lista. Si no hay miembros afiliados disponibles para
cumplimentar la solicitud, el patrono puede contratar trabajadores temporeros
que se afiliarán al sindicato, o éste puede buscar trabajadores
expertos de otros locales sindicales para poder responder a la petición.
En caso de que no haya sindicatos, las empresas utilizan distintos procedimientos
para reforzar su plantilla. Entre ellos, los más comúnmente
utilizados consisten en ofertas de empleo previas, oficinas de trabajo
locales, transmisión oral y por medio de anuncios en la prensa
local.
No es raro que los trabajadores sean contratados por varias empresas
diferentes en el curso de un año. La duración del empleo
varía con la naturaleza del proyecto y el volumen del trabajo
a desarrollar. Esto representa una carga administrativa importante para
los contratistas de la construcción, en comparación con
sus homólogos en la industria fija (conservación de archivos
para liquidaciones del impuesto de la renta, indemnizaciones laborales,
seguro de desempleo, cuotas sindicales, pensiones, permisos y otros
aspectos legales o contractuales).
Esta situación presenta unos retos singulares frente al típico
centro de trabajo de una industria fija. La formación y las cualificaciones
no sólo han de ser normalizadas, sino también transferibles
de una obra a otra, de un sector a otro. Estas importantes cuestiones
afectan a la industria de la construcción de un modo más
profundo que a las industrias fijas. Las empresas de la construcción
esperan que los trabajadores se incorporen al proyecto con ciertas capacitaciones
y habilidades. En la mayoría de los oficios, esto se logra mediante
un exhaustivo programa de aprendizaje. Si un contratista solicita cinco
carpinteros, espera que el día que los necesita se encontrará
en la obra con cinco especialistas cualificados. Si las normas de salud
y seguridad requieren una formación especial, la empresa necesita
poder acceder a una bolsa de trabajadores con esta preparación,
ya que no es fácil impartirla en el momento en que el trabajo
ha de comenzar. Un ejemplo de ello es el Programa de Trabajador Certificado
que se requiere en los mayores proyectos de construcción en Ontario,
Canadá, que implica la existencia de comités conjuntos
de salud y seguridad. Puesto que esta formación generalmente
no forma parte del programa de aprendizaje, tuvieron que desarrollarse
programas de formación alternativos para crear un fondo de trabajadores
preparados.
A medida que se dé mayor importancia a la formación especializada
o, al menos, a la confirmación del nivel de cualificación,
los programas de formación realizados conjuntamente con los sindicatos
de la construcción probablemente crecerán en alcance,
número y variedad.
Relaciones intersindicales
La estructura sindical es reflejo de las especializaciones de los contratistas
dentro del sector. En un proyecto típico de construcción,
en un momento dado, cinco o más oficios pueden coincidir
en la obra. Ello implica muchos problemas análogos a los creados
por la existencia de varios patronos. No sólo hay que atender
a intereses encontrados, sino que los canales de autoridad y comunicación
se complican y, a veces, se rarifican en comparación con un centro
de trabajo con una sola empresa y un solo sindicato. Ello influye en
muchos aspectos de la salud y la seguridad. Por ejemplo, ¿Qué
trabajador o sindicato representará a todos los trabajadores
del proyecto si la norma exige el nombramiento de un representante de
salud y seguridad? ¿Quién ha de recibir formación,
quién la impartirá y sobre qué materia?
En el caso de rehabilitación y reincorporación de los
trabajadores lesionados, las opciones son mucho más limitadas
para los trabajadores cualificados de la construcción que para
sus homólogos de las industrias fijas. Por ejemplo, un obrero
lesionado en una fábrica puede incorporarse a cualquier otro
trabajo, sin necesidad de traspasar importantes barreras jurisdiccionales
entre dos sindicatos, porque lo habitual es que en la fábrica
haya un solo sindicato. En la construcción, cada sindicato tiene
una jurisdicción claramente definida sobre el tipo de trabajo
que sus miembros pueden efectuar. Esto limita en gran manera las opciones
de los trabajadores lesionados que no están capacitados para
los cometidos que realizaban antes de sus lesiones, pero que, a pesar
de ello, podrían realizar otros trabajos en el mismo centro de
trabajo.
De vez en cuando se suscitan disputas jurisdiccionales acerca de qué
sindicato debe realizar ciertos tipos de tareas que tienen connotaciones
de salud y seguridad. Entre éstas cabe incluir el
montaje de andamios, el manejo de grúas con pluma sobre camión,
la retirada de amianto y el estibado. Es preciso que las normas en estos
sectores tengan en cuenta las incumbencias
jurisdiccionales, en especial en lo relativo a autorizaciones y formación.
Carácter
dinámico de la construcción
Los centros de trabajo de la construcción son, en muchos aspectos,
totalmente distintos de los de las industrias fijas. No sólo
son diferentes, sino que cambian constantemente. Al contrario
que una fábrica que funciona en un sitio determinado día
tras día, con la misma maquinaria, los mismos trabajadores, los
mismos procesos y, generalmente, las mismas condiciones,
los proyectos de construcción se desarrollan y cambian de un
día para otro. Se levantan paredes, llegan nuevos trabajadores
de distintos oficios, las empresas cambian cuando se terminan los
trabajos asignados, y casi todos los proyectos se ven afectados, en
algún grado, por los cambios climáticos.
Cuando se termina un proyecto, los trabajadores y las empresas se marchan
a otras obras para empezar de nuevo. Esto nos indica el carácter
dinámico del sector. Algunos patronos
trabajan en varias ciudades, provincias, regiones o incluso países
diferentes. Del mismo modo, muchos trabajadores especializados se trasladan
con el trabajo. Estos factores influyen en
muchos aspectos de la salud y seguridad, incluyendo las indemnizaciones
a los trabajadores, las normas de salud y seguridad, la cuantificación
del rendimiento y la formación.
Resumen
El sector de la construcción se enfrenta a unas condiciones muy
distintas de las de una industria fija. Estas condiciones deben tenerse
en cuenta al considerar las estrategias de control y pueden
ayudar a explicar la razón de que las cosas se hagan de un modo
diferente en este sector. Las soluciones desarrolladas con los datos
suministrados tanto por los trabajadores como por la dirección,
que conocen las condiciones y la manera de tratarlas con efectividad,
ofrecen la mejor oportunidad para mejorar la salud y seguridad.
Gestión
de calidad y prevención integradas
Rudolf Scholbeck
Mejora de la
salud y seguridad en el trabajo
Las empresas de construcción adoptan cada vez más los
sistemas de gestión de calidad estipulados por la Organización
Internacional de Normalización (ISO), como las series ISO 9000
y las normas subsiguientes basadas en ellas. Aunque en este conjunto
de normas no se especifican recomendaciones referentes a la salud y
seguridad en el trabajo, existen razones convincentes para la inclusión
de medidas preventivas, al poner en práctica un sistema de gestión
como el requerido por la ISO 9000.
Las normas de salud y seguridad en el trabajo se redactan, se ponen
en práctica y se adaptan continuamente al progreso tecnológico,
así como a las nuevas técnicas de seguridad y a los
avances de la medicina del trabajo. Sin embargo, con demasiada frecuencia,
se soslayan, bien deliberadamente, bien por ignorancia. Cuando esto
sucede, los modelos de gestión de seguridad, tales como las series
ISO 9000, ayudan a integrar en la gestión la estructura y el
contenido de las medidas de prevención. Las ventajas de este
enfoque integral son obvias.
La gestión integrada significa que la normativa de salud y seguridad
ya no se considerará de un modo aislado, sino que adquieren importancia
en los capítulos correspondientes del manual de gestión
de la calidad, así como en las instrucciones del proceso y del
trabajo, creando de este modo un sistema totalmente integrado. Este
enfoque integral puede aumentar las posibilidades
de que las medidas de prevención de accidentes reciban una mayor
atención en la práctica diaria y, por tanto, reducir el
número de accidentes y lesiones en el centro de trabajo. La difusión
de un manual que integre los procedimientos de salud y seguridad en
el trabajo en los procesos que
describe es crucial a estos efectos.
Los nuevos métodos de gestión están encaminados
a acercar al personal al centro de los procesos. Los trabajadores que
colaboran en ellos se implican de un modo más activo. La información,
la comunicación y la cooperación se promueven traspasando
las barreras jerárquicas. La reducción de las bajas por
enfermedad o por accidentes en el centro de trabajo favorece la puesta
en práctica de los principios de gestión de la calidad
en la construcción.
Con el desarrollo de nuevos métodos y equipos de construcción,
las exigencias de seguridad aumentan de modo continuo. La creciente
preocupación por la protección del medio ambiente
hace que el problema sea aún más complejo. Es difícil
hacer frente a las exigencias de la prevención moderna sin unas
normas adecuadas y una articulación centralizada del proceso
y
de las instrucciones de trabajo. De ahí que en el sistema de
gestión de calidad figure por escrito una clara definición
de las responsabilidades y una coordinación efectiva del plan
de prevención.
Mejora de la
competitividad
Crece la exigencia de que cuando los contratistas presenten sus ofertas
para un trabajo, éstas vengan acompañadas de la documentación
que acredite la existencia de un sistema de gestión de la seguridad
en el trabajo, y su efectividad se ha convertido en uno de los criterios
para la adjudicación de un contrato.
La presión de la competencia internacional podría ser mayor en el futuro. Parece prudente, por tanto, integrar de entrada medidas preventivas dentro del sistema de gestión de calidad, mejor que esperar y hacerlo más adelante, obligados por la creciente presión competitiva, cuando la presión del tiempo y los costes de personal y financiación serán mayores. Además, una ventaja no insignificante de un sistema de gestión de calidad y de prevención integrados es que la existencia de tal programa bien documentado probablemente reducirá los costes de cobertura, no sólo para las indemnizaciones a los trabajadores, sino de la responsabilidad civil del constructor.
Dirección
de la empresa
La dirección de la empresa debe comprometerse con la integración
de la salud y la seguridad en el trabajo dentro del sistema de dirección.
Deberán definirse los objetivos especificando el contenido y
el marco temporal de este esfuerzo, e incluirlos en la declaración
básica de la política de la empresa. Se dispondrán
los recursos necesarios y se asignará el personal adecuado para
el cumplimiento de los objetivos establecidos. Generalmente, en las
empresas de construcción de medianas y grandes se requiere personal
especializado en seguridad. En empresas de menor tamaño, el patrón
deberá asumir la responsabilidad de los aspectos preventivos
del sistema de gestión de calidad.
El círculo se cierra mediante una revisión periódica
de la gestión de la empresa. Deben analizarse y evaluarse las
experiencias colectivas de la utilización del sistema integrado
de gestión de calidad/prevención, y la dirección
de la empresa deberá formular planes para su revisión
y crítica posterior.
Evaluación
de los resultados
La evaluación de los resultados del sistema de gestión
de seguridad en el trabajo que se ha instituido es el segundo paso en
la integración de las medidas preventivas y de la gestión
de calidad.
Las fechas, clases, frecuencia y costes de los accidentes deben recopilarse,
analizar y compartirse con las personas de la empresa a quienes compitan
estas responsabilidades. Tal análisis facilita a la empresa la
fijación de prioridades al formular o modificar el proceso y
las instrucciones de trabajo. También indica hasta qué
punto la experiencia de salud y seguridad en
el trabajo afecta a todas las divisiones y a todos los procesos de la
empresa de construcción. Por esta razón, la definición
de la interfase entre los procesos empresariales y los aspectos preventivos
adquiere gran importancia.
En la fase de elaboración de la oferta pueden calcularse con
precisión los recursos de tiempo y económicos necesarios
para unas medidas de prevención exhaustivas, como por ejemplo
las de limpieza de escombros.
Cuando se realiza la compra de los materiales de construcción,
debe prestarse atención a la posibilidad de sustitución
de materiales potencialmente peligrosos. Desde el comienzo de un
proyecto deben asignarse las responsabilidades sobre la salud y seguridad
laboral para aspectos específicos y para cada fase del proyecto
de construcción. La necesidad y la disponibilidad de
formación especial en salud y seguridad en el trabajo, así
como los riesgos relativos de lesión y enfermedad deben ser factores
determinantes de la adopción de unos procesos de construcción
determinados. Estas condiciones deben ponerse de manifiesto con prontitud,
de modo que se pueda hacer una selección de trabajadores idóneos
y que se puedan organizar los cursos de formación de un modo
oportuno.
Las responsabilidades y la autoridad del personal asignado a la seguridad
y la manera en que éstas encajen en el trabajo diario deben documentarse
por escrito y adjuntarse a la las descripciones de tareas en la obra.
El personal encargado de la seguridad en el trabajo de una empresa de
construcción debe figurar en su organigrama, que junto con una matriz
clara de responsabilidades y los esquemas del proceso debe estar incluido
en el manual de gestión de calidad.
Un ejemplo de
Alemania
En la práctica, en Alemania, para integrar el sistema de gestión
de calidad se han puesto en práctica cuatro procedimientos formales
y sus combinaciones:
- Se preparan, por separado, un manual de gestión de calidad y un manual de gestión de seguridad en el trabajo. Cada uno contiene sus propios procedimientos e instrucciones de trabajo. En casos extremos, este método da lugar a soluciones ineficaces, organizadas aisladamente, que duplican el trabajo y en la práctica no proporcionan los resultados apetecidos.
- En el manual de gestión de calidad se inserta un capítulo adicional bajo el título “Seguridad y salud en el trabajo”. En este capítulo se incluyen todas las declaraciones relativas a salud y seguridad en el trabajo. Algunas empresas constructoras eligen este camino. La inserción de un problema de salud y seguridad en un capítulo separado puede resaltar la importancia de la prevención, pero conlleva el riesgo de ser ignorado como “la rueda de repuesto”, y sirve más de prueba de un intento que de orden para adoptar las medidas adecuadas.
- Todos los aspectos de seguridad y salud en el trabajo se incorporan directamente en el sistema de gestión de calidad. Esta es la realización más sistemática de la idea básica de la integración. La estructura integrada y flexible de los modelos de presentación de las normas alemanas DIN EN ISO 90019003 permite tal inclusión.
- La Asociación
Sectorial de la Construcción Subterránea (Berufsgenossenschaft)
favorece una integración modular. Este concepto se explica
más adelante.
Integración
en la gestión de calidad
A más tardar cuando se completa la evaluación, las personas
responsables del proyecto de construcción deben reunirse con
los responsables de gestión de calidad y decidir los pasos
a dar para integrar, de un modo efectivo, la seguridad en el trabajo
dentro del sistema de gestión. Un trabajo de preparación
exhaustivo deberá facilitar la fijación de prioridades
comunes durante el trabajo que prometan dar resultados preventivos óptimos.
Las exigencias
de prevención que se derivan de la evaluación se dividen,
en primer lugar, entre las que se pueden catalogar de acuerdo con los
procesos específicos de la empresa y las que
deben considerarse separadamente por ser más generales, más
globales o tienen un carácter tan especial que deben considerarse
por separado. Para esta clasificación pueden servir de
ayuda las siguientes preguntas: ¿Dónde sería más
probable que el lector interesado del manual (el “cliente”
o el trabajador) buscara la política preventiva pertinente? ¿En
la sección de un
capítulo destinado a un proceso específico de la empresa,
o en una sección especial de salud y seguridad en el trabajo?
Parece más sensato, de acuerdo con ello, que la instrucción
de un
procedimiento especial para el transporte de materiales peligrosos,
en casi todas las empresas de construcción, se incluyera en la
sección dedicada a manipulación, almacenaje, embalaje,
conservación y transporte.
Coordinación y puesta en práctica
Después de esta clasificación formal debe venir la coordinación
lingüística para garantizar que sea fácilmente legible
(esto significa su presentación en el/los idioma/s apropiado/s
y en
términos fácilmente comprensibles por individuos con niveles
educativos característicos de la mano de obra específica).
Finalmente, los documentos finales deben ser respaldados de manera
formal por la alta dirección de la empresa. En este momento,
será útil dar publicidad a la importancia de los procedimientos
que han cambiado o de nueva implantación y de las instrucciones
de trabajo, por medio de boletines de la empresa, círculos de
seguridad,
memorándums y otros medios disponibles, y promover su aplicación.
Auditorías generales
Para evaluar la efectividad de las instrucciones se pueden formular
preguntas adecuadas que se incluirán en las auditorías
generales. De este modo, el trabajador percibe de una manera
inconfundible la coherencia de los procesos de trabajo y las consideraciones
de salud y seguridad en el trabajo. La experiencia ha demostrado que,
al principio, los trabajadores pueden sorprenderse cuando un equipo
auditor, en la obra, en su división específica, les hace
preguntas rutinarias sobre prevención de accidentes, sin darle
importancia. El aumento posterior de la atención prestada a la
salud y seguridad por los trabajadores confirma lo valioso de la integración
de la prevención en el programa de gestión de calidad.
Principales
Sectores
Jeffrey Hinksman
El término industria de la construcción se usa en todo el mundo para englobar un colectivo de empresas con prácticas muy diferentes, que se reúnen por un tiempo limitado en el lugar en que se ha de ejecutar una obra de edificación o de ingeniería civil. La escala de trabajos abarca desde un trabajador único que ejecuta un trabajo que dura sólo unos minutos (p. ej., reparar una teja, con un equipo consistente en martillo y clavos y, tal vez, una escalera) hasta vastos proyectos de edificación o de ingeniería civil que duran varios años y que implican a cientos de contratistas diferentes, cada uno de ellos con su propia cualificación, su maquinaria y su equipo. Sin embargo, a pesar de la enorme variedad de escalas y de la complejidad de los trabajos, los sectores principales de la industria de la construcción tienen mucho en común. Siempre hay un cliente (denominado a veces la propiedad) y un contratista; —excepto en los trabajos de muy poca importancia, siempre habrá un proyectista, un arquitecto o un ingeniero— y, si el proyecto requiere una gama de especialidades, se requerirán inevitablemente contratistas adicionales que actuarán como subcontratistas del contratista principal (véase también el Apartado "Factores organizativos que afectan a la salud y seguridad" en este Capítulo). Mientras que edificios agrícolas o residenciales pequeños pueden construirse sobre la base de un acuerdo informal entre el cliente y el constructor, la gran mayoría de trabajos de construcción y obras civiles se ejecutan amparados por las cláusulas de un contrato formal entre el cliente y el contratista. Este contrato expone los detalles de la estructura o de otros trabajos que el contratista ha de ejecutar, el plazo de construcción y el precio. Los contratos pueden contener muchos otros detalles aparte de la descripción del trabajo, el plazo y el precio, pero estos tres son los esenciales.
Los proyectos de
construcción se dividen en dos grandes categorías: edificación
y obras civiles. El término edificación se aplica
a los proyectos de casas, oficinas, tiendas, fábricas, escuelas,
hospitales, centrales eléctricas y estaciones de ferrocarril,
iglesias, etc., es decir, todos los tipos de estructuras que en el lenguaje
común se denominan “edificios”. El término obras
civiles se aplica al resto de estructuras construidas en nuestro entorno,
incluyendo carreteras, túneles, puentes, vías férreas,
presas, canales y muelles. Hay estructuras que parecen pertenecer a
ambas categorías; un aeropuerto implica la construcción
de grandes edificios, así como la obra civil necesaria para la
creación del aeropuerto propiamente dicho; un muelle conlleva
la construcción de edificios de almacén además
de la excavación de la dársena y de la elevación
de sus muros.
Cualquiera que sea el tipo de estructura, tanto la edificación
como las obras civiles implican ciertos procesos, como la construcción
o montaje de la estructura, su puesta en funcionamiento, conservación,
reparaciones, reformas y, por último, su demolición. Este
ciclo de operaciones se repite una y otra vez, independientemente del
tipo de estructura.
Pequeños
contratistas y autónomos
Aunque existen variaciones de un país a otro, la construcción
es típicamente una industria de pequeñas empresas. Entre
un 70 y un 80 % de los contratistas tienen menos de 20 trabajadores
propios. Ello es debido a que muchos contratistas empiezan como industriales
individuales en trabajos pequeños, probablemente residenciales.
A medida que su negocio se amplía, estos industriales empiezan
a dar trabajo a un número reducido de trabajadores. La carga
de trabajo en construcción es raramente predecible o constante,
pues unos trabajos terminan y otros empiezan sin coincidir en el tiempo.
Existe la necesidad en la industria de poder desplazar a grupos de trabajadores
con ciertas especialidades de obra en obra según lo requiera
el trabajo. Los pequeños contratistas cumplen este cometido.
Junto a los pequeños contratistas se mueve una multitud de trabajadores
autónomos. Al igual que la agricultura, la construcción
tiene un porcentaje muy alto de trabajadores por cuenta propia. Estos
también suelen ser industriales, como carpinteros, pintores,
electricistas, fontaneros y albañiles. Pueden encontrar un puesto
en pequeñas obras residenciales o formar parte de la mano de
obra en proyectos de más envergadura. Durante el período
de gran auge de la construcción de finales del decenio de 1980,
hubo un aumento de trabajadores que alegaban ser
autónomos. Ello fue debido en parte a los incentivos fiscales
para los individuos afectados y a lautilización por los contratistas
de estos autónomos, que resultaban más baratos que los
empleados propios. Además, los contratistas tenían menores
costes de seguridad social, no tenían obligación de dar
formación a los autónomos y se podían desprender
de ellos con más facilidad al acabarse el trabajo.
La presencia en la construcción de tantos pequeños contratistas
y trabajadores autónomos suele dificultar una gestión
efectiva de la salud y la seguridad en la obra en su conjunto, y con
una mano de obra tan móvil, ciertamente resulta más difícil
impartir una formación de seguridad adecuada. Un análisis
de accidentes mortales en el Reino Unido durante un período de
3 años mostró que aproximadamente la mitad de los accidentes
mortales sucedió entre los trabajadores que llevaban en la obra
una semana o menos. Los primeros días en cualquier obra son singularmente
peligrosos para los trabajadores de la construcción pues, aunque
sean industriales experimentados, cada obra es una experiencia única.
Sectores público
y privado
Los contratistas pueden formar parte del sector público (p. ej.,
el departamento de obras de un ayuntamiento o de un consejo comarcal).
Estos departamentos de obras públicas solían llevar a
cabo un volumen considerable de trabajos de conservación, especialmente
en viviendas, escuelas y carreteras. Recientemente se ha producido un
movimiento a favor de alentar una mayor competencia en estos trabajos,
en parte a raíz de las presiones ejercidas con miras a mejorar
la administración de los fondos. Ello ha conducido, en primer
lugar, a la reducción del tamaño de los departamentos
de obras públicas, incluso a su total desaparición en
algunos lugares,y a la obligación de adjudicar las obras mediante
licitaciones competitivas. Los trabajos anteriormente ejecutados por
los departamentos de obras públicas se realizan ahora por contratistas
del sector privado en estrictas condiciones de “adjudicación
a la oferta más barata”. Ante la necesidad de reducir costes,
los contratistas pueden sufrir la tentación de reducir partidas
que ellos consideran gastos generales, como los de seguridad y formación.
La diferencia entre los sectores público y privado también
puede hacerse extensiva a los clientes. El gobierno central y local
(junto con los servicios públicos y de transporte, si es que
están bajo el control de los anteriores) pueden ser clientes
de las empresas de construcción. Como tales, generalmente debería
considerarse que pertenecen al sector público. El transporte
y los
servicios públicos regidos por empresas deberían considerarse
normalmente como pertenecientes al sector privado. El hecho de que un
cliente pertenezca o no al sector público a veces influye en
la decisión de incluir ciertas partidas de seguridad o formación
en el coste de los trabajos de construcción. Recientemente, clientes
tanto del sector público como del privado se han encontrado con
parecidas exigencias en esta modalidad de ofertas competitivas.
Trabajos allende
las fronteras nacionales
Un aspecto de los contratos del sector público, cuya importancia
va en aumento, es la de recibir invitaciones para licitar obras fuera
de las fronteras nacionales. En la Comunidad Europea, por
ejemplo, los contratos de gran envergadura que sobrepasen un importe
fijado en las Directivas, deben ser anunciados dentro de la Comunidad,
de modo que puedan licitar contratistas de todos
los países miembros. El efecto buscado es animar a los contratistas
a trabajar fuera de las fronteras de sus países. En estos casos,
están obligados a trabajar de acuerdo con la legislación
nacional de seguridad y salud del país en cuestión. Uno
de los objetivos de la Comunidad Europea es la armonización de
las normas de seguridad y salud. Los contratistas importantes que trabajan
en varias partes del mundo bajo regímenes diferentes deberán,
por tanto, familiarizarse con los reglamentos de salud y seguridad de
aquellos países en que operan.
Proyectistas
Tratándose de edificios, el proyectista es habitualmente un arquitecto,
aunque en viviendas domésticas de pequeña escala, los
propios contratistas pueden poseer la competencia necesaria para el
diseño. Si se trata de un edificio grande o complejo, intervienen
arquitectos que se encargan del proyecto general, así como ingenieros
de estructuras que se ocupan del proyecto de estructura, e ingenieros
especialistas que se encargan de proyectar las instalaciones. El arquitecto
garantizará las necesidades de espacio para la instalación
de la maquinaria y los servicios en los emplazamientos adecuados del
edificio. Los ingenieros especialistas
se preocuparán de garantizar que la planta y las instalaciones
proyectadas funcionen en los niveles de calidad requeridos, cuando se
instalen en los lugares previstos por el arquitecto.
En obras civiles,
es más probable que la dirección del proyecto recaiga
en un ingeniero de caminos o de estructuras, aunque en ciertos trabajos
en los que el impacto visual pueda ser un factor influyente, un arquitecto
puede asumir un papel destacado dentro del equipo del proyecto. En la
construcción de túneles, ferrocarriles y carreteras, lo
probable es que la dirección del
proyecto sea asumida por ingenieros de caminos o de estructuras.
El papel del promotor consiste en tratar de mejorar el uso del terreno
o de los edificios y sacar un beneficio de tales mejoras. Algunos promotores
se limitan a vender el terreno o los edificios
mejorados y no tienen un interés posterior; otros conservan la
propiedad del terreno o incluso de los edificios y cosechan un interés
continuado en forma de alquileres más elevados tras las mejoras.
La habilidad del promotor reside en identificar terrenos vacíos
o infrautilizados o edificios obsoletos cuyo valor se incremente aplicando
las artes de la construcción. El promotor puede utilizar sus
recursos financieros, pero quizás más frecuentemente emplea
su habilidad para buscar y atraer otras fuentes de financiación.
Los promotores no son un fenómeno moderno; la
expansión de las ciudades durante los últimos 200 años
se debe en gran parte a ellos. Los promotores pueden ser, a su vez,
los clientes de la obra, o simplemente actuar como representantes de
otros grupos que facilitan la financiación.
Tipos de contratos
En contrato tradicional, el cliente acuerda con un proyectista la elaboración
de un proyecto y unas especificaciones completas. A partir de aquí,
el cliente invita a los contratistas a que
presenten ofertas o pujen para ejecutar el trabajo de acuerdo con el
proyecto. El papel del contratista se reduce mayormente a la construcción
propiamente dicha. La participación del contratista en el diseño
o la elaboración de especificaciones consiste principalmente
en buscar los cambios que hagan la construcción más fácil
o más eficiente: mejorar la “edificabilidad”.
Otro acuerdo corriente en la construcción es el contrato de proyecto
y obra. El cliente requiere un edificio (tal vez un bloque de oficinas
o un centro comercial), pero las únicas ideas definidas
que tiene en cuanto a los aspectos de detalle del proyecto son las dimensiones
del emplazamiento, el número de personas que habrán de
acomodarse o la escala de actividades que en él se desarrollará.
En tal caso, el cliente solicita ofertas de proyectistas o contratistas
para que cursen propuestas de proyecto y obra.
Los contratistas que se dedican a proyectar y construir cuentan con
su propia organización de proyectos o mantienen lazos estrechos
con un proyectista ajeno a su organización que está dispuesto
a trabajar para ellos en el encargo. La modalidad de proyecto y obra
puede incorporar dos fases: una fase inicial en la que un proyectista
prepara un proyecto preliminar que sirve para la petición de
ofertas; y, a continuación, una segunda fase en la que el contratista
de proyecto y obra que resulte adjudicatario, realizará el proyecto
de ejecución de la obra. Los contratos de mantenimiento y emergencias
cubren una gran variedad de acuerdos entre clientes y contratistas y
representan una proporción significativa del trabajo de la industria
de la construcción. Generalmente tienen vigencia por un período
fijo, requieren que el contratista haga ciertos tipos de trabajos con
carácter inmediato (p. ej., trabajos en los que el cliente llama
al contratista para que los ejecute al momento). Los contratos de emergencia
son utilizados ampliamente por las autoridades públicas que tienen
la responsabilidad de suministrar un servicio público que no
se puede interrumpir; los organismos públicos, las compañías
de servicios públicos y los servicios de transporte hacen amplio
uso de los mismos. Las empresas industriales, en especial aquellas con
procesos continuos tales como las petroquímicas, también hacen extenso
uso de estos contratos para resolver los problemas en sus instalaciones.
Habiendo acordado un contrato de tal índole, el contratista se compromete
a tener disponibles personal y equipo adecuados para la ejecución de
los trabajos, a menudo avisado con muy poca antelación (p. ej., en el
caso de contratos de emergencia). La ventaja para el/la cliente es que
no necesita tener obreros en su nómina ni conservar maquinaria o equipos
para emplear sólo de manera esporádica en trabajos de mantenimiento
y casos de emergencia.
La valoración
de este tipo de contratos puede basarse en un tanto fijo por año
o en el tiempo empleado en la ejecución del trabajo o en una
combinación de ambos.
Quizás el ejemplo más comúnmente conocido por el
público sea el de mantenimiento de carreteras y reparaciones
de urgencia de tendidos eléctricos o tuberías de gas cortadas
o dañadas accidentalmente.
Cualquiera que sea la forma de contrato, las posibilidades de que clientes
y proyectistas influyan en la seguridad y la salud de los contratistas
por efecto de decisiones tomadas en una fase temprana del trabajo son
las mismas. La modalidad del proyecto obra quizás permite una
más estrecha cooperación entre proyectista y constructor
en materia de salud y seguridad.
Precio
El precio es siempre un elemento del contrato. Puede ser simplemente
una suma estipulada por el coste de realizar el trabajo, tal como la
construcción de una casa. Incluso si se trata de un simple tanto
alzado, el cliente puede tener que satisfacer parte del precio por adelantado
antes de iniciar la obra, para facilitar al contratista la compra de
materiales. Sin embargo, el precio puede establecerse en base al coste
más un porcentaje, de acuerdo con el cual el/la contratista se
resarce de sus costes más una cantidad acordada o un porcentaje
en concepto de beneficio. Este acuerdo suele perjudicar al cliente,
ya que el contratista no tiene aliciente para reducir los costes. El
precio también puede conllevar bonificaciones o penalizaciones,
de modo que el contratista reciba un mayor importe, si por ejemplo el
trabajo se acaba antes del plazo acordado. Sea cual sea la forma de
liquidación de los trabajos, es habitual que los pagos se efectúen
en fases a medida que los trabajos avanzan, bien al completarse ciertas
partes de la obra en las fechas acordadas, bien sobre la base de algún
método convenido para medir la obra realizada. Al final de la
construcción propiamente dicha, es habitual que el cliente efectúe
una retención acordada del precio total hasta que las deficiencias
hayan sido rectificadas o la estructura se haya puesto en servicio.
En el transcurso de la obra, el contratista puede encontrarse con problemas
que no habían sido previstos cuando se firmó el contrato
con el cliente. Estos pueden motivar cambios del proyecto, del método
de construcción o de los materiales. Generalmente tales cambios
originan costes adicionales al contratista, que trata de reclamarlos
al cliente, basándose en que tales
trabajos son “desviaciones” del contrato original. A veces
la recuperación del coste de los cambios puede representar la
diferencia para el contratista entre ganar o perder dinero en la obra.
El precio de los contratos puede afectar a la salud y seguridad si en
la oferta del contratista se incluye una previsión inadecuada
para cubrir los costes de accesos seguros, maquinaria de elevación,
etc. Esto se hace más difícil en los casos en que, llevados
por la intención de asegurarse de que los contratistas no den
un precio abusivo, los clientes siguen estrictamente una política
de
licitación competitiva. Los gobiernos y las autoridades locales
aplican políticas de licitación competitiva a sus contratos,
y de hecho puede ser obligatoria por ley la adjudicación de los
contratos exclusivamente por este método. En esta situación
siempre existe el riesgo de que se vea afectada la salud y la seguridad
de los operarios de la construcción. Al reducir costes, los clientes
pueden resistirse a la tentación de reducir el nivel de calidad de los
materiales o los métodos de construcción, pero al mismo tiempo ignorar
totalmente que, al aceptar la oferta más baja, han aceptado métodos
de trabajo que ofrecen una mayor probabilidad de poner en peligro a
los obreros de la construcción. Incluso en una situación de ofertas
a la baja, los contratistas en sus ofertas deberán especificar claramente
al cliente que ésta cubre adecuadamente el coste de la salud y seguridad
que sus propuestas conllevan.
Los promotores pueden influir en la salud y seguridad de la construcción de un modo similar a los clientes; en primer lugar, recurriendo a contratistas que sean competentes en salud y seguridad y arquitectos que consideren la salud y seguridad en sus proyectos y, en segundo lugar, desechando automáticamente las ofertas más bajas. Los promotores generalmente desean que sus promociones tengan éxito, y una medida del éxito de un proyecto debería ser que durante el proceso constructivo no se produzcan problemas importantes de salud y seguridad.
Planificación
y normas de edificación
En el caso de los edificios, ya sean destinados a vivienda, ya sean
comerciales o industriales, los proyectos están sujetos a normas
de planificación que ordenan las zonas en las que se pueden desarrollar
cierto tipo de usos (p. ej., no se puede construir una fábrica
en medio de viviendas). Las leyes de planificación pueden ser
muy específicas en cuanto al aspecto exterior, los materiales
y el volumen de los edificios. Normalmente sólo es posible la
construcción
de fábricas en las zonas calificadas de industriales.
A menudo también existen ordenanzas de edificación o normas
similares que definen con exactitud y detalle muchos aspectos del proyecto
y de las especificaciones de los edificios: por ejemplo, el espesor
de los muros y maderas, la profundidad de los cimientos, las características
del aislamiento, las dimensiones de las ventanas y habitaciones, la
distribución del cableado eléctrico y la puesta a tierra,
la distribución de la fontanería y las tuberías
y muchos más. Los clientes , proyectistas, redactores de especificaciones
y contratistas han de seguir estas normas. Las mismas coartan la libertad
de elección, pero al mismo tiempo garantizan que los edificios
se construyan con una calidad aceptable. En este sentido, las leyes
de planificación y las normas de edificación condicionan
el proyecto de los edificios y su coste.
Viviendas
Los proyectos de construcción de viviendas pueden consistir en
una sola casa o en grandes grupos de viviendas unifamiliares o apartamentos.
El cliente puede ser el dueño/a de cada casa, quien normalmente
será el responsable del mantenimiento de la misma. El contratista,
habitualmente, seguirá responsabilizándose de la reparación
de los defectos de construcción durante un período de
algunos meses después de la terminación del edificio.
Sin embargo, si el proyecto es de un número elevado de casas,
el cliente puede ser un organismo público, local o gubernamental,
que tiene la responsabilidad de proporcionar alojamientos. Existen también
grandes organismos privados, tales como asociaciones inmobiliarias,
por encargo de las cuales es posible la construcción de grupos
de casas. Los organismos públicos o privados responsables de
facilitar vivienda, generalmente alquilan las casas terminadas a los
que las ocuparán, conservando también para sí un
mayor o menor grado de responsabilidad en el mantenimiento. Los proyectos
de edificación relativos a bloques de apartamentos,
generalmente tienen un sólo cliente para la totalidad del bloque,
el cual, a continuación, alquila los apartamentos individuales
de acuerdo con un contrato de arrendamiento. En este caso, el cliente
tiene la responsabilidad de encargarse del mantenimiento, pero traspasa
su coste a los inquilinos. En algunos países, la propiedad de cada apartamento
individual del bloque puede corresponder a los ocupantes de cada uno
de los apartamentos. Existen ciertos acuerdos, a veces por medio de
un contratista administrador del conjunto, según los cuales se lleva
a cabo el mantenimiento, recaudándose los costes necesarios entre los
ocupantes.
A menudo se construyen casas con fines especulativos por parte de un promotor. Los clientes u ocupantes específicos de tales casas pueden ser desconocidos al iniciarse el proceso, pero aparecen en escena después de que la construcción ha comenzado y adquieren o alquilan la propiedad como cualquier otra mercancía. Las casas suelen estar equipadas con instalaciones de electricidad, fontanería y alcantarillado y de calefacción; también pueden contar con una acometida de gas. A veces, con la intención de reducir costes, las casas se entregan sólo parcialmente acabadas, dejando en manos del comprador la instalación de los accesorios y la pintura y decoración del edificio.
Edificios comerciales
Entre los edificios comerciales se incluyen las oficinas, fábricas,
escuelas, hospitales, tiendas: una lista casi interminable de tipos
diferentes de edificios. En la mayoría de los casos estos edificios
se construyen para un cliente particular. Sin embargo, las oficinas
y tiendas se construyen a menudo con fines especulativos, al igual que
las viviendas, con la esperanza de atraer compradores o inquilinos.
Algunos clientes requieren una oficina o tienda que esté completamente
equipada de acuerdo con sus necesidades, pero muy a menudo, el contrato
sólo incluye la estructura y los servicios principales, siendo
el cliente el que se encarga de la
terminación del local mediante acuerdos con contratistas especializados
en el equipamiento de oficinas y tiendas.
Los hospitales y las escuelas se construyen para clientes que tienen
una idea claramente definida de sus necesidades, y los mismos clientes
ofrecen a menudo datos de diseño que se incorporan
al proyecto. La instalación y el equipamiento de los hospitales
pueden tener un valor superior al de la estructura y llevan aparejado
un importante trabajo para que el proyecto satisfaga
estrictas normas médicas. El gobierno local o nacional también
puede desempeñar un papel en proyectos de escuelas, estableciendo
exigencias muy detalladas sobre las necesidades de espacio y equipamiento
como parte de su más amplio papel en materia de enseñanza.
Los gobiernos nacionales, de costumbre, tienen una normativa muy precisa
con respecto a los edificios e instalaciones de hospitales. El equipamiento
de los hospitales y edificios de una complejidad análoga es una
clase de trabajo de construcción que suele ser ejecutada por
subcontratistas especializados. Estos contratistas no sólo han
de tener conocimientos de
salud y seguridad en la construcción en general, sino también
los conocimientos necesarios para garantizar que sus trabajos no puedan
afectar negativamente a las actividades propias del hospital.
Construcción
industrial
La edificación o construcción industrial incorpora la
utilización de técnicas de producción masiva de
la industria manufacturera para producir partes de edificios. El ejemplo
por excelencia es el
ladrillo, pero normalmente la expresión se aplica a construcciones
que utilizan elementos de hormigón que se montan in situ. La
construcción industrial se extendió rápidamente
después de la
segunda guerra mundial para satisfacer la demanda de viviendas baratas,
y se encuentra comúnmente en promociones masivas de viviendas.
Es posible producir, en las condiciones de trabajo de una fábrica,
elementos prefabricados de una precisión uniforme de un modo
que sería prácticamente imposible de lograr en las condiciones
normales de una obra.
A veces los elementos
de la construcción industrial se fabrican fuera del emplazamiento
de la obra, en fábricas que pueden servir a una amplia zona;
en algunos casos, cuando la promoción
alcanza por sí sola un número elevado de unidades, se
instala una factoría a pie de obra para servir a este grupo de
modo exclusivo.
Los elementos proyectados para la construcción industrial deben
ser estructuralmente bastante resistentes para soportar los esfuerzos
al ser transportados, izados colocados en su sitio;
deben llevar incorporados puntos de anclaje o ranuras para permitir
la fijación de bridas de elevación, y también deberán
incluir pestañas o rebajes adecuados para permitir un acoplamiento
fácil y sólido de las piezas. La construcción industrial
requiere maquinaria de transporte y elevación de las unidades,
y espacio y medios para almacenar las piezas con seguridad
cuando se entregan en obra, de modo que las piezas no resulten dañadas
ni produzcan lesiones a los obreros. Esta técnica de construcción
suele producir edificios de escaso atractivo visual,
pero, a gran escala, es barata; mediante el montaje de seis piezas se
puede construir una habitación con las aberturas de puerta y
ventana en su ubicación definitiva.
Se emplean técnicas similares para fabricar elementos de hormigón
para estructuras de ingeniería civil, tales como autovías
elevadas y revestimientos de túneles.
Proyectos llave
en mano
Algunos clientes de edificios industriales o comerciales, con plantas
e instalaciones extensas y complejas, desean simplemente trasladarse
a una instalación que se encuentre a punto y funcionando desde
el primer día de su ocupación. Los laboratorios se construyen
y se equipan, a veces, siguiendo esta modalidad. Tal tipo de acuerdos
recibe el nombre de proyectos “llave en mano”, y de acuerdo
con ellos el contratista debe asegurar que todos los aspectos de la
instalación y servicios funcionan perfectamente antes de la entrega
del proyecto. El trabajo puede haberse ejecutado amparado por un contrato
de proyecto y obra, de modo que, en efecto, el contratista de trabajos
llave en mano se ocupa de todo, desde el proyecto hasta la puesta en
funcionamiento.
Obras civiles
y construcción pesada
Las obras civiles más conocidas por el público son los
trabajos en carreteras. Algunos trabajos de esta índole consisten
en la apertura de nuevas carreteras en terreno virgen, pero una gran
parte de los mismos abarcan la ampliación y reparación
de carreteras existentes. Los contratos de trabajo en carreteras son,
generalmente, encargados por organismos municipales o estatales, pero
a veces las carreteras permanecen bajo el control de los contratistas
durante varios años después de su terminación,
tiempo durante el cual están autorizados a cobrar peajes. Si
las estructuras de ingeniería civil son financiadas por el gobierno,
tanto el proyecto como la construcción real estarán sujetos
a una estricta supervisión por funcionarios en nombre del gobierno.
Los contratos de construcción de carreteras suelen adjudicarse
a los contratistas
sobre la base de que un contratista se responsabilice de un tramo de
varios kilómetros de la carretera. Existirá un contratista
principal para cada tramo, pero la construcción de carreteras
involucra una variedad de técnicas, y ciertos aspectos del trabajo
tales como los trabajos de ferralla, hormigón, encofrados y pavimentación
serán subcontratados por el contratista principal a firmas especializadas.
Algunas veces, la construcción de carreteras se ejecuta en la
modalidad de contratos de dirección de obra, en cuyo caso una
firma consultora de ingeniería se encargará de la dirección
de la obra y todos los trabajos serán ejecutados por subcontratistas.
Un contratista de dirección de este tipo puede también
haber participado en la elaboración proyecto de carretera.
La construcción
de carreteras requiere la creación de una superficie cuyas pendientes
sean adecuadas para la clase de tráfico que pasará por
ella. En un terreno generalmente llano,
la formación de la plataforma de la carretera puede incluir el
movimiento de tierras: esto es, excavar desmontes y usar los productos
de la excavación para hacer terraplenes, construir
puentes para cruzar los ríos y perforar túneles en las
laderas de las montañas cuando no es posible rodear la obstrucción.
En aquellos lugares en que los costes de la mano de obra son más
elevados, estos trabajos se realizan empleando maquinaria como excavadoras,
traíllas, cargadoras y camiones. Si los costes de mano de obra
son bajos, estos trabajos se pueden ejecutar manualmente por gran número
de obreros equipados con herramientas de mano. Cualquiera que sea el
método adoptado, la construcción de carreteras requiere
una minuciosa planificación de los trabajos.
A menudo, el mantenimiento de carreteras requiere la continuidad del
servicio mientras se efectúan las reparaciones o mejoras en un
sector de la misma. De este modo se origina un
cruce peligroso entre el tráfico en movimiento y los trabajos
de la construcción que hace aún más importante
una buena planificación y organización de la obra. Existen,
a menudo, normativas
nacionales para la señalización y demarcación con
conos de las zonas de trabajo y fijando la distancia de separación
que deberá mediar entre construcción y tráfico,
lo cual puede ser
difícil de conseguir en una zona confinada. El control del tráfico
que circula en la proximidad de las carreteras en obras, es habitualmente
responsabilidad de la policía local, pero requiere una
cuidadosa cooperación entre ésta y los contratistas. La
conservación de carreteras origina retenciones de tráfico,
y, en consecuencia, los contratistas son presionados para acabar las
obras rápidamente; a veces existen premios por adelantar el plazo
y penalizaciones por los retrasos. La presión económica
no deberá socavar la seguridad de lo que de por sí es
un trabajo muy peligroso.
La pavimentación de las carreteras puede implicar el uso de hormigón,
piedra u macadam asfáltico. Esto requiere un apoyo logístico
importante que garantice que las cantidades necesarias
de materiales para la pavimentación lleguen a su destino en condiciones
adecuadas para asegurar que la pavimentación proceda sin interrupción.
El macadam asfáltico requiere una
máquina extendedora especial que mantiene el material en estado
plástico durante su extendido. Cuando el trabajo consiste en
rehacer una pavimentación, se precisarán equipos adicionales
incluyendo picos y martillos rompedores, para demoler y retirar la pavimentación
existente. Pesadas apisonadoras se encargan de dar el acabado final
al pavimento.
La apertura de túneles y los desmontes pueden requerir el uso
de explosivos y, ulteriormente, hay que retirar los escombros producidos
por las voladuras. Los costados de los desmontes
pueden requerir apuntalamientos permanentes para prevenir los deslizamientos
o las caídas de tierras sobre la carretera terminada.
Las carreteras elevadas requieren a menudo estructuras similares a los
puentes, especialmente si el tramo elevado cruza una zona urbana en
la que el espacio es limitado. Las carreteras elevadas se construyen
a menudo con elementos de hormigón armado que puede ser vertido
in situ o prefabricados en una fábrica y, a continuación,
llevados al lugar de colocación en obra. El trabajo requiere
una maquinaria de elevación de gran potencia para izar los elementos
prefabricados, los encofrados y las armaduras de hierro.
Es necesario proyectar apoyos provisionales o cimbras para soportar
las secciones de las carreteras elevadas o los puentes durante su hormigonado.
Estas construcciones provisionales
tienen que resistir las cargas producidas por el hormigón durante
su vertido. El proyecto de estas cimbras es tan importante como el de
la misma estructura.
Puentes
En zonas remotas, los puentes pueden ser simples construcciones hechas
de madera. Hoy es más corriente que los puentes se construyan
de hormigón armado o acero. También pueden estar
revestidos de ladrillo o piedra. Si el puente tiene que salvar una depresión
considerable, sobre agua o sobre un cauce seco, su proyecto requiere
la labor de proyectistas especializados. Con el
empleo de los materiales actuales, la resistencia de un arco o vano
de puente no se consigue con una gran masa, que simplemente lo haría
demasiado pesado, sino por medio de un proyecto experto. El contratista
principal para la construcción de un puente es generalmente un
contratista importante de ingeniería civil con una maquinaria
adecuada y una dirección capacitada. Sin
embargo, subcontratistas especializados pueden encargarse de aspectos
importantes del trabajo, como el montaje de la estructura metálica
para formar el vano o la prefabricación o colocación
de las secciones prefabricadas del vano en su ubicación definitiva.
Si el puente cruza sobre el agua, es posible que uno o varios de los
estribos que soportan sus extremos tengan que ser construidos dentro
del agua, lo que implica pilotajes, ataguías, hormigón
en masa o mampostería. Un puente nuevo puede formar parte de
un nuevo sistema de carreteras, en cuyo caso es
posible que haya que construir carreteras de acceso, posiblemente también
elevadas. Un buen proyecto es particularmente importante en la construcción
de puentes, de modo que la estructura sea lo bastante resistente para
soportar las cargas que circularán por él y para asegurar
que no requerirá una conservación o reparación
demasiado frecuentes. El aspecto de un puente es a menudo un factor
muy importante, y aquí nuevamente, un buen proyecto puede establecer
un equilibrio en el conflicto entre las demandas de la estética
y de la buena ingeniería. Es necesario durante la fase de proyecto
prever medios de acceso seguros para el mantenimiento de los puentes.
Túneles
Los túneles son obras civiles de carácter muy especializado.
Varían en dimensiones desde el túnel del Canal de la Mancha,
con más de 100 km de galerías por 6 a 8 m dediámetro,
a minitúneles cuya perforación es de dimensiones demasiado
reducidas para que puedan entrar los obreros a trabajar y que se abren
con máquinas lanzadas desde pozos de acceso y controladas
desde la superficie. En zonas urbanas, los túneles pueden constituir
la única manera de trazar o mejorar vías de transporte
o para dar paso a servicios de agua y alcantarillado. El trazado
previsto de un túnel requiere una prospección detallada
para confirmar la clase de terreno en el que han de desarrollarse los
trabajos y la posible aparición de aguas freáticas. La
naturaleza
del terreno, la presencia de agua subterránea y el uso final
del túnel condicionan la elección del método de
construcción del mismo.
Si el terreno es consistente, como la arcilla margosa bajo el Canal
de la Mancha, es posible realizar la excavación mecánicamente.
Si no se encuentran altas presiones de agua freática
durante el reconocimiento preliminar a la construcción, normalmente
no es necesario presurizar las zonas de trabajo para mantenerlas libres
de agua. Si es obligado trabajar con aire comprimido, ello incrementará
los costes notablemente, pues se han de establecer esclusas de aire,
los trabajadores necesitarán tiempos de parada para la descompresión,
y el acceso a las zonas de trabajo de la maquinaria y los materiales
puede ser más dificultoso. Un túnel de grandes dimensiones,
para una carretera o ferrocarril, en terreno de roca no dura pero consistente,
puede ser excavado empleando un escudo (TBM), máquina que perfora
la totalidad del frente. Se trata, en realidad, de un tren de diferentes
máquinas unidas que avanzan sobre carriles movidas por sus propios motores.
En el extremo frontal lleva una cabeza circular cortante que gira y
lanza los productos de la excavación hacia atrás a través del escudo.
Detrás de la cabeza cortante van varias secciones del escudo que colocan
las dovelas de los anillos de revestimiento del túnel en posición en
toda la superficie del mismo, rellenan la lechada entre los anillos
y, en un espacio muy reducido, aportan toda la maquinaria para la manipulación
y colocación de las dovelas (cada una pesa varias toneladas), retiran
los productos excavados, transportan hacia delante la lechada y las
dovelas adicionales necesarias y alojan los motores eléctricos y las
bombas hidráulicas que accionan la cabeza cortante y los mecanismos
de colocación de dovelas.
Un túnel
en terreno de roca no dura pero sin la suficiente consistencia para
emplear un escudo, puede excavarse usando máquinas como las rozadoras
que ejecutan cortes en el frente. Los
escombros que produce la rozadora y que caen al suelo del túnel
son recogidos por excavadoras y retirados en camión. Esta técnica
permite la excavación de túneles que no son de sección
circular. El terreno a través del cual se perfora un túnel,
en estos casos, no suele ofrecer la suficiente resistencia para mantenerse
sin revestir; sin alguna clase de revestimiento pueden producirse desprendimientos
de techo y paredes. El túnel puede ser revestido por medio de
hormigón de consistencia líquida lanzado sobre un mallazo
metálico sujetado en posición mediante pernos de anclaje
(el nuevo método “austríaco”) o con elementos
prefabricados de hormigón.
Si el túnel se practica en roca dura, el frente tendrá
que abrirse por medio de voladuras, usando explosivos alojados en barrenos
taladrados en el frente rocoso. La habilidad, en este
caso, consiste en emplear el mínimo de voladuras para lograr
que la roca caiga en el lugar y con el tamaño requeridos, para
de este modo facilitar la retirada de escombros. En trabajos de más
envergadura se emplearán perforadoras múltiples montadas
sobre carriles junto con excavadoras y cargadoras para el desescombro.
Los túneles en roca dura no se revisten, simplemente se
recortan para que ofrezcan una superficie regular. Si la superficie
de la roca se desmenuza con facilidad, con peligro de caída de
fragmentos, deberá aplicarse un revestimiento, usualmente
algún tipo de hormigón proyectado o prefabricado.
Cualquiera que sea el método de construcción adoptado
para el túnel, la eficacia en el suministro de los materiales
del túnel en la retirada del escombro son vitales para el avance
del trabajo con éxito. Los trabajos en túneles de gran
envergadura pueden requerir la instalación de extensos sistemas
de carriles de vía estrecha para prestar apoyo logístico.
Presas
Las presas pueden estar formadas por ingentes volúmenes de tierra
o de roca para crear una masa que resista la presión del agua
contenida por ellas; algunas presas están también revestidas
de piedra y otras de hormigón armado. En función de la
longitud de la presa, su construcción suele requerir un movimiento
de tierras de grandes proporciones. Las presas acostumbran a construirse
en emplazamientos remotos impuestos por la necesidad de asegurar que
el agua afluirá a un lugar en el que sea técnicamente
posible restringir el caudal del río. Por ello, antes de
comenzar la construcción de la presa habrá que abrir caminos
provisionales para llevar la maquinaria, los materiales y el personal
al emplazamiento. Los trabajadores en los proyectos de
presas pueden hallarse tan lejos de sus hogares que es necesario facilitarles
alojamiento a gran escala junto a las instalaciones de construcción
usuales. Es necesario desviar el río del emplazamiento de los
trabajos, para lo cual se tiene que construir una ataguía y un
cauce provisional.
Una presa construida simplemente de tierra o roca desplazadas requiere una maquinaria importante de excavación, perforación y escariado, además de camiones. Si el muro de la presa se recubre de mampostería o de hormigón, será necesario emplear grúas elevadas y de largo alcance capaces de colocar los mampuestos, los encofrados y el hormigón en el sitio requerido. Será necesario un suministro continuo de hormigón de buena calidad, lo cual exigirá instalar una planta de fabricación de hormigón junto al lugar de los trabajos, cuyo hormigón se colocará por medio de una grúa o se bombeará hasta el lugar de colocación.
Canales y dársenas
La construcción y reparación de canales y muelles incluye
algunos aspectos de otros tipos de trabajos que ya se han descrito,
como carreteras, túneles y puentes. Es particularmente importante
en la construcción de canales que el reconocimiento del terreno
sea muy minucioso antes del comienzo de la obra, en especial en relación
con los niveles y para cerciorarse de que el
material de la excavación puede usarse en otras partes de la
obra. Es grande la deuda de los primeros ingenieros de ferrocarriles
con la experiencia de los constructores de canales de un siglo
antes. El canal requiere una alimentación de agua que ha de recoger
de una fuente natural, como un río o un lago, o se ha de crear
una artificial en forma de embalse. La excavación de
canales comienza en terreno seco, pero antes o después ha de
conectar con un río, un canal, el mar u otra dársena.
La construcción de canales y dársenas requiere el uso
de excavadoras y cargadoras que abran el terreno. Los productos de la
excavación pueden ser retirados en camiones, o bien se puede
transportar por vía acuática. Las dársenas, a veces,
se desarrollan en terrenos con un largo historial de uso industrial.
Desechos industriales se pueden haber introducido en el terreno a lo
largo de muchos años, y los productos retirados durante la excavación
o ampliación de las dársenas pueden estar altamente contaminados.
El trabajo de reparación de un canal o una
dársena es probable que se haya de ejecutar mientras que zonas
adyacentes al mismo permanezcan en servicio. Los trabajos pueden tener
que necesitar ataguías de protección. El fallo de una
ataguía durante la ampliación de los Newport Docks en
Gales en los primeros años de este siglo produjo cerca de cien
víctimas mortales.
Los clientes en el caso de canales y dársenas suelen ser las
autoridades públicas. Sin embargo, a veces se construyen muelles
para empresas junto a sus plantas de producción importantes
o para clientes que mueven un tipo de mercancías particular (p.
ej., automóviles). La reparación y renovación de
canales se hace hoy en día frecuentemente para la industria del
ocio. Al
igual que las presas, también la construcción de canales
y muelles puede tener que ejecutarse en lugares muy remotos, habiendo
necesidad de proveer unas instalaciones para los obreros más
alejadas que las de una obra normal.
Obras ferroviarias
La construcción de ferrocarriles sucedió históricamente
a los canales y precedió a las carreteras importantes. Los clientes
de los contratos de construcción ferroviaria pueden ser compañías
ferroviarias u organismos públicos, si los ferrocarriles son
financiados por el gobierno. Como en el caso de las carreteras, el proyecto
de un ferrocarril que resulte económico y seguro de construir
y operar depende de un buen reconocimiento previo del terreno. En general,
las locomotoras no funcionan bien en pendientes escarpadas, y, por tanto,
los proyectistas del trazado de las vías han de evitar los cambios
de nivel, rodeando o atravesando los obstáculos mejor que pasando
por encima de los mismos. Los proyectistas de ferrocarriles están
sujetos a dos limitaciones particulares en primer lugar, las curvas
del trazado de la vía deben tener un radio muy largo (de otro modo los
trenes no pueden tomarlas); en segundo lugar, todas las estructuras
relacionadas con el ferrocarril —sus puentes, túneles y estaciones—
deben estar capacitados para acomodar el gálibo de las mayores locomotoras
y material ferroviario que utilice la vía. El gálibo es la silueta del
material ferroviario más una separación para facilitar el paso seguro
a través de puentes, túneles, etc.
Los contratistas que realizan trabajos de construcción y reparación de ferrocarriles requieren la maquinaria de construcción habitual y un apoyo logístico eficaz para asegurar que las vías, el balasto y el resto de los materiales siempre estén disponibles, incluso en los sitios alejados. Los contratistas pueden usar la vía que acaban de tender para los trenes de suministro de sus obras. Los contratistas que efectúan el mantenimiento de ferrocarriles en funcionamiento tienen que adoptar precauciones para que sus trabajos no interfieran con los movimientos de trenes y para no poner en peligro a los obreros o al público.
Aeropuertos
La rápida expansión del transporte aéreo desde
mediados del siglo XX ha desembocado en una de las formas de construcción
más complejas y de mayor importancia: la construcción
y ampliación de aeropuertos.
Los clientes de la construcción de aeropuertos suelen ser los
gobiernos nacionales o locales u organismos públicos. Algunos
aeropuertos se construyen para ciudades importantes. Los aeropuertos
raramente se destinan a clientes privados tales como empresas de negocios.
La planificación de la obra a veces se ve dificultada por las
limitaciones medioambientales relativas a ruidos y contaminación
que se imponen al proyecto. Los aeropuertos requieren un espacio considerable,
y si se hallan situados en zonas densamente pobladas, la creación
de las pistas y el espacio necesario para los edificios terminales y
para los aparcamientos de vehículos
pueden requerir la rehabilitación de terrenos abandonados o difíciles
por otros motivos. La construcción de un aeropuerto presupone
la nivelación de una extensa superficie, lo cual puede
requerir el movimiento de tierras e incluso ganar terrenos al mar, y,
a continuación, la construcción de numerosos edificios
de grandes dimensiones, incluyendo hangares, talleres de mantenimiento,
torres de control e instalaciones de abastecimiento de combustibles,
además de los edificios terminales y el aparcamiento.
Si el aeropuerto se construye en un terreno poco resistente, los edificios
necesitarán cimentarse sobre pilotes. Las pistas requieren buenos
cimientos; las capas de grava que apoyan a los
pavimentos de hormigón u macadam asfáltico deben ser fuertemente
compactadas. La maquinaria que se utiliza para la construcción
de aeropuertos es similar en tamaño y tipo a la utilizada en
los proyectos importantes de autovías, con la salvedad de que
se encuentra concentrada en una zona limitada en vez de extenderse a
lo largo de muchos kilómetros en una carretera.
El mantenimiento de aeropuertos es un trabajo singularmente difícil
si la renovación del pavimento de las pistas de vuelo ha de efectuarse
sin interrumpir las operaciones del aeropuerto. Generalmente al contratista
se le asignan un número de horas nocturnas convenido de modo
que pueda trabajar en una pista que esté temporalmente sin utilizar.
Toda la planta, materiales y
trabajadores del contratista han de ser escoltados fuera de las pistas,
y estar preparados para regresar al punto de trabajo inmediatamente
a la hora de comienzo acordada. El contratista
debe acabar su trabajo y abandonar las pistas de nuevo a la hora convenida,
en que se reanudan los vuelos. Mientras realiza su trabajo en la pista,
el contratista no deberá impedir o poner en
peligro el movimiento de aviones en otras pistas adyacentes.
Tipos
de proyectos y sus riesgos asociados
Jeffrey Hinksman
Todas las estructuras de edificios y de obras civiles recorren el mismo
ciclo de concepción o diseño, trabajos preliminares, edificación
(incluyendo la cubierta de un edificio), acabados y prestación
de servicios y puesta en marcha final antes de su entrada en servicio.
A lo largo de los años, los edificios y estructuras que un día
fueron nuevos necesitan mantenimiento, inclusive nueva pintura y limpieza;
es probable que sean rehabilitados, reformados o reparados para corregir
los daños ocasionados por el tiempo o por un accidente; y, finalmente,
tendrán que ser demolidos para dar lugar a una instalación
más moderna o porque su uso se ha hecho ya innecesario. Esto
sucede con las casas; sucede igualmente con estructuras grandes y complejas
como centrales eléctricas y puentes. Cada fase en la vida de
la estructura de un edificio o una obra civil presenta riesgos generales
(como el riesgo de caídas) o peculiares de ese tipo de proyectos
(como el riesgo de derrumbamiento de las excavaciones durante la preparación
de los cimientos en un edificio o en una obra civil).
Para cada tipo de proyecto (y, desde luego; para cada fase del proyecto)
es posible predecir cuáles van a ser los principales riesgos
para la seguridad de los operarios de la construcción. El
riesgo de caídas es común a todos los proyectos de construcción,
incluso los que se realizan a nivel del terreno. Esto viene avalado
por la estadística de accidentes que muestra que la mitad de
los accidentes mortales entre los operarios de la construcción
implican caídas.
Nuevos locales
Concepción (proyecto)
Los riesgos físicos para las personas involucradas en el diseño
de nuevos locales surgen normalmente en las visitas del personal profesional
para realizar los reconocimientos previos. Las visitas de personal sin
compañía alguna a emplazamientos desconocidos o abandonados
pueden exponerle a riesgos a causa de accesos peligrosos, huecos sin
protección y excavaciones y, en un edificio, a causa de cables
eléctricos o maquinaria en estado peligroso. Si la inspección
requiere la entrada en habitaciones o excavaciones que han permanecido
cerradas durante cierto tiempo, existe el riesgo de encontrarse con
dióxido de carbono o con
niveles escasos de oxígeno. Todos los riesgos se ven incrementados
si se efectúan las visitas a un sitio sin iluminación
después de oscurecer o si el visitante solitario no tiene medios
de comunicarse con otras personas para reclamar ayuda. Por regla general,
el personal profesional no debería ser requerido a visitar emplazamientos
si tiene que hacerlo solo. No deberá hacer visitas
después del ocaso a menos que el sitio esté bien iluminado.
No deberá entrar en lugares cerrados a menos que antes se haya
comprobado fehacientemente que el sitio es seguro. Por último,
deberá permanecer en comunicación con su base o tener
un medio efectivo de conseguir ayuda.
La concepción o el proyecto propiamente dicho deberán
influir de modo importante en la seguridad de los contratistas cuando
éstos realicen los trabajos en la obra. De los proyectistas,
bien sean arquitectos o ingenieros civiles, cabe esperar más
que la simple confección de planos. Al crear su proyecto, deberán,
en virtud de su preparación y experiencia, tener una cierta idea
del modo en que será probable que se desarrolle el trabajo de
los contratistas para hacerlo realidad. Su competencia deberá
ser tal que sean capaces de indicar a los contratistas los riesgos que
se derivarán de sus métodos de trabajo. Los proyectistas
deberán eliminar en su diseño los riesgos que pueden surgir del
mismo, haciendo la estructura más "edificable" en lo tocante a salud
y seguridad y, siempre que ello sea posible, cambiando los materiales
por otros más seguros en sus especificaciones. Deberán mejorar los accesos
para el mantenimiento en la fase de proyecto, y reducir la necesidad
de que los operarios de mantenimiento corran peligro, incorporando aspectos
o materiales que requieran una atención menos frecuente durante la vida
del edificio.
En general, los
proyectistas sólo pueden eliminar los riesgos en el proyecto
hasta cierto punto; normalmente habrá riesgos residuales significativos
que los contratistas habrán de tener en
cuenta cuando conciban sus propios sistemas de trabajo seguros. Los
proyectistas deberán suministrar a los contratistas la información
sobre esos riesgos de modo que éstos puedan considerar tanto
los riesgos como las medidas de seguridad necesarias,primero cuando
oferten la obra y, después, cuando desarrollen sus sistemas para
hacer el trabajo con seguridad.
La importancia de incluir en las especificaciones materiales con mejores
propiedades para la salud y la seguridad suele ser menospreciada cuando
se aborda la seguridad desde el proyecto.
Los proyectistas y los redactores de especificaciones deben considerar
si se pueden obtener materiales con mejores propiedades tóxicas
o estructurales o que se puedan utilizar y mantener con más seguridad.
Esto requiere que los proyectistas mediten sobre los materiales que
se van a usar y decidan si, de acuerdo con la práctica anterior,
protegerán adecuadamente a los obreros de la construcción.
A menudo, el factor decisivo en la elección de los materiales
es el coste. Sin embargo, los clientes y los proyectistas deberían
darse cuenta de que, mientras materiales con mejores propiedades tóxicas
o estructurales pueden tener un coste inicial superior, a menudo resultan
más rentables durante la vida del edificio, porque los operarios
de la construcción y de mantenimiento requieren unos accesos
o un equipo de protección menos costosos.
Excavación
Normalmente, el primer trabajo que se realiza en la obra después
del reconocimiento del terreno y del replanteo, una vez que se ha adjudicado
el contrato, (suponiendo que no haya necesidad de
demoliciones o de despeje del emplazamiento), son los trabajos preliminares
para la cimentación. En el caso de pequeñas casas de uso
residencial, los cimientos probablemente no necesitarán excavaciones
más profundas de medio metro y se excavarán a mano. Para
bloques de apartamentos, edificios comerciales e industriales y algunas
estructuras de ingeniería civil, los cimientos pueden necesitar
bajar varios metros por debajo del nivel del terreno. Esto requerirá
la excavación de zanjas en las que se tendrá que trabajar
para rellenar los cimientos. Las zanjas de una profundidad superior
a 1 metro probablemente se excavarán por medio de máquinas
tales como las excavadoras. También se efectúan excavaciones
para permitir el tendido de cables y tuberías. Los contratistas
utilizan a menudo excavadoras especiales capaces de practicar excavaciones
profundas y estrechas. Si los trabajadores tienen que penetrar en estos
recintos excavados, los riesgos son esencialmente los mismos que se
encuentran en las zanjas de cimentación. Sin embargo, en excavaciones
o zanjas para cables y tuberías suele haber mayores posibilidades
de adoptar métodos de trabajo que no fuercen a los operarios
a introducirse en la excavación.
El trabajo en excavaciones de profundidad superior a 1 m requiere una
cuidadosa planificación y supervisión. El terreno es altamente
impredecible; la lluvia, las heladas o la vibración producida
por otras actividades constructivas en su proximidad pueden causar el
deslizamiento de un terreno aparentemente firme. Lo que parece una arcilla
firme y rígida, cuando está expuesta al aire se seca y
se agrieta; con la lluvia, se ablanda y se desliza. Un metro cúbico
de tierra pesa más de 1 tonelada; un trabajador que se vea alcanzado
tan sólo por un pequeño desprendimiento de tierras corre el riesgo de
resultar con roturas en las extremidades, sufrir aplastamiento de órganos
y sofocación. A causa de la importancia vital para la seguridad de elegir
un método adecuado de sostenimiento de los costeros de la excavación,
antes del comienzo de los trabajos deberá hacerse un reconocimiento
del terreno por personal con experiencia en excavaciones seguras, para
determinar el tipo y las condiciones del terreno, en particular la presencia
de agua.
Apuntalamiento
de los costados de la trinchera
Apuntalamiento de ambos lados. No resulta seguro confiar en el
desmonte o “achaflanado” de los lados de la excavación
hasta un ángulo seguro. Si se trata de un terreno formado por
arena o
limos, el ángulo que ofrece seguridad puede llegar a ser de 5
a 10 sobre la horizontal, y, generalmente, no hay tanto espacio enla
obra para una excavación tan ancha. El método más
común de dotar de seguridad al trabajo de excavaciones es sostener
ambos lados de la zanja mediante una entibación. Con el sostenimiento
de ambos lados, las cargas que transmite el terreno por un lado son
contrarrestadas por cargas similares que actúan a través
de codales contra los costados opuestos. Es preciso usar madera de buena
calidad para fabricar elementos verticales para el sistema de contención,
conocidas como tableros de avance. Los tableros de avance se hincan
en el terreno en cuanto empieza laexcavación; los tableros se
colocan borde contra borde, de modo que constituyen una pared de madera.
La misma operación se efectúa a ambos lados de la excavación.
A medida que ésta se hace más profunda, los tableros de
avance se siguen hincando en el terreno antes de seguir bajando. Cuando
la excavación llega a 1 metro de profundidad, se introduce una
fila de elementos horizontales (denominados carreras o largueros) que
se colocan contra los tableros de avance y se mantienen en posición
por codales de madera o metálicos, acuñados contra los
largueros opuestos con un espaciamiento regular. A medida que la excavación
continúa, los tableros son hincados más profundamente
en el terreno, juntamente con los largueros y codales; si la excavación
es más profunda de 1,2 m será necesario crear una nueva
fila de largueros y codales. Lógicamente, una excavación
de 6 m de profundidad requerirá cuatro filas de codales.
Los métodos normales de apuntalamiento con madera no se pueden
aplicar si la profundidad es superior a 6 m ,o siaparece agua en el
terreno. En estas situaciones se requieren otros tipos
de apuntalamiento de los laterales de las excavaciones, tales como planchas
de acero verticales, separadas firmemente por largueros de madera horizontales
y codales metálicos ajustables,
o bien una protección total con tablestacas de acero. Ambos métodos
ofrecen la ventaja de que las planchas de acero o las tablestacas se
pueden hincar mecánicamente antes del comienzo
de la excavación propiamente dicha. Además, tanto las
planchas como las tablestacas pueden ser retiradas al final del trabajo
y usadas de nuevo. Los sistemas de apuntalamiento para excavaciones
de una profundidad superior a 6 m o en terrenos con aguas infiltradas
deberán ser proyectados ex profeso; en estos casos las soluciones
normales no sirven.
Apuntalamiento de un solo costado. Una excavación que
tenga forma rectangular y unas dimensiones demasiado grandes para que
se puedan aplicar los métodos descritos anteriormente, puede
tener uno o más de sus lados sostenidos por una fila de tableros
de avance o planchas de acero. Estos, a su vez, son soportados, en primer
lugar, por una o más filas de largueros horizontales que luego
se mantienen en su sitio por puntales inclinados firmemente anclados
o sujetos a puntos de apoyo.
Otros sistemas.
Es posible utilizar cajones prefabricados de acero de ancho regulable
que se pueden hacer descender dentro de las excavaciones y dentro de
los cuales se puede trabajar
con seguridad. También es posible el uso de sistemas de marcos
patentados, en los que un marco horizontal se hace descender en la excavación
entre los tableros de avance o las
planchas de acero; el marco se despliega a la fuerza y aplica la presión
para mantener los tableros de avance derechos por la acción de
gatos hidráulicos, presión que se puede transmitir
mediante una bomba manejada desde un sitio seguro fuera de la excavación.
Formación y supervisión. Cualquiera que sea el
método de sostenimiento que se adopte, el trabajo deberá
ser ejecutado por obreros cualificados bajo la supervisión de
una persona con
experiencia. La excavación y sus elementos de sustentación
deberán inspeccionarse cada día y después de cada
ocasión en que hayan sido dañados o desplazados (p. ej.,
después de una
fuerte lluvia). Lo único que cabe presumir respecto a la seguridad
y el trabajo en las excavaciones es que todo tipo de terreno es susceptible
de fallar y, por tanto, no se deberá ejecutar ningún trabajo
con operarios dentro de una excavación de más de 1 m de
profundidad sin apuntalar. Véase también el apartado “Zanjas”
en este Capítulo.
Superestructura
La erección de la parte principal de una estructura de edificación
o de ingeniería civil (la superestructura) tiene lugar después
de la culminación de los cimientos. Esta parte del proyecto generalmente
exige trabajar en altura por encima del terreno. Las caídas de
altura o en el mismo nivel constituyen la causa más importante
de accidentes mortales o de lesiones importantes.
Trabajos con escaleras
Incluso si el trabajo consiste simplemente en la construcción
de una casa, el número de obreros que intervienen, la cantidad
de materiales que se han de manipular y, en las fases finales, las alturas
a las que se tiene que realizar el trabajo, hacen que sea necesario
el uso de algo más que simples escaleras para acceder con seguridad
a los puestos de trabajo.
Existen limitaciones en el tipo de trabajo que se puede realizar con
seguridad desde escaleras. El trabajo a una altura superior a 10 m sobre
el terreno generalmente no puede realizarse con seguridad desde una
escalera; las escaleras largas son en sí mismas de peligroso
manejo. Los obreros subidos en escaleras tienen un alcance limitado
y no pueden llevar con seguridad cualquier tipo de equipos y materiales;
el esfuerzo físico para permanecer sobre los peldaños
de la escalera limita el tiempo que pueden invertir en tales trabajos.
Las escaleras son útiles para ejecutar trabajos de corta duración
y con pesos ligeros a una distancia segura, como por ejemplo la inspección,
reparación y pintura de pequeñas zonas de la fachada del
edificio. Las escaleras también sirven para acceder a los andamios,
a las excavaciones y a las estructuras a las que no se ha dotado de
un acceso más permanente.
Será necesario el uso de plataformas de trabajo provisionales,
la más común de las cuales es el andamio. En bloques de
apartamentos de varias plantas, edificios de oficinas o la estructura
de un puente resulta necesario el empleo de andamios de diversa complejidad,
en función de las características del trabajo.
Andamios
Los andamios consisten en armazones de acero o madera fácilmente
ensamblables sobre los cuales se pueden colocar plataformas de trabajo.
Los andamios pueden ser fijos o móviles.
Los andamios fijos, es decir, los que se levantan a lo largo de un edificio
o estructura, pueden ser independientes o de parales.
El tipo de andamio
independiente lleva pies derechos o zancos a lo largo de ambos lados
de las plataformas y es capaz de permanecer en posición vertical
sin apoyarse en el edificio. El andamio de parales tiene zancos a lo
largo del borde exterior de sus plataformas de trabajo, pero el lado
interior se apoya en el propio edificio, y una parte del armazón
del andamio, los parales o almojayas, tienen extremos aplanados que
se colocan entre las hiladas de la fábrica de ladrillo para lograr
su apoyo. Incluso el tipo de andamio independiente necesita ser rígidamente
arriostrado o asegurado a la estructura en intervalos regulares si existen
plataformas de trabajo por encima de 6 m o sielandamio está provisto
de lonas de protección de las inclemencias del tiempo, lo cual
incrementa los esfuerzos debidos al viento.
Las plataformas de trabajo sobre andamios consisten en tableros de madera
de buena calidad colocados a nivel y con ambos extremos firmemente apoyados;
si la madera es propensa a combarse debido a la carga de personal o
materiales, será necesario disponer apoyos intermedios. Las plataformas
nunca serán de un ancho menor de 600 mm si se usan para
acceder y para trabajar en ellas, o menor de 800 mm si también
se usan para soportar materiales. Si existe riesgo de caídas
de más de 2 m deberá protegerse el borde exterior con
una
barandilla rígida, sujeta firmemente a los pies derechos, a una
altura comprendida entre 0,91 y 1,15 m sobre la plataforma. Para evitar
la caída de materiales desde la plataforma se colocará
un zócalo de una altura mínima de 150 mm sobre la plataforma
en todo el borde exterior, también sujeto a los pies derechos.
Si se tuvieran que quitar las barandillas y los zócalos
para permitir el paso de materiales, deberán reemplazarse lo
antes posible.
Los zancos de los andamios deberán mantenerse en posición
vertical y firmemente apoyados en su base sobre placas, y si es necesario
sobre durmientes de madera. El paso, dentro de los
andamios fijos, de un nivel de trabajo a otro se hace generalmente a
través de escaleras. Estas deberán estar sujetas debidamente
por la parte superior e inferior y prolongarse al menos 1,05 m por encima
de la plataforma.
Los principales riesgos del empleo de andamios —caídas de
personas o materiales— generalmente se producen por deficiencias
tanto en el montaje inicial (omisión de la colocación
de una barandilla), por un uso indebido (una carga excesiva) o por una
adaptación hecha de modo inadecuado en el curso de los trabajos
(p. ej., se añaden lonas para la protección atmosférica
sin amarrarlas convenientemente al edificio). Otros ejemplos: tableros
de madera de las plataformas de los andamios que se desplazan o se rompen;
escaleras que no se amarran en su parte superior e inferior. La lista
de acciones que pueden fallar si los andamios no se montan por personal
experimentado bajo una supervisión adecuada, es casi interminable.
Los mismos montadores de los andamios están, particularmente,
expuestos al riesgo de caídas durante el montaje y desmontaje
de los mismos, porque a menudo se ven obligados a trabajar en altura,
en
lugares expuestos sin plataformas de trabajo adecuadas (véase
la Figura 93.4).
Andamios torre. Los andamios torre pueden ser fijos o móviles,
con una plataforma de trabajo en la parte superior y una escalera de
acceso dentro del armazón de la torre. El andamio torre
móvil se desplaza sobre ruedas. Tales torres pierden su estabilidad
fácilmente y su altura deberá ser limitada; para un andamio
torre fijo, la altura no superará más de 3,5 veces la
dimensión más corta de la base; para los móviles,
la proporción se reduce a 3 veces.Laestabilidad de los andamios
torre deberá incrementarse mediante el uso de contravientos.
No se permitirá que los operarios permanezcan en lo alto de los
andamios torre móviles mientras éstos se desplazan o si
las ruedas no están bloqueadas.
Figura 93.4
El riesgo principal
de estos andamios es el de vuelco, lanzando al personal fuera de su
plataforma; ello puede deberse a que la torre es demasiado alta con
relación a la base, a la ausencia contravientos o ruedas de bloqueo,o
a un usoindebido del andamio, tal vez sobrecargándolo.
Andamios colgantes. La otra categoría principal de andamios
está formada por los que andamios colgantes. El andamio colgante
es, en esencia, una plataforma de trabajo colgada por medio de
cables o tubos de una estructura superior como un puente. El andamio
suspendido es también una plataforma o una cesta suspendida por
cables, pero en este caso se puede subir y bajar.
A menudo se coloca para los trabajos de mantenimiento y pintura, a veces
como parte del edificio terminado. En ambos casos, el edificio o la
estructura deberá ser capaz de soportar la
plataforma suspendida, y los dispositivos de suspensión deben
ser lo suficientemente robustos para soportar la carga prevista de personal
y materiales, incluyendo las barandillas para evitar
caídas. En el caso de plataformas colgantes, al menos, deberá
haber tres espiras de cuerda en el tambor del cabrestante cuando la
plataforma se halle en su posición más baja. Si no hay
dispositivos para evitar la caída de la plataforma suspendida
en caso de fallo de un cable, los operarios que están en la plataforma
deberán usar un cinturón de seguridad y una cuerda
amarrada a un punto de anclaje seguro en el edificio. El personal que
utilice estas plataformas deberá ser instruido y tener experiencia
en su uso.
El principal riesgo que concierne a los andamios colgantes es el fallo
de los dispositivos de soporte, bien de la estructura en sí misma,
bien de los cables o tubos de los que cuelga la plataforma. Esto puede
deberse a un montaje o instalación incorrecta del andamio colgante
o suspendido, a una sobrecarga o a cualquier otro tipo de uso indebido.
El fallo de los andamios
colgantes ha causado múltiples accidentes mortales y puede poner
en peligro a los viandantes.
Todos los andamios y las escaleras deberán ser inspeccionados por una persona competente, al menos semanalmente, y antes de volver a usarlos después de haber estado expuestos a condiciones meteorológicas que los puedan haber dañado. No deberán emplearse escaleras con largueros agrietados ni peldaños rotos. Los operarios que monten y desmonten los andamios deberán recibir una formación específica y deberán tener experiencia para asegurar su propia seguridad y la de otros que puedan usar los andamios. A menudo los andamios son suministrados por un contratista, quizás el principal, para uso por el resto de contratistas. En este caso, los operarios de algún oficio pueden modificar o desplazar partes de los andamios para facilitar su trabajo, sin restaurar el andamio a continuación, o sin percatarse del riesgo que han creado. Es importante que las disposiciones en materia de coordinación de salud y seguridad en el ámbito de la obra traten eficazmente del efecto de la acción de un oficio en la seguridad de los demás.
Equipo de acceso
motorizado
En algunos trabajos, tanto de construcción como de mantenimiento,
puede resultar más práctico utilizar equipos de acceso
motorizados que andamios de cualquier tipo. El poder acceder a la parte
inferior del tejado de una fábrica en la que se efectúa
una renovación del revestimiento o a unas pocas ventanas de un
edificio puede ser más barato y seguro que envolver toda la estructura
con un andamio. El equipo de acceso motorizado es ofrecido por los fabricantes
en diversas formas; por ejemplo: plataformas que se pueden elevar y
bajar verticalmente por acción hidráulica o abriendo y
cerrando unos gatos de tijera y brazos articulados accionados hidráulicamente,
con una plataforma de trabajo o una cesta al final del brazo, denominados
comúnmente recogecerezas. Tal equipo suele ser móvil
y se puede desplazar al lugar requerido y entrar en servicio en pocos
momentos. La utilización segura de este equipo requiere que el
trabajo sea compatible con las especificaciones de la máquina
descritas por su fabricante (p. ej., el equipo no debe ser sobrecargado
ni trabajar a distancias mayores de las señaladas).
El equipo de acceso motorizado precisa un suelo firme y horizontal sobre
el cual trabajar; puede ser necesario instalar contravientos para asegurarse
de que la máquina no vuelque. Los operarios deben tener acceso
a los mandos desde la plataforma de trabajo. También deben estar
entrenados en el uso del equipo. Adecuadamente mantenido y manejado,
este tipo de
equipo puede facilitar un acceso seguro cuando sea prácticamente
imposible instalar un andamio; por ejemplo, durante la fases iniciales
de montaje de una estructura metálica o para facilitar el acercamiento
de los montadores a los puntos de conexión de vigas y pilares.
Montaje de estructuras metálicas
La superestructura, tanto de edificios como de obras civiles, a menudo
implica la erección de importantes estructuras metálicas,
a veces de gran altura. Si bien la responsabilidad de garantizar un
acceso seguro a los montadores que ensamblan estas estructuras compete
principalmente a la dirección de los contratistas de estos montajes,
su trabajo puede verse simplificado por
los proyectistas de la estructura metálica. Los proyectistas
deben asegurarse de que el diseño y la disposición de
los taladros para los pernos sean sencillos y de que facilitan una sencilla
introducción de los pernos; la disposición de juntas y
taladros para pernos debe ser lo más uniforme posible en toda
la estructura; conviene prever silletas en los pilares en las conexiones
con las vigas, de modo que estas se puedan apoyar mientras los montadores
proceden a la inserción de los pernos. En la medida de lo posible,
el proyecto debe garantizar que las escaleras formen parte de la estructura
inicial para que los montadores tengan que depender menos de las vigas
y escaleras para su acceso. Del mismo modo, el diseño debe prever que
los taladros se tengan que efectuar en lugares adecuados de los pilares
durante la fabricación y antes de la entrega de la estructura en obra,
lo que permitirá el amarre de cables tensos a los que los montadores
provistos de cinturones de seguridad puedan asegurar maromas corredizas.
Se intentará colocar las placas de forjados lo antes posible en estas
estructuras, para reducir el tiempo que los montadores han de confiar
en los cinturones y maromas de seguridad o en las escaleras. Si la estructura
metálica debe permanecer abierta y sin forjados mientras que prosigue
el montaje, deberán tenderse redes de seguridad debajo de los niveles
de trabajo. En la medida de lo posible, el proyecto de la estructura
metálica y las prácticas de trabajo de los montadores de la misma deberán
minimizar el ámbito en que los montadores tengan que caminar por la
estructura.
Trabajos en
cubiertas
Si la elevación de los muros es una tarea ardua e importante
de la construcción de un edificio, la ejecución de la
cubierta es igualmente importante y presenta riesgos singulares. Las
cubiertas
pueden ser planas o inclinadas. En las cubiertas planas el riesgo principal
lo constituye la caída de personas y materiales, bien por el
borde, bien por aberturas practicadas en la cubierta. Las
cubiertas planas suelen construirse de madera, hormigón in situ
o losas. Las cubiertas planas deben ser impermeabilizadas para impedir
el paso del agua, para lo cual se usan diversos materiales, entre los
que se incluyen betunes y fieltros. Todos los materiales precisos para
la cubierta han de ser izados hasta el nivel requerido, lo cual puede
hacer necesaria la utilización de montacargas o grúas
si el edificio es elevado o las cantidades de material de cubrición
y de impermeabilizantes son importantes. Puede ser necesario calentar
el betún para facilitar su extendido y sellado, lo cual puede
implicar la necesidad de subir a la cubierta botellas de
gas y recipientes para fundirlo. Los operarios de la cubierta y las
personas que se encuentren debajo pueden sufrir quemaduras por el betún
caliente y se pueden originar incendios que afecten a la estructura
del edificio.
El riesgo proveniente de caídas desde las cubiertas planas se puede evitar rodeando su perímetro con una protección provisional en forma de barandilla de dimensiones análogas a las que se instalan en los andamios. Si el edificio se encuentra aún rodeado por el andamio exterior, éste se puede prolongar hasta el nivel de la cubierta, para ofrecer una protección perimetral a los que trabajan en ella. Las caídas por agujeros en las cubiertas planas se pueden evitar mediante su cubrición o, si han de permanecer abiertos, colocando barandillas en su perímetro.
Los tejados inclinados
se encuentran más comúnmente en casas unifamiliares y en edificios de
menor volumen. La inclinación del tejado se consigue construyendo un
armazón de madera al que se adosará el recubrimiento exterior del mismo,
generalmente formado por tejas de hormigón o cerámica. La inclinación
del tejado puede ser superior a 45° sobre la horizontal, pero incluso
una pendiente menos pronunciada ofrece riesgos cuando está mojada.
Para evitar la caída de los operarios durante la fijación
de barrotes, fieltro y tejas, deberán utilizarse escaleras apropiadas.
Si estas escaleras no se pueden asegurar o apoyar firmemente por su
extremo inferior, deberán llevar un enganche de acero diseñado
especialmente para anclarlo sobre las tejas del caballete. Si no existe
certeza acerca de la resistencia de estas tejas, la escalera deberá
amarrarse firmemente con una cuerda de su peldaño superior, pasándola
por encima de las tejas del caballete y llevándola hasta un sólido
punto de anclaje.
Tanto en los tejados inclinados como en los curvos o abovedados se usan
materiales de cubrición frágiles. Algunas claraboyas se
construyen también con materiales frágiles. Los materiales
típicos incluyen planchas de fibrocemento, plástico, tableros
aglomerados tratados y lana de madera. Como los operarios de cubiertas
frecuentemente pasan por encima de las planchas que acaban de colocar,
se precisa un acceso seguro al lugar de colocación de las planchas y
una posición segura desde la cual realizar su trabajo. Esto se logra
habitualmente empleando de una serie de escaleras de tejado. Los materiales
de cubrición frágiles representan un mayor riesgo para los obreros de
mantenimiento, que pueden desconocer su fragilidad. Los proyectistas
y los arquitectos pueden mejorar la seguridad de los operarios de cubiertas,
en primer lugar, no especificando materiales frágiles.
La colocación de cubiertas, incluso las que son planas, puede resultar peligrosa en condiciones de fuerte viento o bajo una intensa lluvia. Materiales como las planchas, normalmente seguros de manipular, pueden llegar a ser peligrosos en estas condiciones atmosféricas. Los trabajos inseguros en cubiertas no solo ponen en peligro a los operarios que trabajan en ellas, sino que representan un riesgo para las personas situadas debajo. La construcción de cubiertas nuevas es un trabajo peligroso, pero el mantenimiento de las mismas es aún más peligroso, si cabe.
Renovación
La renovación incluye el mantenimiento de la estructura y los
cambios que en ella se realizan a lo largo de su período de vida.
El mantenimiento (incluida la limpieza y la reparación del maderamen
u otras superficies exteriores, rejuntado del cemento y reparaciones
en paredes y cubierta) presenta riesgos de caídas análogos
a los de la erección de la estructura, a causa de la necesidad
de tener que acceder a partes elevadas de aquella. De hecho, los riesgos
pueden ser mayores, ya que durante los trabajos de mantenimiento de
menor importancia y de corta duración existe la tentación
de ahorrar en la aportación de equipos de acceso seguros: por
ejemplo, pretender hacer desde una escalera el trabajo que sólo
se puede hacer con seguridad
desde un andamio. Esto es particularmente cierto en los trabajos en
cubierta, en los que la sustitución de una teja puede llevar
unos minutos, pero existe la posibilidad de caída de un trabajador
con resultados mortales.
Mantenimiento y limpieza
Los proyectistas, y de modo especial los arquitectos, pueden mejorar
la seguridad de los operarios de mantenimiento y limpieza teniendo en
cuenta en sus proyectos y especificaciones la
necesidad de un acceso seguro a las cubiertas, a las salas de máquinas,
a las ventanas y a otras ubicaciones en el exterior de la estructura.
La mejor solución sería evitar completamente el
acceso, seguida de la inclusión de un acceso seguro permanente
que forme parte de la estructura, quizás una escalera, una pasarela
con barandillas o una plataforma de acceso motorizada
colgada permanentemente de la cubierta. La solución menos satisfactoria
para el personal de mantenimiento es aquella en que el único
acceso posible pasa por un andamio similar al usado
para la construcción del edificio. Este problema es menos probable
que surja en los trabajos de restauración importantes, de mayor
duración, pero en las obras de plazo corto, el coste de
un andamio total es tal, que existe una mayor tentación de hacer
recortes y utilizar equipos de acceso móviles motorizados o andamios
torre en trabajos para los que no son propios ni adecuados.
Si la renovación incluye un cambio sustancial del revestimiento
del edificio o una limpieza total con chorros de agua a presión
o sustancias químicas, la única respuesta que no sólo
ofrecerá protección a los obreros sino que también
permitirá la colocación de lonas para proteger a los viandantes
puede ser el andamiaje de toda la fachada. Las protecciones de los operarios
de limpieza con chorro de agua a presión incluyen ropa impermeable,
botas y guantes, y una mascarilla facial o gafas para la protección
ocular. La limpieza con sustancias químicas tales como ácidos requiere
una ropa análoga, pero resistente a los ácidos. Si se usan abrasivos
para la limpieza de la estructura, es preciso emplear una sustancia
libre de sílice. Dado que el empleo de abrasivos origina un polvo que
puede ser nocivo, los operarios tendrán que usar un equipo respiratorio
homologado. El repintado de ventanas en un edificio de oficinas alto
o en un bloque de apartamentos no se puede hacer con seguridad desde
escaleras, aunque habitualmente ello es posible en viviendas unifamiliares.
En el primer caso se precisará montar un andamio o colgar andamios suspendidos
de la cubierta, tales como cestas, asegurándose de que los puntos de
suspensión sean adecuados.
El mantenimiento
y la limpieza de las estructuras de obras civiles, como puentes, chimeneas
altas o mástiles, puede obligar a trabajar a unas alturas o en
unas ubicaciones tales (p. ej., sobre
el agua) que imposibiliten el montaje de un andamio normal. Siempre
que sea posible deberá realizarse el trabajo desde un andamio
fijo suspendido de la estructura. En caso contrario, el trabajo deberá
ejecutarse desde una cesta firmemente suspendida. Los puentes modernos
incorporan sus propias cestas como parte de la estructura permanente;
éstas deben comprobarse
perfectamente antes de usarlas para un trabajo de mantenimiento. Las
estructuras de ingeniería civil se encuentran frecuentemente
expuestas a los agentes atmosféricos; no se permitirá
el trabajo en ellas en condiciones de fuerte viento o lluvia intensa.
Limpieza de ventanas
La limpieza de ventanas presenta sus propios riesgos, especialmente
si se realiza desde escaleras colocadas sobre el suelo, o con disposiciones
improvisadas para acceder a edificios de mayor altura. La limpieza de
ventanas no se suele considerar una parte del proceso constructivo y,
sin embargo, es una operación muy generalizada que puede poner
en peligro a los limpiadores de ventanas y al público. No obstante,
la seguridad de la limpieza de ventanas viene influenciada en parte
por el proyecto. Si los arquitectos no tienen en cuenta la necesidad
de un acceso seguro
o, en lugar de ello, no especifican ventanas que se puedan limpiar desde
el interior, entonces la labor del contratista de la limpieza de ventanas
será mucho más peligrosa. Si en el proyecto inicial se
prevé suprimir la limpieza de ventanas desde el exterior o la
instalación de un equipo de acceso adecuado a tal fin, ello puede
representar un coste inicial superior, pero a lo largo de la vida del
edificio representará un ahorro considerable de gastos de mantenimiento
y la reducción del riesgo.
Rehabilitación
La rehabilitación es una vertiente importante y peligrosa de
la renovación. Tiene lugar cuando, por ejemplo, se mantiene la
estructura esencial del edificio o del puente, pero una parte ha
de ser reparada o sustituida. En las viviendas, la rehabilitación
suele implicar el arrancado de ventanas, posiblemente de suelos y las
escaleras, junto con la instalación eléctrica y de fontanería,
y su sustitución por materiales nuevos y generalmente de mejor
calidad. En un edificio comercial de oficinas, la rehabilitación
afecta a las ventanas y posiblemente a los suelos, pero también
es
posible que se haya de arrancar y sustituir el revestimiento de un edificio,
instalar un nuevo sistema de ventilación y calefacción
y ascensores o renovar la instalación eléctrica.
En las estructuras de obra civil tales como puentes, la rehabilitación
puede representar dejar desnuda la estructura básica, reforzándola,
renovando partes y reemplazando la vía de rodadura
y algún revestimiento.
La rehabilitación presenta los riesgos comunes a todos los obreros
de la construcción: caídas de personas y materiales. El
riesgo se acrecienta cuando los locales permanecen ocupados durante
la rehabilitación, como sucede a menudo en locales domésticos tales
como bloques de apartamentos, cuando no se dispone de alojamientos alternativos
para los moradores. En estas situaciones, éstos últimos y en especial
los niños corren los mismos riesgos que los operarios de la construcción.
Durante la rehabilitación puede haber riesgos ocasionados por los cables
eléctricos de las herramientas portátiles que se necesitan, tales como
sierras y taladros. Es importante que el trabajo se planifique minuciosamente
para eliminar los riesgos tanto de los operarios como de los inquilinos;
éstos necesitan ser informados de lo que se está haciendo y el momento
en que se hará. Se impedirá el acceso a las habitaciones, escaleras
o balcones donde se ejecuten los trabajos. Las entradas a los bloques
de apartamentos pueden necesitar una cubierta para proteger a las personas
de la caída de materiales. Al terminar la jornada de trabajo, se retirarán
las escaleras y andamios o se condenarán de tal manera que los niños
no puedan acceder a ellas y correr peligro. Del mismo modo, deberán
retirarse y almacenarse en un lugar seguro las pinturas, las botellas
de gas y las herramientas eléctricas.
En los edificios
comerciales ocupados donde se rehabiliten los servicios, se imposibilitará
la apertura de las puertas de los ascensores. Si la rehabilitación
interfiere con el equipo contra
incendios y de emergencia, habrá que adoptar disposiciones especiales
para avisar a los inquilinos y a los obreros en caso de producirse un
incendio. La rehabilitación de locales comerciales y domésticos
puede requerir la retirada de materiales que contengan amianto. Esto
presenta importantes riesgos de salud para los operarios y los ocupantes
cuando regresan al edificio. La retirada de amianto sólo debe
ser efectuada por contratistas especialmente preparados y equipados.
La zona de la que se retira el amianto necesita ser aislada de otras
partes del edificio en el transcurso de los trabajos. Antes del regreso
de los ocupantes a las zonas de las que se ha arrancado el amianto,
deberá controlarse la atmósfera de las habitaciones y
evaluarse los resultados para asegurarse de que los niveles de fibras
de amianto contenidos en el aire se hallan por debajo de los permisibles.
La manera más segura de ejecutar una rehabilitación consiste
en desalojar totalmente a los ocupantes y personas ajenas; sin embargo,
esto a veces es simplemente imposible de llevar a cabo.
Suministros
La instalación de servicios de suministro en los edificios, como electricidad,
gas, agua y telecomunicaciones, suele ser ejecutada por subcontratistas
especializados. Los principales riesgos son las caídas debidas a un
acceso descuidado, el polvo y los humos producidos por los taladros
y las cortadoras y la electrocución o incendio producido por el suministro
eléctrico y de gas. Los riesgos son análogos en las viviendas unifamiliares,
aunque en menor escala. El trabajo de los contratistas resulta más fácil
si al proyectar la estructura, el arquitecto prevé espacio suficiente
para colocar las acometidas. Se precisa espacio para los conductos y
las rozas en paredes y suelos más el espacio adicional para que los
instaladores trabajen con eficacia y seguridad. Las mismas consideraciones
se aplican al mantenimiento de las instalaciones después de la entrada
en servicio del edificio. Una adecuada atención al detalle en relación
con los conductos, rozas y aperturas durante el proyecto inicial de
la estructura debería dar como resultado que todos fueran construidos
o empotrados dentro de la misma. En tal caso necesario no sería que
los obreros hicieran rozas para canales o conductos ni que tuvieran
que abrir agujeros usando herramientas eléctricas que originan grandes
cantidades de polvo. Si se habilita un espacio adecuado para la maquinaria
y los conductos de aire acondicionado y de calefacción, el trabajo de
los instaladores resulta más fácil y seguro porque es posible trabajar
desde sitios seguros en vez de, por ejemplo, trabajar sobre tableros
acuñados en el interior de los conductos verticales. Si el alumbrado
y el cableado tienen que instalarse por el techo en habitaciones de
mucha altura, los contratistas pueden necesitar andamios torre o de
otro tipo, además de escaleras.
La instalación de los servicios deberá hacerse de acuerdo con las normas locales en vigor. Estas, por ejemplo, deberán cubrir todos los aspectos de seguridad de las instalaciones de gas y eléctricas, de modo que los contratistas eléctricos no tengan duda alguna acerca de las normas exigidas para la instalación de cables, aislamiento, puesta a tierra, fusibles, aisladores, y las de instalación de gas, acerca de la protección de tuberías, aislamiento, ventilación adecuada y acoplamiento de dispositivos de seguridad ante fallos de la llama y pérdida de presión. La omisión por parte de los contratistas de ocuparse adecuadamente de estos asuntos de detalle en la instalación o en el mantenimiento de los servicios originará riesgos, tanto para sus propios operarios como para los ocupantes del edificio.
Acabados interiores
Si la estructura es de ladrillo o de hormigón, el acabado interior
puede requerir un revoque de yeso inicial para obtener una superficie
que pueda pintarse. El de yesero es un oficio tradicional.
Los riesgos principales son la severa fatiga en los brazos y la espalda
a causa del acarreo de los sacos de material y de las placas de yeso
y, luego, el proceso real de aplicar el revoque, especialmente cuando
el operario trabaja en el techo. Después del revoque, los paramentos
pueden pintarse. En este caso, el riesgo proviene de los vapores despedidos
por los disolventes y a veces por las mismas pinturas. Si es posible
deberán usarse pinturas al agua. Si se usan pinturas de base
disolvente, las habitaciones deberán estar bien ventiladas, si
es necesario por medio de ventiladores. Si se usan materiales tóxicos
y no se puede establecer una ventilación, los operarios deberán
usar protección individual y respiratoria.
A veces el acabado interior puede precisar la fijación de revestimientos
a las paredes. Si ello implica la utilización de pistolas para
fijar los paneles al entarimado, el riesgo puede surgir principalmente
del modo de manejar la pistola. Los clavos lanzados por un cartucho
al ser disparados pueden atravesar paredes y tabiques o pueden rebotar
al golpear contra un objeto duro. Los contratistas deben planificar
su trabajo con sumo cuidado, incluso, en su caso, impidiendo la presencia
de personal en su proximidad.
El acabado puede requerir la fijación de baldosas y losas de
diversas clases de material a las paredes y suelos. El corte de grandes
cantidades de baldosas cerámicas o losas de piedra por
medio de cortadoras con motor eléctrico ocasiona ingentes cantidades
de polvo y deberá hacerse en mojado o en un recinto cerrado.
El principal riesgo al trabajar con baldosas, incluso las baldosas de
moqueta, se deriva de la necesidad de colocarlas mediante colas y pegamentos.
Los adhesivos que se usan se basan en disolventes y desprenden vapores
que son nocivos y
que en un espacio cerrado pueden ser inflamables. Es más, los
colocadores de baldosas tienen que estar arrodillados sobre el punto
en que se desprenden los vapores. Deberán usarse pegamentos de
base acuosa. Si se utilizan pegamentos con base disolvente, las habitaciones
deberán estar bien ventiladas (con ayuda de ventiladores), la
cantidad de pegamento introducido en la
habitación debe ser la mínima y los bidones deberán
ser trasvasados a latas más pequeñas usadas por los soladores
y almacenados fuera del local de trabajo.
Si el acabado requiere la instalación de materiales de instalación
térmica o acústica, como suele ocurrir en los bloques
de apartamentos y edificios comerciales, estos pueden venir en forma
de planchas o baldosas que se cortan, bloques que se unen, entre sí
o a una superficie con cemento, o líquidos que se proyectan. Los riesgos
incluyen la exposición al polvo, que puede ser irritante y dañino. No
se usarán materiales que contengan amianto. Si se usan fibras minerales
artificiales, los operarios deberán usar protección respiratoria y ropas
protectoras para evitar irritaciones cutáneas.
Riesgos de incendio
en acabados interiores
Muchos de los trabajos de acabado en un edificio conllevan el uso de
materiales que incrementan en gran medida el riesgo de incendio. La
estructura base puede estar formada por acero relativamente no inflamable,
hormigón y ladrillo. Sin embargo las empresas de acabado introducen
la madera, tal vez el papel, pinturas y disolventes.
Al mismo tiempo que se realizan los acabados interiores, se pueden estar
ejecutando trabajos con herramientas de motor eléctrico, o tal
vez la instalación eléctrica. Casi siempre existe una
fuente de ignición por vapor o materiales inflamables usados
en los acabados. Muchos incendios muy costosos han estallado durante
la ejecución de los acabados, poniendo a los obreros en peligro
y generalmente dañando no sólo los acabados del edificio,
sino incluso la estructura. Un edificio en fase de acabado es un núcleo
cerrado en el cual, posiblemente, centenares de obreros estén
usando materiales inflamables. El contratista principal debe asegurar
que se establecen las disposiciones adecuadas para facilitar y proteger
las vías de escape, para mantener las rutas de acceso libres
de obstrucciones, para reducir la cantidad de materiales inflamables
almacenados y en uso dentro del edificio, para alertar a los contratistas
en caso de incendio y, cuando sea necesario, evacuar el edificio.
Acabados exteriores
Algunos de los materiales usados para los acabados interiores pueden
también ser utilizados en el exterior, pero los acabados exteriores
generalmente están relacionados con revestimientos, sellado y
pintura. Las llagas de mortero en las fábricas de ladrillo y
bloques son generalmente rejuntadas o acabadas a medida que se colocan
los bloques o los ladrillos, y no requieren más atención.
El exterior de los muros puede estar acabado con un revestido de mortero
que luego va pintado, o mediante la aplicación de una capa de
árido fino, como el estuco o un guarnecido basto. El acabado
exterior, como en general, el trabajo de la construcción, se
hace en el exterior y está sometido a los efectos del tiempo.
El mayor riesgo, con diferencia, es el riesgo de caídas, a menudo
agravado por dificultades para manipular los materiales y los componentes.
El uso de pinturas, sellantes y adhesivos que contienen disolventes
causa menos problemas que en los acabados interiores, porque la ventilación
natural impide la formación de concentraciones de vapor inflamables.
También aquí, los proyectistas pueden influir en la seguridad
de los acabados exteriores especificando paneles de revestimiento que
se puedan manejar con seguridad (p. ej., ni demasiado pesados, ni demasiado
grandes) y estableciendo disposiciones de modo que el trabajo se pueda
hacer desde un lugar seguro. La estructura o los forjados del edificio
deberán
diseñarse de modo que incorporen elementos como pestañas
o entrantes que permitan una fácil descarga de los paneles de
revestimiento, especialmente cuando su colocación se hace con
grúa o montacargas. La especificación de materiales como
plásticos para marcos de ventana e impostas elimina la necesidad
de pintar y repintar y reduce el mantenimiento ulterior. Esto beneficia
a la seguridad de los operarios de la construcción y la de los
ocupantes de la casa o apartamento.
Paisajismo
El paisajismo a gran escala puede incorporar un movimiento de tierras
análogo al que se realiza en las obras de carreteras y canales.
Puede requerir excavaciones profundas para instalar drenajes; extensas
zonas tendrán que pavimentarse con losas u hormigón; es
posible que haya que mover rocas. Finalmente, es posible que el cliente
desee crear la impresión de una urbanización madura, bien
establecida, para lo cual se tendrán que plantar árboles
de buena edad. Todo ello requiere excavaciones, zanjas y retirada de
tierras. A menudo también requiere una capacidad considerable
para izar cargas.
Los contratistas de paisajismo son generalmente especialistas que no
dedican gran parte de su tiempo trabajando para contratos de construcción.
El contratista principal debe asegurar su incorporación a los
trabajos en el momento adecuado (no necesariamente al final del contrato).
Las excavaciones importantes y el tendido de tuberías deben ejecutarse,
de preferencia, al principio del proyecto, cuando se están realizando
los trabajos de cimentación del edificio. Estos trabajos no deben
socavar ni poner en peligro el edificio ni sus edificaciones exteriores
sobrecargando la estructura de un modo peligroso mediante montones de
tierra colocados encima o contra los edificios. Si es preciso arrancar
la capa de tierra vegetal y más adelante volver a colocarla,
se deberá habilitar suficiente espacio para su acopio en condiciones
de seguridad.
El paisajismo también puede ser requerido en instalaciones industriales
y en servicios públicos por motivos de seguridad y medioambientales.
Alrededor de una planta petroquímica puede
ser necesario nivelar el terreno o practicar una pendiente en cierta
dirección, posiblemente cubriendo el terreno con gravilla u hormigón
para evitar el crecimiento de vegetación. Por otro lado, si la
urbanización del contorno de una instalación industrial
se hace con la intención de mejorar el aspecto o por razones
medioambientales (p. ej., reducir el ruido u ocultar una instalación
antiestética), es posible que tengan que ejecutarse terraplenes,
montarse pantallas o plantarse árboles. Hoy en día las
carreteras y las vías férreas tienen que incluir elementos
insonorizadores si pasan cerca de zonas urbanas, u ocultar sus movimientos
si atraviesan zonas ecológicamente muy sensibles. El paisajismo
no debe ser una idea de último momento, porque
además de mejorar el aspecto de una planta o un edificio puede,
en función de la naturaleza de la urbanización, conservar
el entorno y mejorar la seguridad en general. Por lo tanto, necesita
ser proyectado y planificado como parte integrante del proyecto.
Demolición
La demolición es quizás la operación más
peligrosa de la construcción.
Reúne todos los riesgos del trabajo en altura y de la caída
de materiales, pero además se lleva a cabo en una estructura
que ha sido debilitada bien a causa de la propia demolición,
bien a
resultas de tormentas, daños producidos por inundaciones, incendios,
explosiones o del uso y deterioro natural. Los riesgos que se producen
durante la demolición son caídas, golpes o el
soterramiento por el material derribado o por el derrumbamiento espontáneo
de la estructura, el ruido y el polvo. Uno de los problemas prácticos
para asegurar la salud y la seguridad durante la demolición es
que se pueda ejecutar muy rápidamente; con los equipos actuales
se puede realizar una demolición importante en un par de días.
Existen tres métodos principales para demoler una estructura:
derribarla de un modo sistemático; tirarla abajo o volarla mediante
el uso de explosivos. El método a elegir viene condicionado
por el estado de la estructura, sus alrededores, los motivos de la demolición
y su costo. Generalmente el uso de explosivos no será posible
si hay edificios próximos. La demolición necesita ser
planificada con tanto cuidado como cualquier otra fase de la construcción.
La estructura a demoler debe ser examinada a fondo estudiando los planos
disponibles, de modo que el contratista de la demolición pueda disponer
de la mayor información posible sobre su naturaleza, su método de construcción
y sus materiales. Comúnmente en los edificios y otras estructuras que
se van a demoler se puede encontrar amianto, lo cual exige recurrir
a contratistas especializados en su manipulación.
La planificación
del proceso de demolición debe garantizar que la estructura no
se sobrecargará o se cargará desigualmente con escombros
y que se dejen huecos adecuados para la caída de
escombros y su retirada segura. Si la estructura resulta debilitada
al cortar partes de la misma (especialmente si se trata de hormigón
armado u otros tipos de estructura sometidos a esfuerzos importantes)
o por el derribo de partes de un edificio tales como forjados o muros
interiores, ello no debe debilitar la estructura de modo que se pueda
producir un derrumbamiento
inesperado. La caída de los materiales de escombro y chatarra
deberá planificarse de modo que se puedan retirar o guardar con
seguridad y adecuadamente; a veces el coste de un trabajo
de demolición depende de la recuperación de la chatarra
o de los componentes de valor.
Si la estructura se tiene que demoler sistemáticamente (p. ej.,
bajando paso a paso), sin usar piquetas mecánicas controladas
a distancia, los obreros tendrán que realizar el trabajo
necesariamente con herramientas de mano o herramientas mecánicas
manuales. Ello supone que deben trabajar en altura en sitios al descubierto
o por encima de los huecos practicados para la caída de los escombros.
De acuerdo con ello, será preciso usar andamios de trabajo provisionales.
La estabilidad de tales andamios no deberá ser puesta en peligro
por la retirada de
partes de la estructura o por la caída de los escombros. Si las
escaleras ya no están disponibles para el uso por los obreros,
porque la caja de las mismas se usa para dejar caer los escombros,
y se tendrán que habilitar escaleras o andamios exteriores.
La retirada de puntas, agujas u otros elementos elevados situados en
lo alto de los edificios resulta a veces más seguro si los operarios
trabajan desde cubos debidamente diseñados y colgados del gancho
de seguridad de una grúa.
En la demolición sistemática, el método más
seguro de proceder es derribar el edificio en un orden opuesto a aquel
en que fue construido. La retirada de escombros se debe hacer de manera
regular de modo que los accesos y zonas de trabajo no resulten obstruidos.
Si la estructura se ha de derribar por empuje o por tirón o echada
abajo, normalmente ha de debilitarse con anterioridad, con los riesgos
que ello conlleva. El derribo por tirón se suele
hacer eliminando forjados y muros, fijando cables a puntos fuertes en
las partes superiores del edificio y usando una excavadora u otra máquina
pesada para tirar del cable. Existe un
peligro evidente de que los cables salgan volando al romperse a causa
de una sobrecarga o por el fallo del punto de anclaje en el edificio.
Esta técnica no es viable para edificios muy altos. Para
derribar por empuje, igualmente después de debilitar la estructura,
se requiere el uso de maquinaria pesada, como empujadoras o palas montadas
sobre orugas. Las cabinas de estas
máquinas deben ser protegidas con defensas para evitar que los
conductores sean lesionados por los escombros al caer. No se permitirá
que el emplazamiento resulte obstruido por los escombros caídos,
de modo que pueda poner en peligro la estabilidad de la máquina
usada para el derribo, por tirón o por empuje.
Demolición
con bola
La forma más común de demolición (y, si se hace adecuadamente, en muchos
aspectos la más segura) es derribar a bolazos, usando una bola de acero
u hormigón suspendida del gancho de una grúa con un brazo bastante fuerte
para resistir los esfuerzos especiales impuestos por el golpe de la
bola. El brazo se mueve hacia los lados y la bola se lanza contra el
muro a demoler. El riesgo más importante consiste en que la bola se
quede atrapada en la estructura o en los escombros, y luego tratar de
liberarla tirando con el gancho de la grúa. Ello produce una gran sobrecarga
en la grúa y, o bien el brazo de la grúa o el cable se pueden romper.
Puede ser necesario que un obrero trepe hasta donde se ha quedado acuñada
la bola para liberarla. Sin embargo, esto no se puede hacer si hay peligro
de que esa parte del edificio caiga sobre el obrero. Otro riesgo asociado
con operadores de grúa menos expertos es dar golpes demasiado fuertes
con la bola, los cuales pueden originar la caída accidental de partes
del edificio que no estaban programadas.
Explosivos
La demolición mediante el empleo de explosivos se puede hacer
con seguridad, pero se ha de planificar cuidadosamente y ha de ser ejecutada
tan sólo por obreros experimentados, bajo una supervisión
competente. A diferencia de las demoliciones militares con explosivos,
el objetivo de las voladuras no consiste en reducir totalmente el edificio
a un montón de escombros. El
modo seguro de ejecutarlo, después del debilitamiento de la estructura,
consiste en no emplear más explosivo que el necesario para derribar
la estructura con certeza, de modo que los escombros puedan ser retirados
con seguridad y recuperada la chatarra. Los contratistas que ejecutan
la voladura deberán efectuar un reconocimiento de la estructura,
y estudiar los planos y toda la información posible sobre el
método y los materiales con que fue construida. Sólo con
esta información es posible determinar, en primer lugar, si la
voladura es idónea; dónde se han de colocar las cargas,
cuánto explosivo se tiene que usar, qué pasos pueden ser
necesarios para evitar la expulsión de los escombros y qué
clase de zonas de separación será necesario establecer
alrededor del lugar de la voladura, para proteger a los trabajadores
y a los viandantes. Si se tiene que practicar un número de cargas,
el disparo eléctrico con detonadores será normalmente
más práctico, pero los sistemas eléctricos pueden
tener fallos, por lo que en obras más sencillas puede ser más
práctico y seguro el uso de un cordón detonador. Los aspectos
de las voladuras que requieren una cuidadosa planificación previa
son: saber lo que hay que hacer en caso de que falle una detonación
o si la estructura no cae como estaba previsto y se queda colgando en
un estado de inestabilidad peligroso. Si el trabajo se encuentra próximo
a viviendas, carreteras o polígonos industriales, deberá
alertarse a los moradores de la zona; la policía local se suele
encargar de despejar la zona y cortar el tráfico de peatones
y vehículos.
Las estructuras altas, como torres de televisión o de refrigeración,
pueden ser demolidas mediante explosivos, con tal de que hayan sido
debilitadas de antemano para que caigan con seguridad.
Los trabajadores de las demoliciones están expuestos a altos
niveles de ruido a causa de la maquinaria ruidosa y las herramientas,
de la caída de escombros y de las explosiones. Normalmente se
precisará la utilización de protección acústica.
Durante la demolición de edificios se generan grandes cantidades
de polvo. Un reconocimiento preliminar deberá determinar dónde
y cuándo aparecen plomo o amianto; si ello es posible se deben
sacar antes de empezar la demolición. Incluso en ausencia de
tan notables riesgos, el polvo de las demoliciones a menudo provoca
irritación, aunque no es realmente nocivo, pero se deberá
usar una mascarilla antipolvo aprobada si la zona de trabajo no se puede
mantener regada para controlar el polvo.
La demolición es a la vez sucia y ardua, y es necesario habilitar
un alto nivel de servicios higiénicos, incluyendo aseos, duchas,
armarios para la ropa normal y para las ropas de trabajo y un local
que sirva para descanso y comedor.
Desmontaje
El desmontaje se diferencia de la demolición en que parte de
la estructura o, más comúnmente, una gran pieza de maquinaria,
se desmonta y se retira de su emplazamiento. Por ejemplo, la retirada
parcial o total de una caldera para su sustitución, o la sustitución
de las vigas metálicas del vano de un puente constituyen un desmontaje
más bien que una demolición. Los operarios que
se encargan del desmontaje suelen realizar muchos trabajos de corte
de acero por medio de gas o de oxiacetileno para eliminar partes de
la estructura o para debilitarla. Es posible que empleen
explosivos para derribar alguna pieza de la maquinaria. Para la retirada
de grandes jácenas o piezas de maquinaria emplean maquinaria
de elevación pesada. Generalmente, los operarios que realizan
estas actividades se enfrentan con los mismos riesgos: caídas,
caída de objetos sobre ellos, ruido, polvo y sustancias dañinas
que se dan en la demolición propiamente dicha. Los
contratistas que llevan a cabo el desmontaje necesitan tener un sólido
conocimiento de estructuras para asegurarse de que la remoción
se efectúe en un orden que no cause un repentino e inesperado
hundimiento de la estructura principal.
Trabajos junto
al agua o dentro del agua
Los trabajos junto al agua o dentro del agua, tal como el mantenimiento
y construcción de puentes, el trabajo en dársenas y los
trabajos de defensa de orillas marítimas y fluviales presentan
riesgos singulares. El riesgo se puede ver incrementado si el agua está
en movimiento o es afectada por las mareas, en oposición a las
aguas quietas; el rápido movimiento del agua dificulta el rescate
de los que se caen en ella. Las caídas en el agua presentan el
riesgo de ahogamiento (incluso en aguas poco profundas, si la persona
se lesiona al caer, además de hipotermia si el agua está
fría, e infección si el agua se encuentra contaminada).
La primera precaución para evitar que los trabajadores caigan
es asegurarse de la existencia de pasarelas adecuadas y zonas de trabajo
con barandillas. No se permitirá que estas estén húmedas
y resbaladizas. Si no es posible el uso de pasarelas, como tal vez en
las primeras fases de montaje de la estructura metálica, los
obreros deberán llevar cinturón de seguridad y cuerdas
amarradas a puntos de anclaje seguros. Estos deberán ser complementados
con redes de seguridad tendidas bajo el lugar de trabajo. Se deberán
habilitar escaleras y sogas de amarre para ayudar a los obreros que
caigan a salir del agua, como por ejemplo en los bordes de las dársenas
y de diques de defensa marítima. Mientras los obreros estén
en una plataforma
desprotegida de barandillas adecuadas o se desplacen para ir o regresar
del lugar de trabajo, deben llevar chalecos salvavidas. Las boyas de
salvamento y las amarras de rescate deberán colocarse en intervalos
regulares a lo largo de la orilla.
La construcción de muelles y el mantenimiento de ríos
y diques marítimos implica a menudo el uso de barcazas para transportar
los aparejos de pilotar y las excavadoras que retiran los productos
del dragado. Tales barcazas equivalen a plataformas de trabajo y deberán
llevar unas barandillas adecuadas, salvavidas y sogas de amarre y salvamento.
Se deberá habilitar un acceso seguro desde la playa, muelle u
orilla del río en forma de pasarelas con barandillas. Estas se
dispondrán de modo que se acoplen con seguridad a los niveles
cambiantes de las mareas.
También habrá disponibles botes salvavidas, equipados
a bordo con amarras y boyas y sogas de rescate. Si el agua está
fría o en movimiento, los botes deberán tener una tripulación
permanente, y deberán tener motor y estar prestos para efectuar
una misión de rescate inmediatamente. Si el agua está
contaminada por efluentes o alcantarillado industrial, deberán
establecerse mecanismos para transportar a los que caigan a un centro
médico o a unhospital para su inmediato tratamiento. El agua en las
zonas urbanas se puede encontrar contaminada por la orina de las ratas
que pueden infectar excoriaciones abiertas de la piel, causando el mal
de Weil.
Los trabajos sobre el agua se ejecutan a menudo en lugares que suelen estar sujetos a fuertes vientos, lluvia penetrante o heladas. Estas circunstancias aumentan el riesgo de caídas y la pérdida de calor. El tiempo severo puede causar la parada del trabajo, incluso en medio de un turno; para evitar una excesiva pérdida de calor puede ser necesario complementar las ropas de protección al frío o las normales impermeables con ropa interior térmica.
Trabajos submarinos
Inmersiones
Las inmersiones constituyen una forma especializada de trabajo submarino.
Los riesgos a que se enfrentan los que las realizan son: ahogamiento,
mal de descompresión (mal de los buzos),
hipotermia a causa del frío y atrapamiento debajo del agua. Las
inmersiones pueden ser precisas durante la construcción o mantenimiento
de muelles, de diques de defensa del mar y de ríos, de
espigones y de estribos de puentes. Frecuentemente han de efectuarse
en aguas de escasa visibilidad o en lugares en que existe el riesgo
de que el buzo y su equipo queden enredados. La inmersión se
puede efectuar desde tierra firme o desde un barco. Si el trabajo precisa
de un solo buzo, se necesitará un equipo mínimo de tres
personas por razones de seguridad. El equipo constará del buzo
que se sumerge, de otro buzo de reserva totalmente equipado,
presto a entrar en el agua inmediatamente en caso de emergencia y de
un supervisor a cargo de la inmersión. El supervisor de la inmersión
deberá encontrarse en un puesto seguro en
tierra o en el barco desde el que se va a efectuar la inmersión.
Las inmersiones a profundidades menores de 50 m se llevan a cabo normalmente
por hombres rana equipados de trajes húmedos
(es decir, trajes que no repelen el agua) y con equipos de respiración
submarina independientes con máscara facial abierta (p. ej.,
equipo de submarinismo). A profundidades superiores a 50 m o en aguas
muy frías, será necesario que los submarinistas lleven
trajes que se calientan con alimentación de agua caliente bombeada
y máscaras de respiración cerradas, y un equipo para
respirar aire no comprimido, sino mezclado con ciertos gases (p. ej.,
inmersión con gas mixto). Los submarinistas deben llevar una
cuerda de seguridad adecuada y tienen que poder comunicarse con la superficie
y, en particular, con el supervisor de la inmersión. Cuando se
realiza una inmersión los servicios de emergencia locales deberán
ser informados de ello por el contratista
de los trabajos.
Tanto el equipo de inmersión como los submarinistas han de pasar
exámenes y pruebas. Los submarinistas deberán recibir
instrucción hasta un nivel reconocido nacional o internacional,
en primer lugar y en todo caso para inmersiones con aire normal y, en
segundo lugar, para inmersiones con aire mezclado con gas, si se tiene
que emplear este método. Deberán acreditar
por escrito que han completado satisfactoriamente un curso de instrucción
en inmersión. Los que practican inmersiones deben pasar anualmente
un reconocimiento médico a cargo de un
doctor con experiencia en medicina hiperbárica. Cada uno tendrá
un cuaderno personal en el que se lleve un registro de sus reconocimientos
físicos y de las inmersiones realizadas. Si el
submarinista ha sido suspendido para hacer inmersiones a causa de un
reconocimiento médico, ello también se registrará
en el cuaderno de su historial. Un submarinista que se encuentra
suspendido no podrá ser autorizado para sumergirse ni para actuar
como persona de reserva para la inmersión. Los buzos deberán
ser consultados por su supervisor si se encuentran en buena condición,
en especial si padecen alguna dolencia respiratoria, antes de permitir
su inmersión. El equipo de inmersión (trajes, cinturones, cuerdas, máscaras
y botellas con sus válvulas) deberá comprobarse cada día antes de su
uso.
Los buzos deberán
demostrar que saben manejar satisfactoriamente las botellas y válvulas
de demanda en presencia de su supervisor.
En caso de accidente u otros motivos para el súbito ascenso de
un buzo a la superficie, puede experimentar o sentirse en peligro de
experimentar la enfermedad del buzo y requerir una recompresión.
Por tal razón es deseable que, antes de comenzar la inmersión,
se sepa dónde encontrar una cámara de descompresión
médica o en todo caso adecuada para submarinistas. El personal
a cargo de la cámara deberá ser alertado de que se está
realizando una inmersión. Deberán estar disponibles los
medios para el rápido transporte de los submarinistas con necesidad
de descompresión.
A causa de su instrucción y del equipo necesario, además
del apoyo que precisan por razones de seguridad, el empleo de buzos
es muy caro, a pesar de que el tiempo de trabajo real sumergido sea
breve. Por estas razones existe la tentación entre los contratistas
de trabajos submarinos de utilizar buzos poco instruidos o aficionados
o equipos de inmersión faltos de efectivos o equipamiento. Sólo
debe recurrirse para este tipo de trabajos a contratistas de confianza
y se ha de prestar atención especial para la selección
de buzos que afirman haber recibido entrenamiento en otros países
con unos niveles menos exigentes.
Cajones
Los cajones son muy semejantes a cazos invertidos cuyos bordes se asientan
en el lecho del puerto o del río. A veces se usan cajones abiertos
que, como su nombre indica, están abiertos por su parte superior.
Se utilizan en tierra firme para perforar un pozo mediante hinca en
terreno blando. El borde inferior del cajón es afilado, los trabajadores
excavan en el interior del cajón,
y éste se va hincando en el terreno a medida que se retira la
excavación, formándose de esta manera el pozo. Cajones
abiertos similares se usan en aguas poco profundas, pero su profundidad
se puede hacer mayor, añadiendo secciones por arriba, a medida
que el cajón se hunde en el fondo del río o del puerto.
Los cajones abiertos confían al bombeo el control de la entrada
del agua y tierra en la base del cajón. Para trabajos a mayores
profundidades tendrá que utilizarse un cajón cerrado.
Para desplazar el agua se bombea aire comprimido, y los trabajadores
pueden entrar en él a través de una esclusa de aire, generalmente
situada en su parte superior, y bajar al lugar de trabajo en la atmósfera
de esa cámara. Los obreros pueden trabajar debajo del agua, pero
están libres de las limitaciones de llevar un equipo de buceo,
y su visibilidad es mucho mejor. Los riesgos en el trabajo en cajones
neumáticos son la enfermedad del buzo y —como en todos los
tipos de cajón, incluso el cajón abierto más sencillo—
el ahogamiento si el agua penetra en el cajón por algún
fallo estructural o por pérdida de la presión del aire.
Debido al riesgo de entrada de agua, en todo momento deberán
estar disponibles medios de escape, tales como escaleras hasta el punto
de entrada, tanto en cajones abiertos como neumáticos.
Los cajones deben inspeccionarse diariamente antes de su utilización,
por alguien competente y experimentado en este tipo de trabajos. Los
cajones serán izados y bajados por unidades individuales con
maquinaria pesada de elevación, o pueden montarse a base de sus
componentes dentro del agua. El montaje de cajones debe ser supervisado
por una persona igualmente competente.
Túneles
subacuáticos
Los túneles, si se perforan en terreno poroso debajo del agua,
pueden tener que ejecutarse en atmósfera de aire comprimido.
Es una práctica extendida perforar túneles para el transporte
público en el centro de las ciudades pasando por debajo de los
ríos, debido a la falta de espacio aéreo y a consideraciones
medioambientales. Los trabajos con aire comprimido se limitarán
al mínimo posible debido a su peligro e ineficacia.
Los túneles subacuáticos en terreno poroso tendrán
que revestirse con anillos de hormigón o hierro fundido que se
juntan con mortero. Pero en el frente de excavación del túnel
y dada la
corta longitud del anillado del túnel, no habrá un espacio
suficientemente hermético para proseguir el trabajo sin algún
medio de agotamiento del agua. Puede ser necesario ejecutar en atmósfera
de aire comprimido el trabajo en el frente del túnel y la colocación
de anillos y dovelas, que forma parte del proceso de perforación
y revestimiento del mismo. Los operarios que conducen el avance (p.
ej., en un escudo, manejando el frente cortante rotatorio) o que usan
herramientas manuales, y los que manejan la maquinaria de colocación
de anillos y dovelas, tendrán que introducirse por una esclusa
de aire. El resto del túnel ya revestido no precisará
aire comprimido, y, de este modo, será más fácil
el tránsito de personal y materiales.
Los trabajadores en túneles que tienen que trabajar en una atmósfera
de aire comprimido están expuestos al mismo riesgo de enfermedad
de los buzos que los trabajadores en cajones y los submarinistas. La
esclusa de aire que da acceso a la cámara de trabajo con aire
a presión, deberá ser complementada con una segunda esclusa,
por la cual pasarán los trabajadores para efectuar la descompresión
al acabar su turno. Si sólo existe una esclusa, ello puede crear
embotellamientos y ser peligroso. Los riesgos surgen cuando los obreros
no hacen la descompresión con la lentitud suficiente al final
del turno, o si la falta de capacidad de la esclusa retrasa la entrada
de equipo vital para los trabajos bajo presión. Las esclusas
de aire y las cámaras de descompresión deberán
estar bajo la supervisión de una persona competente y experimentada
en trabajos de túnel bajo aire comprimido y su adecuada descompresión.
Jack L. Mickle
Las zanjas son
recintos confinados que se excavan, generalmente, para enterrar conducciones
de servicios o para ubicar cimientos. Las zanjas, normalmente, tienen
mayor profundidad que anchura, considerando el ancho del fondo, y suelen
tener una profundidad inferior a 6 metros; se denominan también
excavaciones superficiales (poco profundas). Un recinto confinado se
define como un espacio que tiene unas dimensiones suficientes para que
un obrero se introduzca en él y pueda realizar un trabajo; tiene
unos medios limitados para entrar en el mismo y salir de él y
no está proyectado para una ocupación continuada. Deberán
disponerse varias escaleras para que los obreros puedan evacuar la zanja.
Lo normal es que las zanjas permanezcan abiertas por espacio de unos
minutos o unas horas. Las paredes de cualquier zanja acabarán
desmoronándose; es simplemente una cuestión de tiempo.
La estabilidad aparente a corto plazo constituye una tentación
para que el contratista haga entrar a los obreros en una zanja peligrosa,
con la esperanza de obtener un rápido avance y una mejora económica.
De resultas de ello pueden sobrevenir muertes o lesiones serias y mutilaciones.
Además de estar expuestos a la posibilidad de derrumbamiento
de las paredes de las zanjas, los que trabajan dentro de las mismas
pueden sufrir lesiones o morir a consecuencia de inundaciones por agua
o por residuos sanitarios, por la presencia de gases peligrosos o por
falta de oxígeno, por caídas, caídas de materiales o herramientas, por
entrar en contacto con cables eléctricos cortados o por un salvamento
inadecuado.
Como ejemplo, al
menos un 2,5 % de las muertes por accidentes laborales que se producen
anualmente en EE.UU. son achacables a desprendimientos de tierras. La
edad media de los
trabajadores muertos en zanjas en EE.UU. es de 53 años. A menudo,
una persona joven resulta atrapada por un desprendimiento de tierras
y otros trabajadores intentan rescatarle. En
los intentos de rescate fallidos, la mayoría de los muertos corresponden
a los potenciales salvadores. En caso de derrumbe es preciso llamar
inmediatamente a equipos de urgencia adiestrados en este tipo de rescates.
Es esencial la inspección rutinaria de las paredes de la zanja
y el uso de los sistemas de protección de los trabajadores. Las
inspecciones deben efectuarse diariamente antes de empezar los trabajos
y después de cualquier incidencia —tal como tormentas, vibraciones
o rotura de tuberías— que pueda incrementar los riesgos.
A continuación se incluyen descripciones de las situaciones peligrosas
y la manera de evitarlas.
Derrumbamiento
de las paredes de la zanja
La causa más importante de las muertes relacionadas con los trabajos
en zanjas es el derrumbamiento de las paredes de las mismas, que puede
ocasionar el aplastamiento o la asfixia de los trabajadores.
Las paredes de la zanja pueden resultar debilitadas a consecuencia de
actividades realizadas en el exterior, pero en las inmediaciones de
la misma. No deben colocarse cargas pesadas
en el borde de la zanja. No deben excavarse zanjas en la proximidad
de estructuras como edificios o líneas férreas, ya que
la excavación puede socavarlas y debilitar sus cimientos, causando
de este modo el hundimiento de las estructuras y de las paredes de la
zanja. En las fases de planificación conviene solicitar el asesoramiento
de un ingeniero o técnico competente. No se debe permitir que
los vehículos se aproximen demasiado a los bordes de la zanja;
a tal efecto, es aconsejable colocar topes horizontales o banquetas
de tierra.
Tipos de terreno y entorno
La elección adecuada de un sistema de protección de los
trabajadores depende del terreno y de las condiciones del entorno. La
resistencia del terreno, la presencia de agua y las vibraciones
originadas por la maquinaria o por otras causas próximas, son
factores que afectan a la estabilidad de las zanjas. Los terrenos en
los que se ha practicado una excavación con anterioridad, nunca
recuperan su resistencia. La acumulación de agua en una zanja,
independientemente de su profundidad, es indicativa de la situación
más peligrosa.
Antes de la elección de un sistema adecuado para la protección
de los trabajadores, es preciso tener en cuenta la clase del terreno
y evaluar el escenario de la construcción. Un plan de
seguridad y salud adecuado de un proyecto debe dar respuesta a las condiciones
y riesgos singulares del mismo.
Los terrenos se pueden clasificar en dos grandes grupos: cohesivos y
granulosos. Los terrenos cohesivos contienen un mínimo del 35
% de arcilla; si se amasan en forma de cilindros de 50 mm de longitud
y 5 mm de diámetro y se suspenden de un extremo, no se rompen.
Las paredes de las zanjas practicadas en terrenos cohesivos se mantienen
verticales durante cortos períodos de tiempo. Estos terrenos
son responsables de tantas muertes por derrumbamiento como cualquier
otro tipo de terreno, ya que el terreno aparentemente es estable y,
a menudo, no se toman precauciones.
Los terrenos granulosos consisten en limos, arena, grava o material de mayor tamaño. Estos tipos de terreno, cuando están húmedos, ofrecen una cohesión aparente (a semejanza de los castillos de arena); cuanto más finas son las partículas, mayor es la cohesión aparente. Sin embargo, cuando se encuentran sumergidos o están secos, los terrenos granulosos de tamaño más grueso se desmoronan inmediatamente, hasta alcanzar un ángulo de estabilidad, comprendido entre 30 y 45° según la forma redondeada o angular de sus partículas.
Protección
de los trabajadores
El ataluzado evita el desplome de las zanjas, al eliminar el
peso (del terreno) que puede dar origen a la falta de estabilidad de
la zanja. El ataluzado, incluyendo el banqueo (ataluzado hecho en varios
escalones) requiere que la zanja tenga una mayor anchura en su parte
superior. El ángulo del talud depende del terreno y de las condiciones
en que se encuentra, pero los taludes varían desde 0,75 horizontal:
1 vertical a 1,5 horizontal: 1 vertical. El talud de 1,5 de base por
1 de altura requiere un ensanchamiento de 1,5 m por cada metro de profundidad,
a ambos lados de su parte superior. Incluso la menor inclinación
de un talud resulta beneficiosa. Sin embargo, los anchos que requieren
los taludes impiden a menudo su aplicación en las obras de construcción.
La entibación se puede usar en todos los casos. Una entibación
consiste en un montante a cada lado de la zanja con codales entre ambos
(véase la Figura 93.5). Las entibaciones contribuyen a evitar
el hundimiento de las paredes de la zanja, al empujar hacia fuera contra
las paredes de la misma. Las entibaciones clareadas consisten
en ,montantes y arriostramientos transversales, con el terreno formando
arco entre ellos; se usan en terrenos arcillosos, que son los que presentan
una mayor cohesión. Los montantes no deben distar más
de 2 m entre sí. Se pueden alcanzar mayores separaciones entre
los arriostramientos mediante el empleo de largueros horizontales que
mantengan los montantes en su sitio (véase la Figura 93.6). La
entibación tupida se emplea en terrenos granulosos y de
escasa cohesión; las paredes de la zanja se protegen totalmente
con tableros (véase la Figura 93.7). Los tableros pueden ser de madera,
metálicos o de fibra de vidrio; son corrientes los paneles de acero.
La entibación estanca se emplea cuando se encuentran minas o filtraciones
de agua. El empanelado estanco impide que el agua erosione y arrastre
las partículas del terreno al interior de la zanja. Un sistema de entibación
siempre ha de mantenerse bien apretado contra el terreno para evitar
los derrumbamientos. Los codales pueden ser de madera o roscados; pueden
ser gatos hidráulicos o neumáticos. Los largueros pueden ser de madera
o metálicos.
Figura 93.5
Los escudos
o cajas de excavación de zanjas son elementos de protección
individual de gran tamaño; no impiden el derrumbamiento de las
paredes de la zanja, pero protegen a los trabajadores que se encuentran
en su interior. Los escudos suelen fabricarse de acero o aluminio y
su tamaño oscila comúnmente entre 1 a 3 m dealtura y 2
a 7 m delongitud; existen muchos otros tamaños. Los escudos deben
superponerse (véase la Figura 93.8). Deben existir sistemas de
protección in situ para contrarrestar los movimientos peligrosos
de los escudos en caso
de que una pared de la zanja se derrumbe. Uno de estos sistemas consiste
en efectuar el relleno a ambos lados del escudo.
Existen en el mercado nuevos productos que combinan las propiedades
de una entibación y un escudo; algunos de ellos se utilizan en
terrenos de alta peligrosidad. Estas unidades mixtas de entibaciónescudo
se pueden usar como escudos estáticos o a modo de entibación,
transmitiendo empujes contra las paredes de la zanja por vía
mecánica o hidráulica. Las unidades de menor tamaño
son especialmente útiles cuando se reparan roturas de tuberías
de servicios en las calles de una ciudad. Las más voluminosas,
formadas por escudos y paneles, se pueden hincar en el terreno por medios
mecánicos o hidráulicos. A continuación se excava
el terreno en el interior del escudo.
Figura 93.6
Figura 93.7
Anegamientos
Para evitar la inundación de una zanja por aguas corrientes o
del alcantarillado se recomiendan varias medidas. En primer lugar, ponerse
en contacto con las compañías de servicios para saber
dónde se encuentran las tuberías de agua (o de cualquier
otro fluido). En segundo lugar, hay que cerrar las válvulas de
alimentación de agua a las tuberías que discurren por
la zanja. Hay que evitar hundimientos que puedan causar la rotura de
tuberías maestras de agua o canalización. Todas las tuberías,
así como el resto de equipos deben sustentarse firmemente.
Figura 93.8
Gases y humos
letales y falta de oxígeno
Las atmósferas dañinas pueden causar la muerte o lesiones
de los trabajadores a causa de: falta de oxígeno, incendio, explosión
o exposición a gases tóxicos. Siempre que existan o que
se sospeche que puedan existir condiciones anormales, es preciso realizar
pruebas de la atmósfera de las zanjas. Esto es especialmente
válido en las inmediaciones de basuras enterradas, en cámaras
subterráneas, en depósitos de combustibles, pozos de registro,
ciénagas, plantas de procesos químicos y otras instalaciones
que puedan despedir humos o gases tóxicos o que consuman el oxígeno
del aire. Deben separarse unos de otros los tubos de escape de la maquinaria
de construcción.
La calidad del aire se puede determinar mediante instrumentos desde
el exterior de la zanja. Ello se puede lograr haciendo descender un
contador o su sonda dentro de la zanja. Los ensayos para determinar
la calidad del aire en las zanjas deben efectuarse en el siguiente orden:
En primer lugar, el oxígeno debe estar comprendido entre el 19,5
y el 23,5 %. En segundo lugar, la inflamabilidad o explosividad no debe
superar el 10 % de los límites inferiores inflamables o explosivos
(LFL o LEL). En tercer lugar, los niveles de las sustancias potencialmente
tóxicas, como el ácido sulfhídrico, deben compararse
con la información publicada al respecto. (En Estados Unidos,
el Manual de bolsillo de riesgos químicos, del National Institute
for Occupational Safety and Health, es una fuente de información
que ilustra los límites de exposición permisibles (PEL).
Si la atmósfera es normal, los trabajadores pueden entrar en
el recinto. Una atmósfera anormal puede ser corregida mediante
ventilación, pero no se puede interrumpir su seguimiento y control.
Para acceder a colectores de desagüe y recintos similares en los
que el aire cambia constantemente se requiere (o debería requerirse)
un permiso. Los procedimientos
de esta índole exigen un equipamiento completo y un conjunto
de 3 personas: un supervisor, un ayudante y una persona que entre.
Caídas
y otros riesgos
Las caídas en las zanjas desde el exterior y en su interior pueden
evitarse dotándolas de medios seguros y profusos para entrar
y salir de ellas; pasarelas o puentes seguros, por las que los trabajadores
y el equipo puedan o deban cruzar por encima de las zanjas; vallas adecuadas
para evitar que otros trabajadores, los mirones o la maquinaria se aproximen
a la zanja.
Las caídas de materiales o herramientas pueden causar la muerte
o lesiones por golpes en la cabeza y en el cuerpo, por aplastamiento
o por asfixia. Los productos de la excavación
deben apilarse al menos a 0,6 m del borde de una zanja; se debe colocar
una barrera que impida que el terreno y las piedras puedan rodar dentro
de la zanja. Hay que evitar que los demás materiales, como tuberías,
caigan o rueden dentro de la zanja. No se debe permitir que haya personas
trabajando bajo cargas suspendidas o manipuladas por la maquinaria de
excavación.
Antes de comenzar la excavación hay que señalizar la situación
de todos los conductos, para evitar electrocuciones o graves quemaduras
producidas por el contacto con líneas eléctricas. No se
puede permitir que las plumas de la maquinaria trabajen cerca de tendidos
eléctricos; si es necesario, estas líneas deben ser enterradas
o retiradas.
A menudo, una muerte o una lesión grave en una zanja puede ser
el corolario de un intento de rescate mal concebido. La víctima
y los que tratan de rescatarla pueden encontrarse atrapados
o resultar abatidos por gases o humos letales o verse faltos de oxígeno;
resultar ahogados; también pueden sufrir mutilaciones por la
maquinaria o cuerdas empleadas en el rescate. Estas tragedias añadidas
pueden evitarse siguiendo un plan de seguridad e higiene. El equipo,
como los contadores de comprobación de la calidad del aire, bombas
de agotamiento y ventiladores, debe estar en buen estado de mantenimiento,
montado adecuadamente y disponible en el lugar de trabajo. La dirección
debe instruir a los trabajadores en torno a las prácticas de
seguridad en el trabajo, a la par que exigirles que las respeten y que
utilicen todo el equipo de protección individual necesario.
Herramientas
Scott P. Schneider
Las herramientas son particularmente importantes en los trabajos de
construcción. Se usan fundamentalmente para unir elementos (p.
ej., martillos o pistolas de clavar) o para separarlos (martillos perforadores
y sierras). Las herramientas se clasifican frecuentemente en herramientas
de mano y herramientas mecánicas. Las herramientas de mano
incluyen todas las herramientas sin motor, tales como martillos y alicates.
Las herramientas mecánicas se dividen en varias clases, según
de la fuente de energía que utilicen: herramientas eléctricas
(movidas por electricidad); herramientas neumáticas (movidas
por aire comprimido); herramientas de combustible líquido (generalmente
movidas por gasolina), herramientas activadas por pólvora (generalmente
accionadas por un explosivo y que funcionan como una pistola) y herramientas
hidráulicas (movidas por la presión de un líquido).
Cada tipo presenta problemas de seguridad particulares.
Las herramientas manuales incluyen una gran variedad de herramientas,
desde hachas a llaves de tuerca. El riesgo fundamental con este tipo
de herramientas es recibir golpes propinados por la herramienta o por
la pieza con que se está trabajando. Las lesiones oculares son muy corrientes
al usar las herramientas manuales: por ejemplo, un trozo de madera o
de metal puede salir volando e introducirse en un ojo. Algunos de los
problemas más importantes se suscitan por el uso de una herramienta
inadecuada para un trabajo o de una herramienta carente de un mantenimiento
adecuado. El tamaño de la herramienta es importante: hombres y mujeres
con manos relativamente pequeñas tienen dificultad para el manejo de
herramientas de gran tamaño. Las herramientas embotadas pueden dificultar
el trabajo, exigir un esfuerzo mayor y producir más lesiones. Un cincel
con la punta roma puede estallar con el impacto y lanzar trozos por
el aire. Es también importante que la superficie de trabajo sea adecuada.
El corte de material con un ángulo inadecuado puede producir pérdida
de equilibrio y lesiones. Además, las herramientas manuales pueden producir
chispas que pueden ocasionar explosiones si se está trabajando junto
a líquidos o vapores inflamables. En tales casos se necesitan herramientas
antichispa, como las fabricadas con latón o aluminio.
Las herramientas
mecánicas, en general, son más peligrosas que las manuales,
porque la potencia es mayor. Los principales peligros originados por
las herramientas mecánicas se deben a un arranque accidental
y a resbalones o pérdida de equilibrio durante su manejo. La
fuente de energía también puede causar lesiones o muerte,
por ejemplo, por electrocución al trabajar con herramientas eléctricas
o por explosión de gasolina causada por herramientas de combustible
líquido. La mayoría de las herramientas mecánicas
están dotadas de una protección de sus partes móviles
cuando la herramienta no está funcionando. Estas protecciones
necesitan estar en perfectas condiciones de trabajo y no ser invalidadas.
Una sierra circular portátil, por ejemplo, deberá tener
una protección superior que cubra la mitad superior de su hoja
y una protección inferior retráctil que cubra los dientes
cuando la máquina no funciona. La protección retráctil
deberá volver automáticamente a cubrir la mitad inferior
de la hoja cuando la herramienta deje de
funcionar. Las herramientas mecánicas suelen tener interruptores
de seguridad que desconectan la herramienta tan pronto como se acciona
el interruptor. Otras herramientas están provistas de retenes
que deben accionarse antes de que la máquina pueda funcionar.
Un ejemplo es una máquina de fijación que tiene que ser
presionada contra una superficie antes de poder dispararse.
Uno de los riesgos principales de las herramientas eléctricas
es el peligro de electrocución. Un cable pelado o una herramienta
sin toma de tierra (que cerrará el circuito eléctrico
con tierra en
caso de emergencia) puede hacer que la electricidad pase por el cuerpo
y produzca la muerte por electrocución. Ello se puede evitar
usando herramientas con doble aislamiento (cables
aislados en una carcasa aislada), herramientas conectadas a tierra e
interruptores para el caso de fallo de la puesta a tierra (que detectan
la ausencia de electricidad en un cable y desconectan
la herramienta automáticamente); no usando nunca herramientas
eléctricas en sitios húmedos o con agua; y usando guantes
aislantes y calzado de seguridad. Los cables de conexión tienen
que protegerse de posibles daños y abusos.
Otros tipos de herramientas mecánicas incluyen las de disco abrasivo
motorizadas, como muelas, cortadoras o pulidoras, que acarrean el riesgo
de desprendimiento de trozos despedidos
por el disco. Deberá comprobarse el disco para asegurarse de
que no tenga grietas y de que no se partirá y volará en
pedazos durante su uso. Deberá girar libremente sobre su eje.
La persona
que lo maneje no se situará nunca delante del disco cuando éste
se ponga en marcha, por precaución ante su posible rotura. Es
esencial el uso de protecciones oculares cuando se manejen estas herramientas.
Entre las herramientas neumáticas se incluyen cinceladoras,
taladros, martillos y lijadoras. Algunas herramientas neumáticas
disparan elementos de fijación a alta velocidad y presión
contra
las superficies y, de resultas de ello, encierran el riesgo de disparar
estos elementos contra el usuario u otras personas. Si el objeto a fijar
es delgado, la fijación puede atravesarlo y golpear a
alguien a una cierta distancia. Estas herramientas pueden ser ruidosas
y causar sordera. Las mangueras de aire deberán estar firmemente
conectadas antes de su uso para evitar que se desconecten y den latigazos.
Asimismo deberán protegerse de posibles daños y abusos.
Nunca se apuntará a nadie, ni siquiera a uno mismo, con las pistolas
de aire comprimido. Se usarán las
protecciones de ojos, cara y auditivas. Quienes manejen los martillos
picadores deberán usar calzado de protección por si estas
pesadas herramientas les caen encima.
Las herramientas accionadas por gas presentan riesgos de explosión
del combustible, en particular durante su llenado. Deberán llenarse
sólo después de su parada y enfriamiento. Si se llenan
en un espacio cerrado debe habilitarse una buena ventilación.
El empleo de estas herramientas dentro de un recinto cerrado también
puede causar problemas por exposición al monóxido de carbono.
Las herramientas
activadas por pólvora actúan como pistolas cargadas
y deberán ser manejadas exclusivamente por personal experimentado
en su uso. Nunca se deberán cargar hasta inmediatamente antes
de su uso y nunca se dejarán cargadas y abandonadas. El disparo
implica dos movimientos: posicionar la herramienta y apretar el gatillo.
Las herramientas activadas por pólvora requerirán al menos
5 libras (2,3 kg) de presión contra la superficie antes de poder
dispararse. Estas herramientas no se usarán en atmósferas
explosivas. Nunca se apuntará a nadie con ellas deberán
inspeccionarse antes de usarlas. Estas herramientas
deberán llevar un dispositivo protector de seguridad a la salida
del cañón para evitar que despidan fragmentos voladores
en el momento del disparo. Las herramientas defectuosas
deberán ser retiradas del servicio inmediatamente y etiquetadas
o condenadas para asegurarse de que nadie las use hasta que estén
reparadas. Las herramientas activadas por pólvora para
aplicaciones de fijación no se dispararán contra materiales
que el clavo pueda atravesar y dar a alguien, ni deberán aplicarse
cerca de un borde, en cuyo caso el material podría astillarse
y
romperse.
Las herramientas hidráulicas deberán funcionar
con un fluido resistente al fuego y su manejo se hará a presiones
de seguridad. Un gato deberá tener un mecanismo de seguridad
que evite que
se le haga actuar a demasiada altura y deberá llevar indicados
de un modo visible sus límites de carga. Los gatos tienen que
apoyarse sobre una superficie nivelada, centrados, actuar sobre
otra superficie nivelada y, para un manejo seguro, la fuerza debe aplicarse
uniformemente.
En general, las herramientas se inspeccionarán antes de usarlas,
debiendo estar en buen estado de mantenimiento, se manejarán
de acuerdo con las instrucciones del fabricante y estarán dotadas
de sistemas de seguridad (p. ej., protecciones). Los operarios que las
manejen deben utilizar el equipo de protección adecuado (EPI),
como gafas de seguridad. Las herramientas pueden encerrar otros tres
riesgos que, a menudo, son ignorados: vibraciones, sobreesfuerzos y
torceduras.
Las herramientas mecánicas originan un riesgo considerable de
vibración en los operarios. El ejemplo más conocido es
la vibración producida por las motosierras, que pueden causar
la
dolencia de “dedos blancos”, por la que los nervios y los
vasos sanguíneos de las manos resultan dañados. Otras
herramientas mecánicas pueden representar una peligrosa exposición
a vibraciones de los trabajadores de la construcción. Siempre
que sea posible, los trabajadores y los contratistas deberán
adquirir herramientas en las que la vibración se ha reducido
o eliminado;
no se ha demostrado que los guantes antivibraciones hayan resuelto el
problema.
Las herramientas de diseño defectuoso pueden contribuir asimismo
a la fatiga debido a posturas o empuñaduras inconvenientes que,
a su vez, también pueden originar accidentes.
Muchas herramientas no están diseñadas para el manejo
por operarios zurdos o por individuos con manos pequeñas. El
uso de guantes puede dificultar el agarre adecuado de
una herramienta, y requiere apretar más para manejar las herramientas
mecánicas, lo cual puede causar una fatiga excesiva. El uso de
herramientas por los operarios de la construcción
para trabajos repetitivos, puede ser también la causa de trastornos
traumáticos cumulativos, como síndrome del túnel
carpal o tendinitis. El uso de la herramienta idónea para
el trabajo, y la elección de herramientas con características
óptimas de diseño que se sientan más cómodas
en la mano mientras se realiza el trabajo, pueden ayudar a evitar estos
problemas.
Equipos,
máquinas y materiales
Hans Göran
Linder
Los trabajos de la construcción han experimentado cambios importantes.
El sector, que antaño dependía de la destreza artesanal
con sencillas ayudas mecánicas, hoy en día se basa en
gran medida en máquinas y equipos.
Los nuevos equipos, máquinas, materiales y métodos han
contribuido al desarrollo del sector. Hacia mediados del siglo XX aparecieron
las grúas de edificación, así como materiales nuevos,
como el hormigón ligero. Con el transcurso del tiempo, el sector
comenzó a usar elementos de construcción prefabricados
junto con nuevas técnicas para la construcción de edificios.
Los proyectistas empezaron a usar los ordenadores. Gracias a equipos
como los elevadores, algunos de los trabajos se han simplificado en
términos de esfuerzo físico, pero también se han
hecho más complejos.
En lugar de materiales básicos, de tamaño reducido, como
ladrillos, tejas, tablones y hormigón ligero, hoy en día
se usan corrientemente elementos de construcción prefabricados.
El equipo se ha ampliado desde sencillas herramientas manuales y facilidades
de transporte hasta una compleja maquinaria. Del mismo modo, los métodos
de trabajo han cambiado: por ejemplo, desde llevar el hormigón
en carretillas hasta bombearlo y desde la elevación de materiales
a mano al izado de elementos integrados con ayuda de grúas.
Cabe esperar que sigan apareciendo innovaciones en equipos, máquinas
y materiales.
Directivas de la Comunidad Europea relativas ala salud y seguridad
de los trabajadores
En 1985, la Comunidad Europea (CE) decidió un “Nuevo enfoque
de la armonización y normas técnicas” a fin de facilitar
el libre movimiento de mercancías. Las directivas de este “nuevo
enfoque” son leyes comunitarias que establecen exigencias esenciales
para la salud y la seguridad que se deben cumplimentar antes de que
los productos puedan suministrarse entre los países miembros
o importados a la Comunidad. Un ejemplo de directiva con un nivel fijo
de exigencias es la Directiva de maquinaria (Consejo de las Comunidades
Europeas 1989). Los productos que cumplen las exigencias de esta directiva
llevan un distintivo y pueden ser suministrados en cualquier territorio
de la CE. Existen sistemas análogos para los productos cubiertos
por la Directiva de productos de construcción (Consejo de las
Comunidades Europeas 1988).
Además de las directivas con este nivel de exigencias fijo, existen
directivas que establecen los criterios mínimos de las condiciones
de los lugares de trabajo. Los Estados miembros de
la Comunidad deben cumplir estos criterios o, en su caso, cumplir un
nivel de seguridad más estricto estipulado en su normativa nacional.
De relevancia específica para el trabajo en
la construcción son la Directiva sobre las condiciones mínimas
de salud y seguridad en el trabajo para el uso de maquinaria por los
trabajadores (89/655/CEE) y la Directiva sobre las condiciones mínimas
de salud y seguridad en obras de construcción móviles
y provisionales (92/57/CEE).
Andamios
Uno de los tipos de equipo de construcción que afectan a menudo
a la seguridad de los trabajadores son los andamios, medio fundamental
para habilitar una superficie de trabajo en
altura. Los andamios se usan en conexión con la construcción,
reconstrucción, restauración, mantenimiento y trabajos
de revisión de los edificios y otras estructuras. Los componentes
de los andamios pueden ser usados para otras construcciones, como torres
de apuntalamiento (que no se consideran andamios), o para el montaje
de estructuras provisionales, como graderíos (es decir, asientos para
espectadores) y escenarios para conciertos y otras representaciones
públicas. Muchas lesiones laborales están relacionadas con su uso, en
particular las causadas por caídas de altura (véase también el apartado
"Ascensores, escaleras mecánicas y montacargas" en este capítulo).
Tipos de
andamios
Los andamios de apuntalamiento se pueden montar usando tubos verticales
y horizontales conectados por piezas especiales. Los andamios prefabricados
se montan con piezas fabricadas de acuerdo con procedimientos normalizados
y que van unidas permanentemente a los dispositivos de fijación.
Existen varios tipos: el tipo tradicional o modular para la construcción
de
fachadas, las torres de acceso móviles (TAM), los andamios para
artesanos y andamios colgantes.
Ajuste vertical del andamio
Las plataformas de trabajo de un andamio generalmente permanecen estacionarias.
Sin embargo, algunos andamios tienen plataformas de trabajo que se pueden
desplazar verticalmente a diferentes posiciones; pueden ir suspendidas
de cables que las suben y bajan, o pueden apoyarse sobre el terreno
y ser desplazadas por medio de elevadores o cabrestantes hidráulicos.
Montaje de andamios de fachada prefabricados
El montaje de andamios
de fachada prefabricados deberá hacerse de acuerdo con las siguientes
recomendaciones:
- El fabricante deberá facilitar instrucciones detalladas para el montaje, las cuales se conservarán en el lugar de trabajo y el montaje deberá ser supervisado por personal competente. Se tomarán precauciones para proteger a las personas que pasen por debajo del andamio, acordonando la zona, erigiendo un andamio adicional que sirva de paso cubierto de peatones, o creando un voladizo de protección.
- La base del andamio se colocará sobre una superficie firme y nivelada. Se colocará una placa de base metálica regulable sobre los tablones o los tableros, a fin de crear una superficie suficiente para la distribución de la carga.
- Un andamio que esté a más de 2 a 3,5 m sobre el suelo deberá estar equipado con protecciones de caídas, comprendiendo una barandilla a una altura mínima de 1 m sobre la plataforma, una barandilla intermedia y un rodapié. Para trasladar herramientas y materiales dentro y fuera de la plataforma, se puede practicar el hueco menor posible en la barandilla, con un tope inferior y barandillas a ambos lados del mismo.
- Se deberá habilitar un acceso al andamio para que se efectúe normalmente a través de escaleras fijas y no portátiles.
- El andamio deberá estar firmemente sujeto a la fábrica del edificio, de acuerdo con las instrucciones del fabricante.
- La estabilidad del andamio deberá reforzarse mediante elementos diagonales u horizontales (arriostramientos), de acuerdo con las instrucciones del fabricante.
- El andamio deberá
estar lo más próximo posible a la fachada del edificio;
si la separación es superior a 300 mm, puede ser necesaria
una segunda barandilla por la parte interior de la
plataforma. - Si se emplean tablones para formar la plataforma, éstos deben estar sujetos firmemente a la estructura del andamio. Una norma europea de próxima aparición estipula que la flecha (comba) no será superior a 25 mm.
Figura 93.9
Maquinaria
de movimiento de tierras
La maquinaria para el movimiento de tierras está diseñada
fundamentalmente para aflojar, recoger, mover, transportar y distribuir
o nivelar la roca o la tierra, y reviste gran importancia
en la construcción, las obras públicas y los trabajos
agrícolas e industriales (véase la Figura 93.9). Usadas
adecuadamente, estas máquinas son versátiles y pueden
eliminar gran parte de los
riesgos relacionados con la manipulación manual de materiales.
Este tipo de maquinaria es altamente eficiente y se usa en el mundo
entero. Las máquinas de movimiento de tierras empleadas en los
trabajos de construcción y obras públicas incluyen tractores
con topadora (bulldozers), cargadoras, retrocargadoras (véase
la Figura 93.10), excavadoras hidráulicas, volquetes, traíllas,
niveladoras, tendedoras de tuberías, zanjadoras, compactadoras
de
terraplenes y excavadoras de cable. La maquinaria de movimiento de tierras
puede poner en
peligro al maquinista y al personal que se halle trabajando en su proximidad.
El siguiente resumen de los riesgos asociados con estas máquinas
está basado en la Norma EN 4741 de la Comunidad Europea (Comité
Europeo de Normalización 1994). Señala los factores relacionados
con la seguridad, que se deben considerar cuando se adquieren y emplean
estas máquinas.
Acceso
La máquina debe estar dotada de un acceso seguro al puesto del
maquinista y a las zonas de mantenimiento.
Puesto del maquinista
El mínimo espacio habilitado para el maquinista deberá
permitir todas las maniobras necesarias para el manejo seguro de la
maquinaria sin fatiga excesiva. No debe existir la posibilidad de
que el maquinista tenga un contacto accidental con las ruedas o las
orugas o con el equipo de trabajo. El sistema de escape del motor deberá
expulsar el gas lejos del puesto del maquinista.
Una máquina con un motor de rendimiento superior a 30 kW deberá
estar equipada con una cabina para el maquinista. Las máquinas
cuyo motor sea de una potencia inferior a 30 kW deberán equiparse
con una cabina, en el caso de que se destinen a un trabajo en que la
calidad del aire es insalubre. Se efectuará la medición del nivel de
ruido transmitido por el aire, producido por excavadoras, tractores,
cargadoras y retroexcavadoras, de acuerdo con la norma internacional
de ruidos exteriores aerotransportados emitidos por maquinaria de movimiento
de tierras (ISO 1985b).
La cabina deberá
proteger al maquinista de las condiciones atmosféricas predecibles.
El interior de la cabina no deberá presentar bordes cortantes
o ángulos agudos que puedan lesionar al maquinista si se cae
o resulta lanzado contra los bordes o ángulos. Los tubos y las
mangueras situados dentro de la cabina y que contengan fluidos peligrosos,
a causa de su presión o temperatura, deberán estar reforzados
y protegidos. La cabina deberá tener una salida de emergencia
independiente de la entrada habitual. La altura mínima del techo
sobre el asiento (es decir, el punto índice del asiento) depende
del tamaño del motor de la máquina; para motores entre
30 y 150 kW deberá ser 1.000 mm. El vidrio deberá ser
inastillable. El nivel de ruido en el puesto del maquinista no excederá
de 85 dBA (ISO 1985c).
El diseño del puesto del maquinista permitirá que éste
divise las zonas de trabajo y desplazamiento de la máquina, preferentemente
sin necesidad de inclinarse hacia delante. Si la visibilidad del maquinista
resulta clara, espejos o cámaras a distancia con un monitor visible
para el maquinista, le permitirán ver la zona de trabajo.
La ventana anterior y, si es necesario, la posterior, deberán
estar equipadas con limpia y lavaparabrisas motorizados. Deberán
estar provistas de dispositivos para eliminar el vaho y el hielo de,
como mínimo, la ventana anterior de la cabina.
Protección
de vuelco y de caída de objetos
Las cargadoras, topadoras, traíllas, niveladoras, volquetes articulados
y cargadoras con retroexcavadora de una potencia superior a 15 kW deberán
tener una estructura que las proteja contra el vuelco. Las máquinas
que se vayan a usar en lugares en los que existe el riesgo de caída
de objetos deberán ser diseñadas para ello y equipadas
con una estructura que proteja al maquinista de las caídas de
material.
Asiento del maquinista
La maquinaria prevista para un maquinista sentado deberá estar
equipada con un asiento ajustable que le mantenga en una posición
estable y que le permita controlar la máquina en todas las condiciones
de trabajo previstas. Los ajustes necesarios para acoplarlo a la talla
y peso del maquinista deberán poder efectuarse fácilmente sin ayuda
de herramientas.
Figura 93.10
La máquina es versátil. Se puede emplear para excavar, cargar y elevar
cargas. La articulación de la máquina permite utilizarla en espacios
reducidos.
Las vibraciones transmitidas por el asiento del maquinista cumplirán la normativa internacional aplicable en materia de vibraciones (ISO 1982) para tractorestopadora, cargadoras y tractorestraílla.
Mandos e
indicadores
Los mandos principales, indicadores, palancas, pedales, interruptores
y demás, deberán estar seleccionados, diseñados
y dispuestos de modo que su definición sea clara, con rótulos
legibles
y dentro del alcance del maquinista. Los mandos de los componentes de
la máquina deberán estar diseñados de modo que
no se puedan poner en marcha o mover accidentalmente,
incluso si están expuestos a interferencias de equipos de radio
o telecomunicaciones.
Los pedales deberán ser de un tamaño y forma adecuados;
deberán estar forrados con material antideslizante y estar adecuadamente
distanciados. Para evitar confusiones, la máquina deberá
ser diseñada de modo que pueda manejarse como si fuera un vehículo
a motor, con los pedales situados en la misma disposición (esto
es, el embrague a la izquierda, el freno en el centro y el acelerador
a la derecha).
La maquinaria de movimiento de tierras con mando a distancia deberá
diseñarse de modo que se pare automáticamente y quede
inmovilizada si se desactivan los mandos o se interrumpe su alimentación
de energía.
La maquinaria de movimiento de tierras deberá estar equipada
con:
- luces de parada e indicadores de dirección en las máquinas diseñadas para una velocidad de desplazamiento superior a 30 km/h
- un dispositivo acústico de alarma, controlado desde el puesto del maquinista y cuyo nivel acústico sea, al menos, de 93 dBA a una distancia de 7 m desde el extremo anterior de la máquina, y
- un dispositivo que permita la instalación de una luz parpadeante.
Movimiento
incontrolado
El reptado (derrape) desde la posición de paro, por cualesquiera
razones (p. ej., fugas internas) que no sean las de sus mandos, no podrá
constituir un riesgo para los que circulen a su lado.
Sistemas de dirección y frenado
El sistema de dirección será tal que el control de la
dirección se mueva en la misma dirección que se pretende
que tome la máquina. El sistema de dirección de las máquinas
con neumáticos
de goma, con una velocidad de desplazamiento superior a 20 km/h, deberá
cumplir la norma internacional para sistemas de dirección (ISO
1992).
La maquinaria deberá estar equipada con sistemas de frenado de
servicio, secundario y de estacionamiento que actúen con eficacia
en todas las condiciones previsibles de servicio, carga,
velocidad, características y pendiente del terreno. El maquinista
podrá reducir la velocidad y parar la máquina por medio
del freno de servicio. Para el caso de que éste último
falle, se dispondrá de un freno secundario. También se
dispondrá un dispositivo mecánico de estacionamiento,
a fin de evitar que la máquina se mueva cuando se encuentra parada,
y que sea
capaz de permanecer en la posición que se adopte. El sistema
de frenado también cumplirá la normativa internacional
de sistemas de frenado (ISO 1985a).
Alumbrado
Para posibilitar el trabajo nocturno o en condiciones polvorientas,
las máquinas de movimiento de tierras estarán equipadas
con luces de tamaño y brillo suficientes para iluminar adecuadamente
las zonas de trabajo y maniobra.
Estabilidad
La maquinaria de movimiento de tierras, incluidos sus componentes y
aditamentos, se proyectará y construirá de modo que permanezca
estable en las condiciones de funcionamiento previstas.
Los dispositivos cuyo objeto es aumentar la estabilidad de la maquinaria
de movimiento de tierras en el modo de trabajo, como estabilizadores
y bloqueos de eje oscilantes, deberán estar
equipados con dispositivos de enclavamiento que los mantengan en posición,
incluso en el caso de fallo de la manguera hidráulica.
Protecciones y cubiertas
Las protecciones y cubiertas se diseñarán de modo que
se mantengan fijas en su ubicación. Cuando el acceso sólo
sea necesario en raras ocasiones, las protecciones se fijarán
y acoplarán de modo que solamente se puedan desmontar con ayuda
de herramientas o llaves. Siempre que sea posible, las protecciones
permanecerán sujetas con bisagras a la máquina cuando
se abran. Las cubiertas y protecciones deberán estar equipadas
con un sistema de apoyo (muelles o cilindros de gas) para asegurarlas
en su posición abierta con viento de hasta 8 m/s de velocidad.
Componentes eléctricos
Los componentes y conductores eléctricos se instalarán
de modo que se evite la abrasión de los cables y otros posibles
deterioros por el uso, así como su exposición al polvo
y condiciones ambientales que puedan causar su deterioro.
Las baterías de alimentación estarán provistas
de asas y firmemente sujetas en una posición adecuada, de modo
que su desconexión y desmontaje se pueda realizar también
con facilidad. Como alternativa, un interruptor de fácil acceso
situado entre la batería y la tierra permitirá el aislamiento
de la primera del resto de la instalación eléctrica.
Depósitos de combustible y fluidos hidráulicos
Los depósitos para combustibles, fluidos hidráulicos y
de otros tipos deberán estar provistos de dispositivos para mitigar
cualquier presión interna en caso de apertura y reparación.
Deberán
tener un fácil acceso para su llenado y estar provistos de tapones
de cierre con llave.
Protección contra el fuego
El suelo y el interior del puesto del maquinista se fabricarán
con materiales ignífugos. Las máquinas cuyos motores tengan
una potencia superior a 30 kW estarán dotadas de un sistema de
extinción de incendios integrado o dispondrán de un alojamiento
para un extintor de incendios de fácil acceso para el maquinista.
Mantenimiento
Las máquinas se proyectarán y construirán de modo
que las operaciones de engrase y mantenimiento se puedan realizar con
seguridad; siempre que ello sea posible, con el motor parado. Si el
mantenimiento solamente se puede realizar con la máquina en posición
levantada, ésta se asegurará mecánicamente. Se
tomarán precauciones especiales, como instalar una protección
o, al menos, señales de advertencia, si se ha de realizar el
mantenimiento con el motor en marcha.
Rotulado
Todas las máquinas llevarán, de un modo legible e indeleble,
la siguiente información: el nombre y dirección del fabricante,
las placas obligatorias, designación de la serie y del tipo,
el número
de serie (si lo hay), la potencia del motor (en kW), la masa de su configuración
más habitual (en kg) y, si procede, el máximo esfuerzo
de tracción al gancho y la carga vertical máxima.
Entre otras indicaciones que pueden ser apropiadas se incluyen: las
condiciones de utilización, el distintivo de conformidad (CE)
y una referencia a las instrucciones de instalación, uso y mantenimiento.
El distintivo CE indica que la máquina cumple los requisitos
de las directivas de la Comunidad Europea pertinentes.
Señalización de alerta
Si el movimiento de una máquina origina riesgos que no son patentes
para un observador ocasional, se adosarán a la máquina
señales de alerta para advertir de la aproximación a la
misma, cuando ésta se encuentre funcionando.
Verificación de las condiciones de seguridad
Es necesario verificar el cumplimiento de los requisitos de seguridad
en el diseño y fabricación de una máquina de movimiento
de tierras. Esta verificación se asegurará por medio de
una
combinación de mediciones, inspección visual, pruebas
(si existe un método recomendado) y evaluación del contenido
de la documentación, que el fabricante deba conservar preceptivamente.
La documentación del fabricante acreditará que los componentes
adquiridos, como los parabrisas, se han fabricado de acuerdo con las
especificaciones.
Manual de funcionamiento
Con la máquina se entregará un manual de instrucciones
para su empleo y mantenimiento, que se guardará junto a la misma.
Estará escrito, al menos, en uno de los idiomas oficiales del
país
en el que se vaya a utilizar la máquina. Describirá en
términos sencillos y fácilmente comprensibles los riesgos
para salud y seguridad que puede ocasionar, (p. ej., ruido y vibraciones
en brazos y manos y en todo el cuerpo) y especificará cuándo
es necesario el
empleo de equipo de protección individual (EPI). En el puesto
del maquinista habrá un espacio destinado a guardar el manual
a buen recaudo.
También se suministrará un manual de montaje, que contendrá
la información necesaria para que el personal especializado pueda
montar, reparar y desmontar la maquinaria con el mínimo riesgo.
Condiciones de funcionamiento
Además de los requisitos antes especificados con respecto al
diseño, el manual de instrucciones deberá especificar
los límites de aplicación de la máquina (p. ej.,
la máquina no deberá desplazarse con un ángulo
de inclinación mayor que el recomendado por el fabricante). Si
el maquinista advierte defectos, daños o un desgaste excesivo
que puedan ocasionar un riesgo para la seguridad, deberá informar
inmediatamente a su superior y paralizar la máquina hasta que
se realicen la reparaciones necesarias.
No se debe intentar levantar con la máquina una carga de peso
superior al especificado en la tabla de capacidades del manual de funcionamiento.
El maquinista comprobará la sujeción de las eslingas a
la carga y al gancho de elevación y si se da cuenta de que la
carga no está sujeta con seguridad, o tiene dudas sobre su seguro
manejo, desistirá de su elevación.
Cuando una máquina se desplace con una carga suspendida, ésta
se mantendrá lo más próxima posible al terreno
para minimizar la inestabilidad potencial, y la velocidad de desplazamiento
se acomodará a las condiciones del terreno. Se evitará
todo cambio brusco de velocidad y se tomarán precauciones para que la
carga no se balancee.
Cuando la máquina
se encuentre funcionando, nadie entrará en la zona de trabajo
sin advertir al maquinista. Cuando el trabajo requiera que alguna persona
permanezca dentro de la zona de trabajo, deberá tener gran cautela
y evitará moverse innecesariamente o permanecer debajo de una
carga izada o suspendida. Cuando alguien se encuentre dentro de la zona
de trabajo de la máquina, el maquinista deberá extremar
el cuidado y manejar la máquina solamente cuando tal persona
esté a la vista del maquinista o su situación le haya
sido notificada. Del mismo modo, en las máquinas que efectúan
giros, como las grúas y las retroexcavadoras, se mantendrá
despejada la zona detrás de la máquina y dentro de su
radio de giro. Si un camión se posiciona para su carga de modo
que los escombros puedan caer sobre la cabina del conductor, nadie deberá
permanecer en la misma, a menos que tenga una resistencia suficiente
para resistir el impacto de los materiales al caer.
Al inicio del turno de trabajo, el maquinista comprobará los
frenos, dispositivos de bloqueo, embragues, dirección y el sistema
hidráulico, además de realizar una prueba de funcionamiento
sin carga. Cuando compruebe los frenos, el maquinista se asegurará
de que la máquina se puede frenar rápidamente, parar a
continuación y mantener su posición con seguridad.
Antes de abandonar la máquina al final de la jornada, el maquinista
dejará todos los mandos en punto muerto, desconectará
la alimentación de fuerza y tomará todas las precauciones
necesarias para evitar el uso de la máquina sin autorización.
El maquinista tendrá en cuenta las condiciones atmosféricas
potenciales que puedan sobrevenir a la superficie de apoyo, y que tal
vez puedan ocasionar que la máquina se hiele rápidamente,
que vuelque o que se hunda, y adoptar las medidas adecuadas para evitar
tales contingencias.
Los componentes y repuestos, como por ejemplo los manguitos hidráulicos,
cumplirán las especificaciones del manual de funcionamiento.
Antes de intentar cualquier trabajo de sustitución o reparación
en los sistemas hidráulico o de aire comprimido, se aliviará
la presión. Se seguirán las instrucciones y precauciones
facilitadas por el fabricante cuando, por ejemplo se instale algún
aditamento para el trabajo. Cuando se realicen trabajos de reparación
o mantenimiento se usará el equipo de protección individual
(EPI), como un casco y gafas de seguridad.
Posicionamiento
de una máquina para el trabajo
Al situar una máquina en posición, deberán considerarse
los riesgos de vuelco, deslizamiento y hundimiento del terreno. En su
caso se efectuará un enclavamiento suficientemente sólido
y amplio para asegurar la estabilidad.
Tendido eléctrico
Al manejar una máquina en la proximidad de líneas de electricidad
aéreas, se tomarán precauciones para evitar el contacto
con el tendido. A este respecto es recomendable la cooperación
con la compañía eléctrica.
Tuberías, cables y líneas eléctricas enterradas
Antes de iniciar un proyecto, el contratista o su representante deberá
determinar si existen conducciones enterradas de electricidad, gas,
agua o tuberías de canalización dentro del emplazamiento
y, en tal caso, averiguar y señalizar su situación exacta.
Al maquinista se le darán instrucciones específicas para
evitarlas, por ejemplo, por medio de un programa de “consultar
antes de excavar”.
Trabajos
en carreteras con tráfico
Cuando una máquina trabaje en una carretera o cualquier otro
lugar abierto al tráfico público, se instalarán
las señales de tráfico, vallas y demás dispositivos
de seguridad adecuados al volumen de tráfico, a la velocidad
de los vehículos y a los códigos de circulación
locales.
Se recomienda que el transporte de una máquina por una carretera
pública se haga con camión o remolque. Se tendrá
en cuenta el riesgo de vuelco al cargar y descargar la máquina,
habiendo de asegurarla para impedir su deslizamiento durante el transporte.
Materiales
Entre los materiales usados en construcción se incluyen el amianto,
asfalto, ladrillos y piedra, cemento, hormigón, pavimentos, agentes
de sellado de láminas, vidrio, pegamento, lana
mineral y fibras minerales sintéticas para fines de aislamiento,
pinturas e imprimaciones, plástico y goma, acero y otros metales,
paneles para muros, yeso y madera. Muchos de ellos se tratan en
otros apartados de este Capítulo o en otras partes de esta Enciclopedia.
Amianto
El uso del amianto en las obras de nueva construcción está
prohibido en varios países pero, inevitablemente, se puede encontrar
durante la demolición o restauración de edificios viejos.
En
consecuencia, se requerirán estrictas medidas para proteger a
los trabajadores y al público de la exposición al amianto
colocado con anterioridad.
Ladrillos, hormigón y piedra
Los ladrillos se fabrican con arcilla cocida y se clasifican en ladrillo
visto y ladrillo para revestir. Pueden ser macizos o aligerados con
agujeros. Sus propiedades físicas dependen de la arcilla
empleada, de los aditivos, del método de fabricación y
de la temperatura de cocción. Cuanto mayor sea ésta, menor
será la absorción de agua por el ladrillo.
Los ladrillos, el hormigón y la piedra que contienen cuarzo producen
polvo de sílice al cortarlos, taladrarlos o chorreados. Las exposiciones
sin protección a la sílice cristalina pueden aumentar
la susceptibilidad a la tuberculosis y causar silicosis, una enfermedad
pulmonar incapacitadora, crónica y potencialmente mortal.
Pavimentos
Entre los materiales comúnmente empleados para pavimentos interiores
se incluyen la piedra, ladrillos, paneles de suelo, moqueta textil,
linóleo y plástico. La colocación de pavimentos
de
terrazo, baldosas o entarimado de madera pueden exponer a un operario
a polvos que pueden causar alergias o dañar la respiración
o los pulmones. Además, las colas o adhesivos empleados
para la colocación de baldosas o moquetas contienen a menudo
disolventes potencialmente tóxicos.
Los colocadores de moquetas pueden dañarse las rodillas al arrodillarse
y al golpearse en una rodilla al estirar la moqueta para ajustarla.
Colas y pegamentos
Los pegamentos se utilizan para unir materiales por adhesión.
La cola con base acuosa contiene un agente aglutinante al agua y se
endurece cuando el agua se evapora. Los pegamentos con disolventes se
endurecen cuando éste se evapora. Puesto que los vapores pueden
ser nocivos para la salud, no deberán usarse en locales cerrados
o en sitios poco ventilados. Los pegamentos
formados por componentes que se endurecen al mezclarse son susceptibles
de producir alergias.
Lana mineral
y otros tipos de aislamiento
La función a que se destina un aislamiento en un edificio consiste
en asegurar el confort térmico y reducir el consumo de energía.
Para lograr un aislamiento aceptable se usan materiales porosos,
como lana mineral y fibras sintéticas minerales. Se debe tener
gran cuidado en evitar la inhalación de las fibras. Las fibras
puntiagudas pueden incluso traspasar la piel y originar una molesta
dermatitis.
Pinturas e imprimaciones
Las pinturas se emplean para decorar el exterior y el interior de los
edificios, para proteger materiales como el hierro y la madera contra
su corrosión y deterioro, para facilitar la limpieza de los objetos
y para señales de tráfico verticales y horizontales.
Hoy en día se evitan las pinturas a base de plomo, pero estas
se pueden encontrar durante la restauración o demolición
de estructuras más antiguas, en especial las de construcción
metálica,
como puentes y viaductos. La inhalación o ingestión de
los vapores o polvos pueden causar saturnismo con lesión de los
riñones o daño permanente del sistema nervioso; estas
inhalaciones
son particularmente peligrosas para los niños que pueden estar
expuestos a polvos de plomo traídos a casa con la ropa o en el
calzado de trabajo. Siempre que se usen o encuentren pinturas a base
de plomo se adoptarán medidas de precaución.
En la mayoría de países está prohibido el uso de
pinturas a base de cadmio o mercurio. El cadmio puede causar problemas
renales y ciertos tipos de cáncer. El mercurio puede causar daños
en el sistema nervioso.
Las pinturas e imprimaciones al óleo contienen disolventes que
pueden ser potencialmente nocivos. Para minimizar las exposiciones a
los disolventes se recomienda el uso de pinturas
de base acuosa.
Plástico y caucho
E l plástico y el caucho, denominados polímeros, se pueden
agrupar en plástico termoplástico o termoestable y goma.
Estos materiales se usan en la construcción para ajustes, aislamientos,
recubrimientos y para productos como tuberías y accesorios. Las
láminas hechas de plástico o goma se usan para forros
de ajuste y antihumedad y pueden causar reacciones en los obreros sensibles
a estos materiales.
Acero, aluminio y cobre
El acero se usa en la construcción como estructura resistente,
en forma de redondos para armaduras, para componentes mecánicos
y como material de revestimiento. El acero puede ser al carbono o en
diversas aleaciones; el acero inoxidable es un tipo de aleación.
Las propiedades más importantes del acero son su dureza y su
resistencia. La resistencia a la rotura es importante
para evitar roturas frágiles.
Las propiedades del acero dependen de su composición y estructura
químicas. El acero es tratado térmicamente para aliviar
sus tensiones internas y mejorar su soldabilidad, resistencia
y dureza a la fractura.
El hormigón puede tener una resistencia a la compresión
considerable, pero para que adquiera una resistencia a la tracción
aceptable precisa de la unión con barras y mallazos de refuerzo.
Estas barras suelen tener un alto contenido de carbono (0,40 %).
El acero al carbono o acero “suave” contiene manganeso que,
cuando se desprende en los humos de la soldadura, puede causar un síndrome
parecido al mal de Parkinson, que puede dar lugar a un trastorno nerviosos
paralizante. En ciertas condiciones, el aluminio y el cobre también
pueden ser nocivos para la salud.
Los aceros inoxidables
contienen cromo, que aumenta la resistencia a la corrosión, y
otros elementos de aleación, como níquel y molibdeno.
La soldadura del acero inoxidable puede exponer a los operarios a vapores
de cromo o de níquel. Algunas formas de níquel pueden
causar asma y cáncer; algunas formas de cromo pueden causar cáncer
y problemas de sinusitis y “perforación nasal” (erosión
del septo nasal).
Después del acero, el aluminio es el metal más comúnmente
usado en la construcción, debido a que tanto el metal como sus
aleaciones son ligeros, fuertes y resistentes a la corrosión.
El cobre es uno de los metales más importantes en ingeniería,
por su resistencia a la corrosión y su elevada conductividad
térmica y eléctrica. Se usa en líneas de transporte
de energía,
como recubrimientos de paredes y cubiertas y para tuberías. Cuando
se usa como revestimiento de cubiertas, las sales de cobre arrastradas
por la lluvia pueden ser nocivas para el entorno.
Paneles de
revestimiento de paredes y yeso
Los paneles para paredes, frecuentemente recubiertos de asfalto o plástico,
se usan como capa de protección contra el agua y el viento y
para evitar que el agua se filtre a través de los elementos de
la construcción. El yeso es sulfato cálcico cristalizado.
El panel de yesocartón es un panel sandwich formado por dos capas
de cartón que encierran una de yeso; se usa ampliamente como
revestimiento de paredes y es resistente al fuego.
El polvo que se produce al cortar el yesocartón puede producir
alergias cutáneas o lesiones pulmonares; el levantamiento de
paneles de tamaño o peso excesivos o en posturas inconvenientes
puede causar problemas musculosqueléticos.
Madera
La madera se utiliza ampliamente en la construcción. Es importante
que la madera que se use para la construcción esté seca.
Para vigas y cerchas de cubierta, de un vano importante, se usan
elementos de madera laminada. Es recomendable tomar medidas para evitar
el polvo que, según cada especie, puede causar una serie de enfermedades,
incluso el cáncer. En ciertas condiciones,
el serrín de la madera puede llegar a ser explosivo.
Grúas
Francis Hardy
Una grúa es una máquina con una pluma, diseñada
principalmente para subir y bajar cargas pesadas. Hay dos tipos básicos
de grúas: móviles y fijas. Las grúas móviles
pueden ir montadas
sobre vehículos de motor, barcos o vagones de ferrocarril. Las
grúas fijas son del tipo torre. Existen también las grúas
pórtico, que discurren por carriles elevados. Hoy en día,
la mayoría de las grúas son movidas mecánicamente,
aunque algunas todavía funcionan manualmente. Su capacidad, en
función del tipo y tamaño, oscila desde unos pocos kilogramos
a cientos de toneladas. Las grúas se usan también para
hincar pilotes, en dragados, excavaciones, demoliciones y como plataformas
de trabajo para personas. Generalmente, la capacidad de una grúa
es mayor cuando la carga se encuentra más próxima a su
mástil (centro de rotación) y es menor cuando la carga
se encuentra más alejada de él.
Riesgos de las grúas
Los accidentes en que se encuentran implicadas las grúas son
generalmente costosos y espectaculares. Las lesiones y las muertes no
sólo afectan a los trabajadores, sino frecuentemente a inocentes transeúntes.
Existen riesgos en todas las facetas de su funcionamiento, incluyendo
el montaje, desmontaje, desplazamiento y mantenimiento. Algunos de los
riesgos más comunes relacionados con las grúas son:
- Riesgos eléctricos. Se puede producir el contacto con el tendido eléctrico y el arco formado por la corriente eléctrica a través del aire si la máquina o el cable de elevación se encuentran demasiado próximos a la línea. Cuando se produce el contacto con la línea, el peligro no se limita solamente al operador de la máquina, sino que se extiende a todo el personal situado en su proximidad. El veintitrés por ciento del total de las muertes por accidentes de grúa en Estados Unidos, en 19881989, fueron ocasionados por contacto con líneas eléctricas. Aparte de las lesiones a las personas, la corriente eléctrica puede causar daños estructurales en la grúa.
- Fallos de la estructura y sobrecargas. Los fallos de la estructura se producen cuando una grúa o sus componentes de estiba se someten a esfuerzos estructurales que pueden causar daños irreparables. El balanceo o la descarga súbita de la carga, el uso de componentes defectuosos, la elevación de una carga superior a la capacidad admitida, el arrastre de cargas y la recogida de la carga fuera de la vertical pueden causar sobrecargas.
- Falta de estabilidad. La falta de estabilidad es más frecuente en las grúas móviles que en las fijas. Cuando una grúa mueve una carga, balancea su pluma o se mueve fuera de su campo de estabilidad, la grúa tiende a volcar. Las condiciones del terreno también pueden causar fallos de estabilidad. Cuando una grúa no está nivelada, su estabilidad se reduce si la pluma se orienta en ciertas direcciones. Cuando se instala una grúa en un terreno que no puede soportar su peso, el terreno se hundirá, causando el vuelco de la grúa. También se conocen casos en que las grúas han volcado al desplazarse por rampas inadecuadamente compactadas en obras de construcción.
- Caída o deslizamiento de materiales. Los materiales pueden caer o resbalar si no están debidamente sujetados. La caída de materiales puede lesionar a los trabajadores situados en su proximidad o causar daños a las cosas. Los movimientos de material no deseados pueden atrapar o aplastar a los obreros involucrados en la maniobra de carga o descarga.
- Mantenimiento y procedimientos de montaje y desmontaje inadecuados.Un acceso en malas condiciones, la ausencia de protecciones contra caídas y las prácticas inadecuadas han causado lesiones y a veces la muerte de operarios mientras realizaban el mantenimiento, montaje y desmontaje de grúas. Este problema es más común con las grúas móviles, cuyo mantenimiento se realiza sobre el terreno y carecen de dispositivos de acceso. Muchas grúas, en especial los modelos más antiguos, no están provistas de barandillas o peldaños para facilitar el acceso a diversas partes de la grúa. El mantenimiento alrededor de la pluma y encima de la cabina es peligroso si los trabajadores caminan por la pluma sin equipo de protección contracaídas. En las grúas de pluma en celosía, la carga y descarga incorrectas, además del montaje y desmontaje de la pluma, han causado que trozos de ella cayeran sobre los obreros. O bien los tramos de la pluma no estaban adecuadamente apoyados durante las operaciones, o bien la sujeción de los cables que sujetaban la pluma se había realizado defectuosamente.
- Riesgos del ayudante o engrasador. Se produce una situación muy peligrosa cuando la parte superior de la grúa gira más allá de la parte inferior estacionaria durante su funcionamiento normal. Todos los ayudantes que trabajan alrededor de la grúa deberán permanecer fuera de la base de la misma durante su funcionamiento.
- Riesgos físicos, químicos y de fatiga del gruista. Si la cabina no está aislada, el gruista puede estar expuesto a un ruido excesivo que le cause sordera. Los asientos diseñados inadecuadamente pueden causarle dolores de espalda. La falta de ajuste de la altura del asiento y de su inclinación pueden ocasionar una mala visibilidad desde el puesto del conductor. Un diseño impropio de la cabina contribuye a una mala visibilidad. Los escapes de los motores de gasóleo o gasolina contienen humos que son peligrosos en zonas confinadas. Existe también la preocupación por el efecto de la vibración en todo el cuerpo transmitida por el motor, en especial en las grúas más antiguas. Las limitaciones de tiempo o la fatiga también intervienen en los accidentes de grúas.
Medidas de
control
La operación segura de una grúa es responsabilidad de
todas las partes involucradas. Los fabricantes de grúas son responsables
del diseño y fabricación de máquinas que sean estables
y tengan una sólida estructura. Las capacidades de las grúas
tienen que estar computadas adecuadamente, de modo que haya las suficientes
salvaguardas para evitar accidentes causados por exceso de carga e inestabilidad.
Instrumentos tales como limitadores de carga e indicadores del ángulo
y longitud de la pluma ayudan a los maquinistas en el manejo seguro
de una grúa. (Los dispositivos sensores de líneas eléctricas
han dado resultados no fiables). Todas las grúas deberán
tener un indicador de cargaseguro, automático, eficaz y fiable.
Además, los fabricantes de grúas deberán introducir
adaptaciones del diseño que faciliten un acceso seguro para un
manejo y mantenimiento seguros. Los riesgos pueden reducirse con un
diseño claro de los paneles de control, insertando una tarjeta
al alcance del maquinista que especifique las configuraciones de carga;
incluirá barandillas, ventanas antideslumbrantes, ventanas que
se extiendan hasta el suelo de la cabina, asientos confortables y aislamiento
térmico y acústico. En algunos climas, las cabinas con
calefacción y aire acondicionado contribuyen al confort del operario
y reducen su fatiga.
Los propietarios
de las grúas son los responsables de mantener las máquinas
en buenas condiciones asegurándose de que se efectúen
inspecciones regulares y un mantenimiento adecuado y empleando a maquinistas
competentes. Los propietarios deberán ser capaces de recomendar
la máquina más idónea para cada trabajo. Una grúa
asignada a un proyecto deberá poder transportar la carga más
pesada que le corresponda. La grúa deberá ser inspeccionada
por una persona competente antes de ser asignada a un proyecto y, una
vez en él, diaria y periódicamente (de acuerdo con las
recomendaciones del fabricante), llevando un registro del mantenimiento.
Se practicará una ventilación para eliminar o diluir el
escape del motor de las grúas que trabajen en zonas cerradas.
Igualmente se suministrará protección auditiva, si procede.
Los supervisores de la obra deben establecer planes de antemano. Mediante
una planificación adecuada se puede evitar tener que trabajar
cerca de tendidos eléctricos. Si se tuviera que trabajar cerca
de líneas de alta tensión deberán respetarse las
distancias de separación obligatoria (véase la Tabla 93.6).
Si no se puede evitar el trabajo cerca de las líneas eléctricas,
el cable deberá desconectarse o aislarse.
Para ayudar al maquinista cuando trabaje en los límites de proximidad
de líneas eléctricas se deberá recurrir a un señalista.
El terreno, incluso el acceso y los alrededores de la zona de
trabajo, deben poder soportar el peso de la grúa con la carga
en suspensión. Si es posible, la zona de trabajo de la grúa
se acordonará para evitar lesiones durante la operación
de izado.
Cuando el maquinista no pueda ver la carga claramente, se utilizará
a un señalista. Este último y el maquinista deben estar
instruidos y entender bien las señales de mano y otros aspectos
del trabajo. Se proveerán aparejos adecuados para la sujeción,
de modo que los estibadores puedan asegurar queno se produzca la caída
o deslizamiento de la carga. El equipo de estiba debe estar entrenado
en el embragado y desembragado de las cargas. Una buena comunicación
es vital para la seguridad en el manejo de grúas. Todos los aditamentos
de seguridad y dispositivos de alarma deberán estar en buen estado de
funcionamiento y no se desconectarán en ningún caso. La grúa debe estar
nivelada y manejarse con arreglo a la tabla de cargas de la misma. Las
patas deberán estar totalmente extendidas o dispuestas de acuerdo con
las instrucciones del fabricante. Para evitar una carga excesiva, el
maquinista debe conocer de antemano el peso a levantar, y emplear limitadores
de carga y otros indicadores. El maquinista siempre trabajará conforme
a las prácticas seguras de manejo de grúas. Todas las cargas deberán
estar totalmente aseguradas antes de ser izadas. El movimiento con carga
debe ser lento; la pluma nunca debe ser prolongada o acortada de tal
modo que pueda comprometer la estabilidad de la grúa. No se manejarán
las grúas cuando la visibilidad sea escasa o cuando el viento pueda
hacer que el maquinista pierda el control de la carga.
Tabla 93.6
Voltaje normal en kilovoltios (entre fases) | Distancia mínima preceptiva en metros (y pies)* |
Hasta
50 De 50 a 200 De 200 a 350 De 350 a500 De 500 a 750 De 750 a 1,000 |
3,1
(10) 4,6 (15) 6,1 (20) 7,6 (25) 10,7 (35) 13,7 (45) |
* Los valores en metros se han calculado a partir de los valores recomendados en pies. Fuente: ASME 1994.
Normas y
legislación
Existen numerosas normas escritas o recomendaciones para la fabricación
y el manejo de grúas. Algunas están basadas en los principios
de diseño, otras en su funcionamiento. Entre los
asuntos contemplados por estas normas se incluyen métodos para
realizar pruebas de diversos dispositivos de seguridad; el diseño,
construcción y características de las grúas; inspecciones,
pruebas, procedimientos de mantenimiento y manejo; equipos recomendados
y disposición de los mandos. Estas normas forman la base de la
legislación oficial y los reglamentos de las empresas en materia
de salud y seguridad y formación de los maquinistas.
Ascensores,
escaleras mecánicas y elevadores
J. Staal y John
Quackenbush*
* Adaptado del artículo de la 3ª edición de la Enciclopedia de salud
y seguridad en el trabajo. Autor: J. Staal.
Ascensores
Un ascensor es una instalación permanente de desplazamiento vertical
que accede a dos o más niveles, y que comprende un habitáculo
cerrado, o cabina, cuyas dimensiones y medios de construcción permiten
claramente el acceso de personas, y que se desplaza entre unas guías
verticales rígidas. Un ascensor, por lo tanto, es un vehículo para subir
y bajar personas de una planta a otra dentro de un edificio, directamente
(control simple por botonera) o con paradas intermedias (control colectivo).
Una segunda categoría la constituye el montacargas que acoge en su interior
tanto a personas como a objetos y mercancías, poseyendo características
similares a los ascensores.
La tercera categoría la constituye el montacargas de servicio (montaplatos), que es una instalación permanente de elevación que accede a unos niveles definidos, pero cuya cabina es demasiado pequeña para transportar personas. Los montacargas de servicio transportan comida y suministros en hoteles y hospitales, libros en las bibliotecas, correo en los edificios de oficinas, etc. Generalmente, la superficie del piso de este tipo de cabina no excede de 1 m 2 , su profundidad de 1 m, y su altura de 1,20 m.
Figura 93.11
Los ascensores
son movidos directamente por un motor eléctrico (ascensores eléctricos;
véase la Figura 93.11) o, indirectamente, por medio del movimiento
de un líquido bajo presión
generada por una bomba movida, a su vez, por un motor eléctrico
(ascensores hidráulicos).
Los ascensores eléctricos casi siempre están movidos por
máquinas de tracción, con o sin transmisiones, según
la velocidad de la cabina. El término “tracción”
quiere decir que la
fuerza de un motor eléctrico se transmite a la suspensión
múltiple de cables de la cabina y de un contrapeso, por fricción
entre las muescas de la polea de tracción o de impulsión
de la máquina y los cables.
El uso de los ascensores hidráulicos se ha generalizado desde
el decenio de 1970 para el transporte de mercancías y pasajeros
habitualmente hasta una altura no superior a seis plantas. Como líquido
presurizante se emplea aceite hidráulico. El sistema más
sencillo de acción directa es el que utiliza un émbolo
que soporta y desplaza la cabina.
Normalización
El Comité Técnico 178 de la OIT ha redactado normas para
cargas y velocidades hasta 2,50 m/s; dimensiones de cabinas y huecos
de montacargas para dar cabida a pasajeros y mercancías;
ascensores para camas y de servicio para edificios residenciales, oficinas,
hoteles, hospitales y residencias de ancianos; mecanismos de control,
señales y accesorios adicionales; y selección y planificación
de ascensores en edificios residenciales. Todos los edificios deberán
estar dotados, como mínimo, de un ascensor que permita el acceso
en silla de ruedas de las personas disminuidas. La Asociación
francesa de normalización (AFNOR) está a cargo de la Secretaría
de este Comité Técnico.
Condiciones generales de seguridad
Todos los países industrializados tienen un código de
seguridad redactado y actualizado por un comité nacional de normalización.
Dado que este trabajo se inició en el decenio de 1920, los
diversos códigos, poco a poco, se han hecho más parecidos
y, hoy en día, las diferencias generalmente no son fundamentales.
Las casas fabricantes de importancia fabrican unidades que cumplen estos
códigos.
En el decenio de 1970, la OIT, en estrecha colaboración con el
Comité Internacional para la reglamentación de ascensores
(CIRA), publicó un código de prácticas para la
construcción e
instalación de ascensores y montacargas y, pocos años
más tarde, para escaleras mecánicas. El objeto de estas
directrices es servir de guía a los países que se han
propuesto redactar o modificar normas de seguridad. Un conjunto normalizado
de reglas de seguridad para ascensores eléctricos e hidráulicos,
montacargas, escaleras mecánicas y bandas transportadoras de
personas, con el fin de eliminar barreras técnicas al comercio
entre los países miembros de la Comunidad Europea, se encuentra
también en el punto de mira del Comité Europeo de Normalización
(CEN). El American National Standards Institute (ANSI) ha redactado
un código de seguridad para ascensores y escaleras mecánicas.
Los reglamentos de seguridad tienen por objeto diferentes tipos de posibles
accidentes relacionados con ascensores: cizallamiento, aplastamiento,
caída, impacto, atrapamiento, incendio, electrocución,
daños al material, accidentes debidos al uso y accidentes debidos
a la corrosión. Las personas que tienen que ser protegidas son:
los usuarios, el personal de inspección y mantenimiento y los
que se encuentren fuera del hueco del ascensor y de la sala de máquinas.
Los objetos a proteger son: las cargas transportadas, los componentes
de la instalación del ascensor y el edificio.
Los comités que redactan las normas de seguridad tienen que suponer
que todos los componentes están diseñados correctamente,
que su construcción eléctrica y mecánica es sólida, que están fabricados
con materiales de resistencia y calidad adecuadas y que están libres
de defectos. También deben tenerse en cuenta las posibles acciones imprudentes
de los usuarios.
Figura 93.12
El cizallamiento
se evita dejando unas separaciones adecuadas entre los componentes móviles
y entre las piezas móviles y fijas. El aplastamiento se evita
dejando suficiente espacio en la parte superior del hueco del ascensor
entre el techo de la cabina en su posición más elevada
y la parte alta del hueco, y un espacio libre en el fondo en el que
quepa una persona a buen seguro cuando la cabina esté en su posición
más baja. Estos espacios están protegidos por topes o
amortiguadores.
La protección contra caídas por el hueco del ascensor
se obtiene con puertas de acceso sin perforaciones y con una desconexión
automática que evita el movimiento de la cabina hasta
que las puertas están totalmente cerradas. Las puertas de acceso
de tipo corredera y automáticas son las recomendadas para los
ascensores de personas.
El impacto se limita restringiendo la fuerza cinética del cierre
de las puertas automáticas; el atrapamiento de personas en una
cabina enganchada se evita colocando un mecanismo de desenclavamiento
de emergencia en las puertas y un medio para que personal especialmente
instruido las abra y saque a los pasajeros.
La sobrecarga en una cabina se evita mediante una proporción\
muy ajustada entre la carga permitida y la superficie libre del piso
de la cabina. En todos los ascensores para personas es preciso instalar
puertas en la cabina para evitar que aquellas queden atrapadas en el
espacio entre el umbral de la cabina y el hueco del ascensor o las puertas
de acceso. Los umbrales de las
cabinas deberán equiparse con un guardapié de una altura
no inferior a 0,75 m para evitar accidentes, como muestra la Figura
93.12. Las cabinas tienen que estar equipadas con mecanismos de seguridad
capaces de detener y aguantar una cabina totalmente cargada en caso
de exceso de velocidad o rotura de un cable de suspensión. El
mecanismo será activado por un regulador de exceso de velocidad
impulsado por la cabina por medio de un cable (véase la Figura
93.11). Cuando los viajeros están de pie y se desplazan en dirección
vertical, la deceleración durante el funcionamiento del mecanismo
de seguridad debe situarse entre 0,2 y 1,0 g (m/s 2 ) para evitar lesiones
(g= aceleración de la gravedad).
En función de la legislación nacional, los ascensores destinados principalmente al transporte de mercancías, vehículos y automóviles acompañados por usuarios autorizados e instruidos pueden utilizar una o dos entradas a la cabina opuestas y sin puertas de cabina, con la condición de que la velocidad autorizada no sobrepase los 0,63 m/s, que la profundidad de la cabina no sea menor de 1,50 m. y que la pared del hueco enfrente de la entrada, incluso las puertas de desembarque, esté lisa y enrasada. En los ascensores de mercancías de uso industrial (montacargas de mercancías), las puertas de acceso son generalmente puertas automáticas bipartidas en vertical, y habitualmente no cumplen estas condiciones. En tal caso, la puerta de cabina que se requiere es una corredera vertical hecha de mallazo. El ancho de separación entre la cabina del ascensor y las puertas de acceso debe ser el mismo para evitar daños en los paneles del montacargas por carretillas elevadoras u otros vehículos al entrar o salir del montacargas. El diseño de este tipo de montacargas ha de tener en cuenta la carga, el peso del equipo de manutención y los grandes esfuerzos que conlleva la conducción, parada e inversión del movimiento de estos vehículos. Las guías de la cabina requieren un refuerzo especial. Si se permite el transporte de personas, el número admisible se corresponderá con la superficie del piso de la cabina. Por ejemplo, la superficie de un ascensor para una carga de 2.500 kg deberá ser de 5 m 2 , suficiente para 33 personas. La carga y el acompañamiento de la misma se hará con sumo cuidado. La Figura 93.13 muestra una situación deficiente.
Controles
Todos los ascensores modernos están controlados por botonera
y ordenador, habiéndose abandonado el sistema de interruptor
en la cabina manejado por un ascensorista.
Los ascensores individuales y los integrados en grupos de dos a ocho
cabinas suelen estar equipados con mandos colectivos que en el caso
de instalaciones múltiples están interconectados.
La característica principal de las maniobras colectivas es que
las llamadas se pueden hacer en cualquier momento, tanto si la cabina
está parada como si está en movimiento, y si las puertas
del rellano están abiertas o cerradas. Las llamadas desde el
rellano y desde las cabinas se recogen y se almacenan hasta que se les
da respuesta. Independientemente de la secuencia en
que se reciban, las llamadas se responden por el orden lógico
en la dirección del movimiento de la cabina.
Inspecciones y pruebas
Antes de poner un ascensor en servicio, debe ser inspeccionado y comprobado
por una organización aprobada por la administración para
establecer la conformidad del ascensor con las normas de seguridad del
país en que se ha instalado. Los fabricantes facilitarán al inspector
un expediente técnico. En los reglamentos de seguridad están relacionados
los elementos que se tienen que inspeccionar y comprobar y el modo en
que han de realizarse estas pruebas. Se exigen ensayos específicos a
cargo de un laboratorio aprobado para: mecanismos de cierre, puertas
de acceso (tal vez incluyendo ensayos de incendio), mecanismos de seguridad,
reguladores de exceso de velocidad y amortiguadores de aceite. Se incluirán
en el registro los certificados de los respectivos componentes usados
en la instalación. Después de la puesta en servicio de un ascensor,
se efectuarán inspecciones periódicas en intervalos que dependerán del
volumen de tráfico. El objeto de estas pruebas es asegurar el cumplimiento
del reglamento y el correcto funcionamiento de todos los dispositivos
de seguridad. Los componentes que no funcionan en servicio normal, como
los mecanismos de seguridad y los topes, deberán comprobarse con una
cabina vacía y a velocidad reducida para evitar un excesivo desgaste
y esfuerzos que puedan poner en peligro la seguridad del ascensor.
Figura 93.13
Mantenimiento
e inspección
Un ascensor y sus componentes deben inspeccionarse y mantenerse en buen
estado y en un buen nivel de seguridad funcional, en intervalos regulares
por parte de técnicos competentes que
han adquirido la capacitación y un total conocimiento de los
detalles mecánicos y eléctricos del ascensor y de las
normas de seguridad bajo la dirección de un instructor cualificado.
Preferentemente el técnico será empleado del proveedor
o instalador del aparato. Normalmente, un técnico es responsable
de un número determinado de ascensores. El mantenimiento incluye
trabajos rutinarios como el ajuste y limpieza, el engrase de las piezas
móviles, mantenimiento preventivo para anticipar posibles problemas,
visitas de emergencia en caso de rotura o de una
reparación importante, que se hacen normalmente después
de consultar con un supervisor. Sin embargo, el riesgo de seguridad
primordial es el de incendio. A causa del riesgo de que un cigarrillo
encendido u otro objeto ardiendo pueda caer en el espacio entre el umbral
de la cabina y el hueco e incendiar la grasa lubricante en el hueco
o residuos acumulados en el fondo, el hueco
debe limpiarse con regularidad. Antes de que empiecen los trabajos de
mantenimiento, todos los sistemas deberán estar totalmente desconectados.
En los edificios con ascensores de una
unidad, antes de que comience algún trabajo se colocarán
avisos en cada puerta de acceso notificando que el ascensor está
fuera de servicio.
Para el mantenimiento preventivo bastan una inspección minuciosa
y comprobaciones de la libertad de movimiento, de la condición
de los contactos y del correcto funcionamiento del
equipo. El equipamiento del hueco se inspecciona desde encima de la
cabina. En el techo de la cabina se habilita un mando de inspección
con: un conmutador de puesta en marcha y de
neutralización del control normal, incluyendo la maniobra de
puertas automáticas. Unos pulsadores de presión constante
de subida y bajada permiten mover la cabina a velocidad reducida (como
máximo 0,63 m/s). La inspección debe basarse en los mecanismos
de seguridad (puertas cerradas y enclavadas, etc.) y no será
posible sobrepasar los límites de desplazamiento normal.
Un interruptor de parada en el puesto de control de la inspección
evita movimientos inesperados de la cabina. La dirección más
segura de desplazamiento es hacia abajo. El técnico debe
estar en un puesto seguro para observar el entorno de trabajo cuando
se mueve la cabina y poseer los mecanismos de inspección adecuados.
El técnico debe estar bien sujeto cuando la
cabina se desplaza. Antes de marcharse, el técnico debe informar
a la persona encargada del ascensor.
Escaleras mecánicas
Una escalera mecánica es una escalera inclinada, que se mueve
de modo continuo y que transporta personas hacia arriba y hacia abajo.
Las escaleras mecánicas se utilizan en edificios comerciales,
grandes almacenes y en estaciones de metro y ferrocarril, para conducir
un torrente de gente por un camino limitado de uno a otro nivel.
Condiciones generales de seguridad
Las escaleras mecánicas consisten en una cadena continua de escalones
arrastrada por un mecanismo con motor eléctrico por medio de
dos cadenas de rodillos, una a cada lado. Los escalones van guiados
por rodillos que corren por unas guías que mantienen las huellas
de los escalones en posición horizontal en la zona útil.
A ambos extremos de la escalera, las guías garantizan que en
una distancia de 0,80 a 1,10 m, según la velocidad y la contrahuella
de la escalera, algunos escalones formen una superficie horizontal.
La construcción y dimensiones de los peldaños se muestran
en la Figura 93.14. Encima de cada barandilla deberá colocarse
un pasamanos a una altura de 0,85 a 1,10 m del borde del escalón,
corriendo paralelamente
a los peldaños y prácticamente a la misma velocidad. La
barandilla a ambos extremos de la escalera, donde los peldaños
se sitúan en posición horizontal, debe prolongarse al
menos 0,30 m
más allá del descansillo y el poste con la barandilla
al menos 0,60 m (véase la Figura 93.15). El pasamanos debe acometer
al poste en un punto bajo por encima del suelo, en el que deberá
instalarse una protección con un interruptor de seguridad que
detenga la escalera en caso de que queden aprisionados en este punto
los dedos o las manos. Otro riesgo de lesiones para los
usuarios lo constituyen las holguras necesarias entre el lateral de
los escalones y las barandillas, entre los escalones y los peines y
entre las huellas y contrahuellas de escalones consecutivos, éstos
últimos más particularmente durante la subida y en la
zona de la curvatura donde se produce un movimiento relativo entre escalones
consecutivos. Para prevenir este riesgo los escalones están dotados
de una superficie suave y antideslizante.
Las personas pueden desplazarse y sus pies puedan rozar contra la barandilla,
lo que puede causar que queden atrapadas cuando los escalones se nivelan.
Señales y avisos claramente legibles, preferentemente pictogramas,
deberán avisar y educar a los usuarios.
Una señal deberá instruir a los adultos a llevar de la
mano a los niños que no puedan alcanzar el pasamanos y los niños
deberán circular siempre de pie. Cuando la escalera se halle
fuera de servicio, ambos extremos deberán estar cerrados con vallas.
Figura 93.14
X: Altura entre escalones (no superior a 0,24 m), Y: Profundidad (mínima 0,38 m); Z: Anchura (entre 0,58 y 1,10 m). .: Huella del escalón ranurada. F : Contrahuella del escalón ranurada.
Figura 93.15
La inclinación
de una escalera no deberá ser mayor de 30°, aunque se podrá
incrementar hasta 35°, si la elevación en vertical es de
6 m o menos y la velocidad de subida se limita a
0,50 m/s. Las salas de máquinas y los puestos de impulsión
y retorno deberán ser fácilmente accesibles para el personal
de mantenimiento y de inspección. Estos espacios pueden hallarse
dentro de la caja o estar separados. La altura libre deberá ser
de 1,80 m con las tapas, si las hay, abiertas y el espacio deberá
ser suficiente para garantizar el trabajo en condiciones de seguridad.
La altura libre sobre los escalones en cualquier punto no será
inferior a 2,30 m.
La puesta en marcha, parada o inversión del movimiento de una
escalera mecánica deberán efectuarse exclusivamente por
personal autorizado. Si el código del país permite operar
un sistema que arranque automáticamente cuando una persona rebasa
un sensor eléctrico, la escalera deberá ponerse en marcha
antes de que el usuario llegue al peine. Las escaleras mecánicas
deberán estar provistas de un sistema de control que funcione
durante el mantenimiento y la inspección.
Mantenimiento e inspección
El mantenimiento e inspección con arreglo a la pautas anteriormente
descritas para los ascensores, suelen venir exigidos por la administración.
Se deberá facilitar un expediente técnico con los datos
de cálculo principales de la estructura de soporte, peldaños,
componentes de movimiento de los peldaños, datos generales, planos
de disposición, diagramas de cableado e instrucciones. Antes
de poner en servicio una escalera mecánica, deberá ser
examinada por una persona u organización aprobada por las autoridades
públicas; con posterioridad se realizarán inspecciones periódicas en
plazos establecidos.
Transportadores
de personas (aceras móviles)
Un transportador de personas es una pasarela mecánica de movimiento
continuo, que se usa para transportar personas entre dos puntos en el
mismo nivel o en niveles diferentes. Los transportadores de pasajeros
se usan para transportar un gran número de personas en los aeropuertos
desde el vestíbulo principal hacia las puertas de embarque, así
como en los grandes almacenes y supermercados. Si los transportadores
son horizontales, los coches de niños, las carretillas y las
sillas de ruedas, así como las carretillas con alimentos y equipajes
pueden desplazarse sin riesgo, pero en los transportadores inclinados
estos vehículos, algo pesados, solamente se usarán si
se pueden enclavar automáticamente. La rampa consta de paletas
de metal, similares a las huellas de los escalones de las escaleras
mecánicas, pero más largas, o de
correas sin fin. Las paletas deberán estar ranuradas en la dirección
del desplazamiento, y se colocarán peines en cada extremo. El
ángulo de inclinación no deberá ser mayor de 12°en
o de 6° los accesos. Las paletas y la correa deberán moverse
horizontalmente en una distancia no menor de 0,40 m antes de entrar
en el rellano. El transportador se desplaza entre barandillas rematadas
en su parte superior con un pasamanos móvil que se mueve aproximadamente
a la misma velocidad. La velocidad no será mayor de 0,75 m/s,
a menos que el movimiento sea horizontal, en cuyo caso se admite una
velocidad de 0,90 m/s, siempre que la anchura no exceda de 1,10 m.
Las condiciones de seguridad para los transportadores de personas en general son análogas a las de las escaleras mecánicas y deberán incluirse en el mismo código.
Elevadores de
obra
Los elevadores de obra son instalaciones provisionales utilizadas en
las obras de construcción para el transporte de personas y materiales.
Cada elevador consta de una cabina sobre guías y deberá
ser manejado por un operario situado dentro de la misma. En años
recientes, el diseño de piñón y cremallera ha hecho
posible el uso de elevadores de construcción para un transporte
eficiente en torres de comunicaciones o para el servicio de chimeneas
muy altas. Nadie debe montar en un elevador de materiales, excepto para
fines de inspección o mantenimiento.
Las normas de seguridad varían considerablemente. En algunos
casos, estos elevadores se instalan respetando la misma normativa de
seguridad que para los ascensores de personas y mercancías permanentes
de los edificios, excepto que el hueco está rodeado de una fuerte
malla metálica en lugar de materiales sólidos, con objeto
de reducir su resistencia al empuje del viento.
Se necesitan estrictas normas aunque no tanto como para los ascensores
de personas; muchos países tienen reglamentos especiales para
estos elevadores de obra. Sin embargo, en muchos
casos el nivel de seguridad es bajo, la construcción defectuosa,
los montacargas son movidos por un cabrestante con motor de gasóleo
y la cabina está suspendida de un solo cable de acero.
Un elevador de obra deberá ser accionado por un motor eléctrico
para asegurar que la velocidad se mantiene dentro de los límites
de seguridad. La cabina deberá estar cerrada y provista de protecciones
en la entrada a la misma. Las aberturas del hueco en los accesos deberán
equiparse con puertas sin perforaciones hasta una altura de 1 m del
suelo, siendo la parte superior de malla metálica con huecos
máximos de 10 ×10 mm. Los umbrales de las puertas de acceso
y de la cabina deberán estar provistos de rodapiés adecuados.
Las cabinas estarán equipadas con un mecanismo de seguridad.
Un tipo común de accidente se produce cuando los trabajadores
se desplazan en un elevador diseñado solamente para el transporte
de materiales, que carece de paredes laterales o puertas para proteger
a los obreros de
posibles golpes con una parte del andamiaje, o para evitar su caída
durante el viaje. Un elevador de correa consiste en una serie de peldaños
sobre una cinta vertical que se desplaza. Una
persona que monte en ella corre el peligro de ser arrastrado hasta el
extremo superior, no pudiendo hacer un paro de emergencia, y posibles
golpes la cabeza o los hombros en el borde de la abertura entre pisos;
saltar dentro o fuera después de que el peldaño ha rebasado
el nivel del suelo o no poder alcanzar e rellano a causa de un fallo
de corriente o por la detención de la
correa. De acuerdo con esto, tal tipo de elevador solo debe ser utilizado
por personal especializado empleado por el propietario del edificio
o alguien designado para ello.
Riesgos de incendio
Generalmente, el hueco de cualquier ascensor se extiende a lo largo
de toda la altura del edificio y está conectado con todas las
plantas. El fuego o el humo de un fuego que se declare en la parte
inferior del edificio puede propagarse por el hueco a todas las plantas
y, en ciertas circunstancias, el hueco del ascensor o grupo de ascensores
puede intensificar el fuego a causa del efecto
chimenea. Por tanto, un hueco de ascensores no debe formar parte del
sistema de ventilación del edificio. El hueco deberá estar
totalmente cerrado por paredes sin perforaciones, de material
incombustible que no produzca humos nocivos en caso de incendio. Deberá
instalarse una ventilación en lo alto del hueco o en la sala
de máquinas encima del anterior para permitir la salida del humo
a la atmósfera.
Como el hueco,
las puertas de entrada deberán ser resistentes al fuego. Los
reglamentos de construcción nacionales suelen estipular los requisitos
y varían según los países y condiciones. Las puertas
de los accesos no se pueden ser estancas al humo si tienen que funcionar
de modo fiable.
A pesar de la altura que pueda tener el edificio, las personas no usarán
los ascensores en caso de incendio, a causa de los riesgos de parada
del ascensor en una zona incendiada o de que los pasajeros queden atrapados
en la cabina, en caso de fallo de la energía eléctrica.
En general, hay asignado a los bomberos un ascensor que sirve a todas
las plantas y que puede ser puesto en servicio por ellos, por medio
de un interruptor o una llave especial en la planta principal. La capacidad,
velocidad y dimensiones de la cabina de este ascensor debe cumplir ciertas
condiciones. Cuando los bomberos usan los ascensores, los mandos normales
quedan invalidados.
La construcción, mantenimiento y renovación del acabado
interior de los ascensores, la instalación de moqueta y la limpieza
del ascensor pueden conllevar el uso de disolventes
orgánicos volátiles, masillas o pegamentos, que pueden
representar un riesgo para el sistema nervioso, además de un
riesgo de incendio. Aunque estos materiales se usan sobre otras superficies
metálicas, incluyendo escaleras y puertas, el riesgo es severo
en los ascensores a causa de su espacio reducido, en el cual las concentraciones
de vapores pueden resultar excesivas. El uso de disolventes en la parte
exterior de un ascensor también puede ser peligroso, nuevamente
a causa de la ventilación limitada, sobre todo en un hueco ciego,
donde la ventilación no es posible.
(Un hueco ciego es uno que no tiene puerta de salida, habitualmente
con un recorrido de varias plantas entre dos destinos; en el caso de
un grupo de ascensores que sirve a las plantas 20 y superiores, un hueco
ciego se extenderá entre las plantas 1 y 20).
Ascensores y
salud
Si bien los ascensores y montacargas representan riesgos, su empleo
también puede ayudar a reducir la fatiga o lesiones musculares
serias debidas a la manipulación manual, y puede
reducir los costes laborales, especialmente en algunos países
en vías de desarrollo. En tales lugares, en los que no se usan
ascensores en absoluto, los trabajadores han de acarrear pesadas cargas
de ladrillos u otros materiales, ascendiendo por rampas, a una altura
de varias plantas, en medio de un tiempo húmedo y tórrido.
Cemento
y hormigón
L. Prodan y G.
Bachofen*
* Adaptado de los apartados "Cemento" por L. Prodan y "Trabajos de hormigón
y hormigón armado" por G. Bachofen de la 3ª edición de la Enciclopedia
de salud y seguridad en el trabajo.
Cemento
El cemento es un aglomerante hidráulico empleado en la construcción
de edificios y de obras civiles. Es un polvo fino que se obtiene moliendo
la escoria de una mezcla de arcilla y piedra
caliza calcinada a altas temperaturas. Cuando se añade agua al
cemento se forma una pasta que, poco a poco, se va endureciendo hasta
alcanzar una consistencia pétrea. Se puede mezclar
con arena y grava (árido grueso) para formar mortero y hormigón.
Existen dos tipos de cemento: los naturales y los artificiales. Los
cementos naturales se obtienen de materiales naturales que tienen una
estructura análoga a la del cemento y sólo requieren su
calcinación y molienda para proporcionar cemento hidráulico en
polvo. El número de cementos artificiales es grande y se encuentra en
aumento. Cada tipo tiene una composición y una estructura mecánica diferentes
y tiene unos usos y propiedades específicos. Los cementos artificiales
se pueden clasificar en cemento portland (que recibe su nombre de la
ciudad de Portland, en el Reino Unido) y cemento aluminoso.
Producción
El proceso portland, que representa, con gran diferencia, la mayor parte
de la producción mundial de cemento, se ilustra en la Figura
93.16. Comprende dos etapas: la fabricación de la
escoria y el molido de la misma. Las materias primas utilizadas para
la fabricación de la escoria son materiales calcáreos,
como la piedra caliza, y arcillosos, como la arcilla. Las materias primas
se mezclan y se muelen en seco (proceso seco), o con agua (proceso húmedo).
La mezcla pulverizada se calcina en hornos inclinados rotatorios o verticales
a una temperatura que va de 1.400 a 1.450 °C. Al salir del horno,
la escoria se enfría rápidamente para evitar la conversión
del silicato tricálcico, principal ingrediente del cemento portland,
en silicato bicálcico y óxido de cal.
Las masas de escoria enfriada se mezclan frecuentemente con yeso y otros
varios aditivos que controlan el tiempo de fraguado y otras propiedades
de la mezcla utilizada. De este modo es
posible obtener una amplia gama de cementos diferentes, como por ejemplo:
cemento portland normal, cemento de fraguado rápido, cemento
hidráulico, cemento siderúrgico, cemento de
tras, cemento hidrófobo, cemento marítimo, cementos para
pozos de gas y petróleo, cementos para carreteras o presas, cemento
expansivo, cemento magnésico, etc. Finalmente, la
escoria se pulveriza en un molino, se criba y almacena en silos, dispuesta
para su embalaje y transporte. La composición química
del cemento portland es la siguiente:
- óxido
de calcio (CaO): 60 al 70 %
- dióxido
de silicio (SiO2) (incluyendo un 5 %de SiO2 libre):
19 al 24 %
- trióxido
de aluminio (Al3O3):4 al 7 %
- óxido
férrico (Fe2O3):2 al 6 %
- óxido de magnesio (MgO): menos del 5 %
El cemento aluminoso
produce mortero u hormigón de alta resistencia inicial. Se fabrica
a partir de una mezcla de piedra caliza y arcilla con un alto contenido
de óxido de aluminio (sin extensores), la cual se calcina a unos
1.400 °C. La composición química del cemento aluminoso
es, aproximadamente, la siguiente:
- óxido
de aluminio (Al2 O3 ): 50 %
- óxido
de calcio (CaO): 40 %
- óxido
férrico (Fe2O3):6 %
- dióxido de silicio (SiO2 ):4 %
La escasez de
combustibles conduce al aumento de la producción de los cementos
naturales, en especial los que utilizan tobas (cenizas volcánicas).
Si es necesario, éstas se calcinan a 1.200 °C,
en lugar de los 1.400 a 1.450 °C, que se necesitan para la fabricación
de portland. La toba debe contener un 7080 % de sílice libre
amorfa y un 510 % de cuarzo. Con la calcinación, la sílice
amorfa se transforma parcialmente en tridimita y cristobalita.
Usos
El cemento se usa como un aglomerante en morteros y hormigones —una
mezcla de cemento, grava y arena—. Variando el método del
proceso o incluyendo aditivos, se pueden obtener diferentes tipos de
cemento (p. ej., normal, arcilloso, bituminoso, asfáltico, de
fraguado rápido, espumoso, impermeabilizante, microporoso, armado,
tensado, centrifugado, etc).
Riesgos
En las canteras de las que se extrae la arcilla, la piedra caliza y
el yeso para el cemento, los trabajadores están expuestos a los
riesgos propios de las condiciones climatológicas, al polvo producido
durante el barrenado y el machaqueo, a las explosiones y a avalanchas
de rocas y tierra. Pueden ocurrir accidentes de carretera durante el
transporte a las fábricas de cemento.
Durante el proceso de fabricación del cemento, el riesgo principal
lo constituye el polvo: En canteras y fábricas de cemento se
han medido niveles que oscilan entre 26 y 114 mg/m 3 .En
procesos individuales se han registrado los siguientes niveles de polvo:
extracción de arcilla—41,4 mg/m 3 ; molienda y machacado
de materia prima—79,8 mg/m 3 ; cribado—384 mg/m 3 ; pulverización de
la escoria—140 mg/m 3 ; ensacado del cemento— 256,6 mg/m 3 ; y carga,
etc—179 mg/m 3 . En las fábricas modernas, que emplean el sistema húmedo,
ocasionalmente se alcanzan valores máximos durante breves periodos de
15 a 20 mg polvo/m 3 de aire. La contaminación del aire en las inmediaciones
de estas fábricas se ha reducido a un 510 % de los antiguos valores,
gracias en particular al uso extendido de filtros electrostáticos. El
contenido de sílice libre del polvo varía entre el nivel de la materia
prima (la arcilla puede contener cuarzo en partículas finas, y puede
añadirse arena) y el de la escoria o el cemento, de los cuales la sílice
libre normalmente habrá sido eliminada en su totalidad.
Figura 93.16
Otros riesgos que
existen en las fábricas de cemento incluyen las altas temperaturas
ambiente, especialmente cerca de las puertas de los hornos y en las
plataformas de éstos, el calor
radiante y los altos niveles de ruido (120 dB) en la proximidad de los
molinos de bolas. Se han encontrado concentraciones de monóxido
de carbono que oscilan entre cantidades traza y 50 ppm cerca de los
hornos de piedra caliza.
Entre los cuadros patológicos observados entre los trabajadores
de la industria del cemento se incluyen las enfermedades del aparato
respiratorio, los trastornos digestivos, las enfermedades
de la piel, las enfermedades reumáticas y nerviosas y trastornos
de la vista y del oído.
Enfermedades
del aparato respiratorio
Los trastornos del aparato respiratorio constituyen el grupo más
importante de enfermedades laborales en la industria del cemento y son
el resultado de la inhalación del polvo contenido
en el aire y los efectos de las condiciones macro y microclimáticas
en el entorno de trabajo. La enfermedad respiratoria más frecuente
es la bronquitis crónica, a menudo asociada a enfisema.
El cemento portland normal no causa silicosis, debido a la ausencia
de sílice libre. Sin embargo, los trabajadores empleados en la
producción de cemento pueden estar expuestos a materias
primas que contienen sílice libre en distintos grados. Los cementos
resistentes al ácido, que se usan para planchas refractarias,
ladrillos y polvo, contienen altos porcentajes de sílice libre,
y la exposición a ellos representa un evidente riesgo de silicosis.
La neumoconiosis causada por el cemento aparece en forma de neumoconiosis
benigna de cabeza de alfiler o reticular, que puede aparecer después
de una exposición prolongada, y cuya progresión es muy
lenta. Sin embargo, también se ha observado algún caso
de neumoconiosis grave, más probable en trabajadores expuestos
a otros materiales distintos de la arcilla y el cemento portland.
Algunos cementos también contienen cantidades variadas de tierra
diatomea y toba. Se tiene noticia de que al calentarse, la tierra diatomea
se vuelve más tóxica debido a la transformación
de la sílice amorfa en cristobalita, una sustancia cristalina
aún más patógena que el cuarzo. Una tuberculosis
concomitante puede agravar el curso de la neumoconiosis del cemento.
Trastornos digestivos
Ha llamado la atención la incidencia aparentemente alta de úlceras gastroduodenales
en la industria del cemento. Un examen de 269 trabajadores en fábricas
de cemento reveló 13 casos de úlcera gastroduodenal (4,8 %). Subsiguientemente,
se provocaron úlceras gástricas en conejillos de indias y en un perro
alimentado con polvo de cemento. Sin embargo, un estudio realizado en
una factoría de cemento mostró un grado de absentismo por enfermedad
del 1,482,69 % debido a úlceras gastroduodenales. Dado que las úlceras
pueden atravesar períodos agudos varias veces al año, estas cifras no
son excesivas cuando se comparan con las de otras profesiones.
Enfermedades
de la piel
Se informado ampliamente de las enfermedades de la piel y se dice que
constituyen un 25 % o más de todas las enfermedades cutáneas
laborales. Se han observado varias formas, comprendiendo inclusiones
en la piel, erosiones periungulares, lesiones eczematosas difusas e
infecciones cutáneas (forúnculos, abscesos y panadizos).
Sin embargo, éstas son más frecuentes entre los que usan
el cemento (p. ej., albañiles) que entre los trabajadores de
las fábricas de cemento.
Ya en 1947 se sugirió que el eczema del cemento podría
ser debido a la presencia en el mismo de cromo hexavalente (evidenciado
por el ensayo de solución de cromo). Probablemente, las sales
de cromo entran en las papilas dérmicas, se combinan con las
proteínas y producen una sensibilización de naturaleza
alérgica. Puesto que las materias primas empleadas para la fabricación
del cemento en general no contienen cromo, se ha indicado como posibles
fuentes del cromo en el cemento las siguientes: la roca volcánica,
la abrasión del revestimiento refractario del horno, las bolas
de acero utilizadas en los molinos de pulverización y las diferentes
herramientas empleadas para machacar y moler las materias primas y la
escoria. La sensibilización al cromo puede ser la causa que conduce
a la sensibilidad al níquel y al cobalto. Se considera que la
alta alcalinidad del cemento es un factor importante en las dermatosis
del cemento.
Trastornos reumáticos
y nerviosos
Las amplias variaciones macroclimáticas y microclimáticas
que se encuentran en la industria del cemento se cree que son la causa
de la aparición de diversos trastornos del sistema locomotor
(artritis, reumatismo, espondilitis y diversos dolores musculares) y
del sistema nervioso periférico (dolores de espalda, neuralgias
y radiculitis de los nervios ciáticos).
Trastornos del oído y de la vista
Se ha registrado hipoacusia coclear moderada entre los trabajadores
de molinos de cemento. La principal enfermedad de los ojos es la conjuntivitis,
que normalmente sólo requiere cuidados médicos en ambulatorio.
Accidentes
Los accidentes en las canteras se deben en la mayoría de los
casos a desprendimientos de tierra o roca o se producen durante el transporte.
En las fábricas de cemento, los principales tipos de
lesiones por accidente son contusiones, cortes y rozaduras que se producen
durante la manipulación manual.
Medidas de
salud y seguridad
Un requisito básico en la prevención de los riesgos del
polvo en la industria del cemento es el conocimiento preciso de la composición
y, especialmente, del contenido de sílice libre en todos los
materiales utilizados. Es particularmente importante el conocimiento
de la composición exacta de los nuevos tipos de cemento aparecidos.
En las canteras, las excavadoras deben estar equipadas con cabinas cerradas
y ventilación para asegurar un suministro de aire puro, y deben
implantarse medidas de eliminación del polvo durante el barrenado
y machaqueo. La posibilidad de intoxicación debida a monóxido
de carbono y gases nitrosos desprendidos durante las voladuras puede
evitarse asegurándose de que los trabajadores estén a
una distancia adecuada durante dichas voladuras y no vuelvan al punto
de la explosión hasta que todos los humos hayan desaparecido.
Puede ser necesario el uso de ropa adecuada para proteger a los trabajadores
contra las inclemencias del tiempo.
Todos los procesos
que van acompañados de polvo en las fábricas de cemento
(pulverizado, cribado, transporte en cintas) deben estar equipados con
sistemas de ventilación adecuados, y
las cintas transportadoras del cemento o de las demás materias
primas deben estar encerradas, tomándose precauciones especiales
en los puntos de transferencia. Asimismo, se requiere una
buena ventilación en la plataforma de enfriamiento de la escoria,
en el lugar de molido de la escoria y en las plantas de ensacado de
cemento.
El problema más difícil de control del polvo es el de
las chimeneas de los hornos de escoria, que generalmente están
dotadas de filtros electrostáticos, precedidos de filtros manga
u otro tipo
de filtros. Los filtros electrostáticos pueden ser usados también
para los procesos de cribado y embalaje, en los que deben combinarse
con otros métodos de control de la contaminación
del aire. La escoria pulverizada debe transportarse en tornillos sin
fin encapsulados.
Los puestos de trabajo con calor excesivo deben equiparse con duchas
de aire frío y pantallas térmicas adecuadas. No deben
realizarse reparaciones en los hornos de escoria hasta que
el horno se haya enfriado adecuadamente y, luego deben hacerlo solamente
trabajadores jóvenes y sanos. Estos trabajadores deben mantenerse
bajo supervisión médica, para controlar sus
funciones cardíaca, respiratoria y sudoral y evitar el shock
térmico. Las personas que trabajan en ambientes de calor deben
disponer de bebidas saladas, cuando haga falta.
Las medidas de prevención de enfermedades de la piel deben incluir
la provisión de duchas y cremas para utilizar después
de la ducha. En caso de eczema, puede aplicarse un tratamiento
de desensibilización: comenzando por retirar a los trabajadores
de la exposición al cemento durante 36 meses para permitir su
curación, 2 gotas de una solución acuosa de dicromato
potásico al 1: 10.000 se aplican a la piel durante 5 minutos,
2 a 3 veces por semana. En ausencia de reacción local o general,
el tiempo de contacto se incrementa generalmente a 15 minutos, seguido
de un incremento de la concentración de la solución. Este
procedimiento de desensibilización puede aplicarse también
en el caso de sensibilidad al cobalto, níquel y manganeso. Se
ha comprobado que la dermatitis de cromo —e incluso la intoxicación
por
cromo— se pueden evitar y tratar con ácido ascórbico.
El mecanismo de inactivación del cromo hexavalente mediante ácido
ascórbico implica la reducción al cromo trivalente, que
tiene una
menor toxicidad, y la formación compleja subsiguiente de las
especies trivalentes.
Trabajos de
hormigón y hormigón armado
Para fabricar el hormigón, se mezclan áridos, como arena
y grava, con cemento y agua en hormigoneras horizontales o verticales,
movidas a motor, de diversas capacidades, instaladas generalmente a
pie de obra, aunque a veces resulta más económico el empleo
de hormigón premezclado traído y depositado en un silo
en obra. A este fin, las plantas de mezcla de hormigón se instalan
en la periferia de las ciudades o cerca de las graveras. Para evitar
la disgregación de los componentes de la mezcla, lo cual reduciría
la resistencia de las estructuras de hormigón, el transporte
se realiza en camiones especiales con tambor giratorio.
Para transportar el hormigón premezclado desde el camión
hormigonera o desde el silo hasta la estructura, se emplean grúas
torre o elevadores. El tamaño y altura de ciertas estructuras
puede requerir también, para el transporte y vertido del hormigón
premezclado, la utilización de bombas de hormigón. Hay
bombas que elevan el hormigón hasta alturas de 100 metros. Dado
que la capacidad de las bombas es mucho mayor que la de las grúas
o elevadores, estas bombas se utilizan en especial para la construcción
de pilares altos, torres y silos con ayuda de encofrados deslizantes.
Las bombas de hormigón suelen ir montadas sobre un camión, y los camiones
de tambor giratorio empleados para el transporte del hormigón premezclado
van frecuentemente equipados con bombas de hormigón, lo que permite
suministrar el hormigón directamente desde la instalación de mezcla
sin pasar por un silo.
Encofrados
Los encofrados han seguido un desarrollo técnico que ha sido
posible gracias a la disponibilidad de grúas torre mayores, dotadas
de plumas más largas y de mayor capacidad, no siendo ya necesario
construir los encofrados “in situ”.
Existen encofrados prefabricados de hasta 25 m 2 , especialmente para
la construcción de estructuras verticales, tales como fachadas
y paredes divisorias de grandes edificios residenciales e industriales.
Estos elementos de encofrado tienen una armadura de acero, están
prefabricados en un taller a pie de obra o en una industria especializada,
y están forrados de chapa metálica o paneles de madera.
Estos elementos se manejan por medio de una grúa y se retiran
después de que el hormigón haya fraguado. Según
el método de construcción que se siga, los
paneles de encofrado prefabricado se bajan al suelo para limpiarlos
o se llevan a la siguiente sección de muro preparada para el
hormigonado.
Las denominadas mesas de encofrado se emplean para construir estructuras
horizontales (p. ej., forjados de suelo para grandes edificios). Estas
mesas están formadas por varios elementos estructurales de acero
y se pueden ensamblar para formar suelos de distinta superficies. La
parte superior de la mesa (es decir, el encofrado del forjado propiamente
dicho), se hace descender, una vez fraguado el hormigón, por
medio de gatos mecánicos o hidráulicos. Para colocar las
mesas, llevarlas al piso siguiente y situarlas en posición se
han ideado útiles especiales en forma de pico de ave.
Los encofrados deslizantes o trepantes se emplean para construir torres,
silos, pilares de puente y estructuras altas similares. En estos casos
se prepara “in situ” un único elemento de encofrado;
su sección transversal es igual a la de la estructura a construir
y su altura puede variar entre 2 y 4 metros.Lassuperficies del encofrado
en contacto con el hormigón están revestidas de
chapas de acero y el conjunto del elemento va unido a unos dispositivos
de izado mediante gatos. Como guías de izado se utilizan barras
de acero verticales ancladas en el hormigón.
El encofrado deslizante es empujado hacia arriba por los gatos, a medida
que el hormigón va fraguando, y la colocación de la armadura
y el hormigonado prosiguen sin interrupción.
Esto significa que el trabajo debe proseguir, día y noche, sin
interrupción.
Los encofrados trepantes se diferencian de los deslizantes en que van
anclados al hormigón por medio de pasadores roscados. Tan pronto
como el hormigón vertido fragua hasta alcanzar la
resistencia requerida, se retiran los anclajes roscados, se sube el
encofrado a la siguiente altura a hormigonar, se ancla y se prepara
para el vertido de hormigón.
Los llamados carros de encofrado se emplean frecuentemente en obra civil,
en particular para construir tableros de puentes. El carro de encofrado
sustituye a las muy complicadas cimbras, especialmente al construir
puentes o viaductos de una longitud considerable. Los encofrados del
tablero del puente correspondientes a la longitud de un tramo se montan
sobre una armadura
de acero, de forma que los distintos elementos del encofrado se pueden
colocar en posición por medio de gatos y desmontarse lateralmente
o hacia abajo cuando el hormigón
haya fraguado. Una vez terminado el tramo se hace avanzar la estructura
de soporte una longitud igual a la de un tramo, se vuelven a fijar los
elementos de encofrado en posición y se hormigona el siguiente tramo.
Cuando se construye
un puente utilizando la técnica llamada en voladizo, la estructura
de soporte del encofrado es mucho más corta que la que se acaba
de mencionar. Esta no se apoya sobre el pilar siguiente del puente,
sino que debe anclarse en voladizo. Esta técnica, que se emplea
generalmente para puentes muy altos, a menudo utiliza dos estructuras
de este tipo, las
cuales avanzan por etapas desde los pilares situados a ambos lados del
vano.
El hormigón pretensado se emplea principalmente en la construcción
de puentes, pero también en la construcción de estructuras
de edificios de diseño especial. Los cordones formados por
cables de acero en vainas de chapa de acero o de plástico se
dejan embebidos en el hormigón al mismo tiempo que las armaduras
de refuerzo. Los extremos de los cordones o tendones
están provistos de placas de tesado, de modo que los elementos
de hormigón pretensado puedan ser tensados con la ayuda de gatos
hidráulicos antes de aplicar las cargas sobre ellos.
Elementos
prefabricados
Las técnicas de construcción de los grandes edificios
residenciales, puentes y túneles se han racionalizado aún
más a base de prefabricar elementos tales como losas para suelos,
muros, vigas de puente, etc., en una factoría especial de elementos
de hormigón o a pie de obra. Los elementos prefabricados, que
después se montan en la obra, eliminan el montaje, traslado y
desmontaje de encofrados y andamios muy complicados, y se evita una
gran cantidad de trabajo peligroso en altura.
Armaduras de refuerzo
Generalmente las armaduras de refuerzo se entregan en obra cortadas
y dobladas de acuerdo con los planos y listas de despiece. Las armaduras
de refuerzo se unen unas con otras mediante atado o soldadura, formando
jaulas o enrejados, que se colocan en los encofrados antes de verter
el hormigón, en caso de prefabricar los elementos de hormigón
en obra o en la factoría.
Prevención
de accidentes
La mecanización y racionalización han eliminado muchos
de los riesgos tradicionales en las obras de construcción, pero
también han creado nuevos peligros. Así, las muertes debidas
a caídas de altura han disminuido considerablemente gracias al
uso de carros de encofrado, estructuras de soporte de encofrados para
la construcción de puentes y otras técnicas. Esto es debido
al hecho de que las plataformas de trabajo y las pasarelas con sus barandillas
se montan una sola vez y se trasladan junto con el carro de encofrado
mientras que en el sistema tradicional de encofrados a
menudo se da poca importancia a las barandillas de protección.
Por otra parte, los riesgos mecánicos aumentan y los eléctricos
son particularmente graves en ambientes húmedos. Los riesgos
de salud son debidos al propio cemento, a los aditivos para su fraguado
o impermeabilización y a los lubricantes empleados para los encofrados.
A continuación se comentan algunas medidas de prevención
importantes que se han de tomar en distintas operaciones.
Mezcla del hormigón
Dado que el hormigón se mezcla casi siempre a máquina,
deberá prestarse atención especial al diseño y
disposición de los mandos eléctricos y de las tolvas de
carga de las hormigoneras. En particular, al limpiar las hormigoneras
puede ocurrir que se accione inadvertidamente un interruptor, poniendo
en marcha el tambor o la tolva y causando lesiones al trabajador correspondiente.
Por tanto, los interruptores deberán estar protegidos y dispuestos
de tal manera que no exista posibilidad de error. Si fuera necesario,
deberán estar enclavados o dispondrán de cerradura. Las
cucharas de carga deberán estar exentas de zonas peligrosas parael
operario de la hormigonera y para los trabajadores que se muevan por
zonas de paso próximas. También habrá que asegurarse
de que los operarios que limpien los fosos bajo la cuchara de la tolva
de carga no se lesionen debido a un descenso accidental de la cuchara.
Los silos para áridos, en especial los de arena, encierran peligros
de accidentes mortales. Por ejemplo, los trabajadores que entran en
un silo sin una persona que les ayude y sin cinturón de
seguridad y cuerda salvavidas pueden caer y quedarse enterrados en el
material suelto. Por tanto, los silos deberán estar equipados
con vibradores y plataformas desde las cuales se pueda empujar la arena
adherida, y deberán colocarse los correspondientes avisos de
precaución. No deberá permitirse la entrada de nadie dentro
del silo sin estar acompañado de otra persona que le ayude.
Manipulación y colocación del hormigón
La adecuada distribución de los puntos de trasvase de hormigón
y el equipamiento de éstos con espejos y jaulas para recibir
los cubos, evitan el peligro de lesionar a un obrero que, en caso
contrario, debe extender el brazo para coger el cubo y guiarlo a su
posición adecuada.
Los silos de trasvase con elevación hidráulica deberán
asegurarse de modo que no se pueda producir su caída súbita
por rotura de una tubería.
Cuando se tenga que colocar el hormigón en los encofrados por
medio de cubos suspendidos del gancho de la grúa o por bombeo,
se instalarán plataformas de trabajo equipadas con barandillas.
Las personas que manejen las grúas deberán ser instruidas
para este tipo de trabajo y deberán tener una visión normal.
Cuando se trate de distancias largas, se tendrá que utilizar
una comunicación telefónica bidireccional o a base de
walkietalkies.
Cuando se empleen bombas de hormigón con tuberías y mástiles,
deberá prestarse especial atención a la estabilidad de
la instalación. Los camiones (mezcladores) con bombas de hormigón
incorporadas deberán estar equipados con interruptores enclavados que
impidan la puesta en marcha de dos operaciones simultáneamente. Los
agitadores deberán estar protegidos de forma que el personal que los
maneja no pueda entrar en contacto con las partes móviles. Las cestas
para recoger la bola de goma que se lanza a presión por la tubería para
su limpieza después del vertido de hormigón, se sustituyen hoy en día
por dos codos dispuestos en direcciones opuestas. Estos codos absorben
casi toda la presión que se necesita para empujar la bola a través de
la tubería, y no sólo eliminan el efecto de latigazo en el extremo de
la tubería, sino que además evitan que la bola salga disparada por el
extremo de la misma.
Al utilizar camiones agitadores en combinación con máquinas de hormigonado
y equipos de elevación, deberá prestarse especial atención al tendido
eléctrico. Las líneas eléctricas deberán aislarse o protegerse con armaduras
en toda la zona de trabajo para excluir cualquier contacto accidental,
a menos que puedan ser desplazadas. Es importante ponerse en contacto
con la compañía eléctrica.
Encofrados
Son comunes las caídas durante el montaje de los encofrados tradicionales
formados por maderas escuadradas y tableros, debido a que, a menudo,
se desprecian las necesarias barandillas y rodapiés para las
plataformas de trabajo que se han de utilizar sólo durante cortos
períodos de tiempo. Actualmente, para acelerar el montaje de
los encofrados se utilizan estructuras de soporte de acero, pero en
estos casos tampoco se instalan las
barandillas y rodapiés de que están provistos, con el
pretexto de que sólo se necesitan durante un tiempo muy corto.
Los paneles para encofrados en madera contrachapada, cuyo empleo se
extiende cada vez más, ofrecen la ventaja de montarse fácil
y rápidamente. Sin embargo, después de varios usos, con
frecuencia se utilizan de manera inadecuada como plataformas para andamios
improvisados a toda prisa, y generalmente se olvida que las distancias
entre los travesaños de apoyo deberían
reducirse considerablemente en comparación con los tablones normales.
Los accidentes producidos por rotura de paneles de encofrado utilizados
de forma inadecuada como plataformas de andamio, siguen siendo bastante
frecuentes.
Cuando se utilicen elementos de encofrado prefabricados, deberán
tenerse en mente dos riesgos fundamentales. Estos elementos se deben
almacenar de modo que no puedan volcarse.
Además, como no siempre es posible almacenar horizontalmente
los elementos de encofrado, éstos deberán asegurarse por
medio de puntales. Los elementos de encofrado equipados
permanentemente con plataformas, barandillas y rodapiés facilitan
su sujeción por eslingas al gancho de la grúa, además
de su montaje y desmontaje sobre la estructura que se está construyendo.
Estas plataformas constituyen un lugar de trabajo seguro para el personal
y eliminan la necesidad de disponer de plataformas de trabajo para el
vertido de hormigón. Para que el
acceso a las plataformas sea más seguro podrán añadirse
escaleras fijas. En particular, en caso de encofrados deslizantes o
trepantes, deberán usarse andamios y plataformas de trabajo
con barandillas y rodapiés permanentemente fijados a los elementos
de encofrado.
La experiencia muestra que prácticamente no se producen accidentes
debidos a caídas cuando no se tienen que improvisar o montar
rápidamente las plataformas de trabajo.
Desgraciadamente, los elementos de encofrado equipados con barandilla
no se pueden emplear en todas partes, y, en particular, en la construcción
de edificios pequeños de tipo residencial.
Al trasladar los elementos del encofrado desde el lugar de almacenamiento
a la estructura, deberán utilizarse aparejos de izado, como eslingas
y separadores, de tamaño y resistencia adecuados. Cuando el ángulo de
las ramas de la eslinga sea demasiado grande, las piezas de encofrado
deberán manejarse con ayuda de separadores.
Los trabajadores que limpian los encofrados están expuestos a un riesgo para la salud que generalmente no se tiene en cuenta: el empleo de muelas portátiles para quitar los residuos de hormigón adheridos a la superficie del encofrado. Los análisis del polvo que se desprende durante este esmerilado han mostrado que contiene un alto porcentaje de partículas respirables y de sílice. Por tanto, deberán tomarse medidas para controlar el polvo (p. ej., muelas portátiles con dispositivos extractores acoplados a una unidad filtrante o un taller cerrado para la limpieza de tableros de encofrado con ventilación a base de extractores).
Montaje de elementos
prefabricados
En la propia factoría deberá utilizarse un equipo especial
de elevación, de forma que los elementos puedan moverse y manipularse
con seguridad y sin producir ningún tipo de lesión a los
trabajadores. Los pernos de anclaje embutidos en el hormigón
facilitan el trabajo no sólo en la factoría, sino también
en el lugar de montaje. Los elementos grandes deberán levantarse
con ayuda de separadores y eslingas de cable cortas, para evitar que
se doblen los pernos de anclaje a causa de cargas oblicuas. Si se aplica
a los pernos una carga oblicua, el hormigón podrá desconcharse
y los pernos se soltarán. La utilización de un aparejo
de elevación inadecuado ha sido causa de graves accidentes como
consecuencia de la caída de elementos de hormigón.
Para el transporte por carretera de elementos prefabricados tendrán
que utilizarse vehículos adecuados. Las piezas prefabricadas
tendrán que asegurarse mediante soportes adecuados para
que no se pueda producir su vuelco o deslizamiento; por ejemplo, en
caso de que el conductor tenga que hacer un frenazo brusco. Las indicaciones
del peso expuestas de modo
bien visible sobre los elementos facilitarán la tarea al operario
de la grúa durante su carga, descarga y montaje en obra.
El equipo de elevación en obra deberá elegirse y manejarse
de forma adecuada. Todas las vías de circulación deberán
mantenerse en buenas condiciones para evitar el vuelco de los vehículos
cargados en sus desplazamientos.
Para el montaje de las piezas deberán erigirse plataformas de
trabajo que protejan al personal de caídas desde las alturas.
Antes de recurrir a los equipos de protección individual (EPI)
deberán considerarse todos los medios posibles de protección
colectiva, tales como andamios, redes de seguridad y grúas de
pórtico móviles instaladas antes de la terminación
del edificio.
Por supuesto, es posible equipar a los trabajadores con cinturones de
seguridad y cuerdas salvavidas, pero la experiencia ha demostrado que
hay trabajadores que sólo utilizan este equipocuando se les obliga a ello bajo una constante vigilancia.
Las cuerdas salvavidas resultan, sin duda, un estorbo al efectuar ciertos trabajos,
y algunos trabajadores se precian de ser capaces de trabajar a grandes
alturas sin ninguna protección.
Antes de comenzar el proyecto de una construcción prefabricada,
el arquitecto, el fabricante de los elementos prefabricados y el contratista
deberán reunirse para discutir y estudiar la ejecución
y la seguridad de todas las operaciones. Si se conocen de antemano las
modalidades de manipulación y elevación que habrá
disponibles en la obra, los elementos de hormigón podrán
ir provistos, desde la propia fábrica, de elementos de sujeción
para barandillas y rodapiés.
Los elementos de forjado, por ejemplo, podrán venir equipados
con barandillas y rodapiés prefabricados, fácilmente fijados
en fábrica en sus bordes de fachada, antes de ser izados hasta
su emplazamiento. Los elementos de pared correspondientes a esa losa
de forjado podrán montarse con seguridad, porque los trabajadores estarán
protegidos por las barandillas.
Para el montaje
de ciertas estructuras industriales altas, las plataformas de trabajo
móviles se elevan hasta su sitio por medio de grúas y
se cuelgan de pernos de suspensión empotrados en la
propia estructura. En tales casos puede ser más seguro trasladar
a los trabajadores hasta la plataforma por medio de una grúa
(que deberá tener unas características de alta seguridad
y que
deberá ser manejada por un operario cualificado), que utilizar
andamios o escaleras improvisados.
Durante el postensado de los elementos de hormigón deberá
prestarse atención al diseño de los cuellos para el postensado,
los cuales deberán permitir aplicar, hacer funcionar y quitar
los gatos de tesado, sin ningún riesgo para el personal. Para
los trabajos de postensado, bajo los tableros de puentes o dentro de
los elementos tipo cajón, deberán disponerse ganchos de
suspensión para los gatos tensores o aberturas para el paso del
cable de la grúa. Este tipo de trabajo requiere también
disponer de plataformas de trabajo con barandillas, etc. El suelo de
la plataforma deberá ser suficientemente bajo, para poder dejar
un amplio espacio de trabajo y permitir un manejo seguro del gato. No
deberá permitirse el paso de personas por detrás del gato
tensor debido a los graves accidentes que se podrían producir
por la gran cantidad de energía liberada en caso de rotura de
un elemento de anclaje o de un tendón de acero. Los trabajadores
también deberán evitar situarse delante de las placas
de anclaje hasta que la lechada inyectada a presión dentro de
las vainas de los tendones no haya fraguado. Dado que la bomba de lechada
está conectada al gato por medio de tubos hidráulicos,
durante el tensado, no se permitirá la permanencia de personas
en la zona comprendida entre la bomba y el gato. También es muy
importante una perfecta comunicación entre los operarios y de
éstos con el supervisor.
Formación
A la vista de la creciente mecanización y del empleo de gran
utilidad de tipos de máquinas, instalaciones y sustancias, adquiere
cada vez mayor importancia la formación a fondo de quienes
manejan el equipo en particular y de todo el personal de obra en general.
Si se quiere disminuir el número de accidentes en las obras de
construcción, los trabajadores o ayudantes inexpertos sólo
deberán utilizarse en casos excepcionales.
Asfalto
John Finklea
Los asfaltos generalmente pueden definirse como complejas mezclas de
componentes químicos de alto peso molecular, predominantemente
asfaltenos, hidrocarburos cíclicos (aromáticos o
nafténicos) y una cantidad menor de componentes saturados de
baja reactividad química. La composición química
de los asfaltos depende tanto del petróleo crudo original como
del proceso utilizado durante el refino. Los asfaltos derivan predominantemente
de los petróleos crudos, especialmente del petróleo crudo
de residuo más pesado. El asfalto también se puede encontrar
en depósitos naturales, donde es habitualmente el residuo resultante
de la evaporación y oxidación del petróleo líquido.
Tales depósitos se encuentran en California, China, la Federación
Rusa, Suiza, Trinidad y Tobago y Venezuela. A temperatura ambiente,
los asfaltos no son volátiles y cuando se calientan se ablandan
gradualmente. El asfalto no debe confundirse con el alquitrán,
que es física y químicamente diferente.
Los asfaltos tienen
una amplia variedad de aplicaciones, incluyendo la pavimentación
de calles, carreteras y aeropuertos, materiales para cubiertas, impermeabilización
y aislamiento, revestimiento de canales y depósitos de riego;
y también el revestimiento de presas y diques. El asfalto constituye
también un valioso ingrediente de algunas pinturas y barnices.
Se estima que
la producción anual de asfalto supera actualmente en todo el
mundo los 60 millones de toneladas, de las que más del 80 % se
emplean para las necesidades de construcción y mantenimiento
y más del 15 % para material de cubiertas.
Las mezclas asfálticas para la construcción de carreteras
se preparan calentando y secando mezclas de árido machacado clasificado
(calizo o granítico), arena y material de relleno en
primer lugar y, a continuación, mezclándolas con un betún
de penetración, denominado en Estados Unidos asfalto de destilación
directa. Este proceso se ejecuta en caliente. El asfalto
también se calienta mediante llama de propano para su aplicación
a una calzada.
Exposiciones
y riesgos
Se han efectuado mediciones de la exposición a las partículas
de hidrocarburos aromáticos polinucleares (PAH) en diferentes
ambientes. La mayoría de los PAH detectados estaban compuestos
de derivados de naftaleno, que no se encuentran entre los compuestos
de cuatro a seis anillos, que son los que ofrecen una mayor probabilidad
de riesgo carcinógeno significativo.
En las unidades de procesado de asfalto de las refinerías, los
niveles PAH respirables variaron desde cantidades no detectables hasta
40 mg/m 3 . En el proceso de llenado de bidones, las muestras tomadas
en la zona al cabo de 4 horas de inspiración variaron desde 1,0
mg/m 3 con viento contrario hasta 5,3 mg/m 3 con viento favorable. En
las plantas de hormigón asfáltico, las
exposiciones a compuestos orgánicos solubles en benceno oscilaron
entre 0,2 y 5,4 mg/m 3 . Durante los trabajos de pavimentación,
las exposiciones a PAH inhalable variaron desde menos de 0,1 mg/m 3
a 2,7 mg/m 3 . También se pueden producir exposiciones dignas
de consideración entre los trabajadores, durante la fabricación
y colocación de los materiales asfálticos para cubiertas.
Existe escasa información referente a exposiciones a los
humos de asfalto en otras situaciones industriales o durante la aplicación
o utilización de los productos asfálticos.
El manejo del asfalto caliente puede causar graves quemaduras, debido
a que es pegajoso y no se quita fácilmente de la piel. La principal
preocupación, desde el punto de vista toxicológico
industrial, es la irritación de la piel y de los ojos por los
humos del asfalto caliente. Estos humos pueden causar dermatitis y lesiones
parecidas al acné, así como queratosis ligera en
caso de exposiciones repetidas y prolongadas. Los humos amarilloverdosos
desprendidos por el asfalto al hervir también pueden causar fotosensibilización
y melanosis.
Aunque todos los materiales asfálticos son aptos para la combustión
si se calientan suficientemente, los cementos asfálticos y los
asfaltos oxidados no arderán normalmente, a menos que su temperatura
se eleve unos 260 °C. La inflamabilidad de los asfaltos líquidos
depende de la volatilidad y cantidad de petróleo disolvente añadido
al material de base. Por ello, los asfaltos líquidos de curado
rápido presentan el mayor riesgo de incendio, que disminuye progresivamente
con los tipos de curado medio y bajo.
A causa de su insolubilidad en medios acuosos y del alto peso molecular
de sus componentes, el asfalto tiene un nivel de toxicidad bajo.
Los efectos sobre el árbol traqueobronquial y los pulmones de
los ratones al inhalar un aerosol de asfalto y, en otro grupo que inhaló
humo de asfalto calentado, dieron lugar a congestión, bronquitis,
neumonía, dilatación bronquial, cierta infiltración en las células redondas
peribronquiales, formación de abscesos, pérdida ciliar, atrofia epitelial
y necrosis. Los cambios patológicos fueron diferentes y algunos animales
se mostraron relativamente refractarios al tratamiento. Se llegó a la
conclusión de que estos cambios constituían un fenómeno general causado
por respirar aire contaminado con hidrocarburos aromáticos, y que el
grado de cambio depende de la dosis respirada. Los cobayas y las ratas
que respiraron humos de asfalto calentado mostraron efectos como neumonías
crónicas fibrosas con adenomatosis peribronquial, y las ratas desarrollaron
una metaplasia celular escamosa, pero ninguno de los animales presentó
lesiones malignas.
Clases
de betunes/asfaltos Clase 1: Los betunes de penetración se clasifican por su grado de penetración. Son, generalmente, el producto residual de la destilación atmosférica del petróleo crudo aplicando una posterior destilación al vacío, una oxidación parcial (rectificación al aire), una precipitación por disolventes o una combinación de dichos procesos. En Australia y Estados Unidos, los betunes de unas características aproximadas a las antes descritas reciben el nombre de cementos asfálticos o asfaltos de viscosidad graduada, y se especifican sobre la base de la medición de su viscosidad a 60 °C. Clase 2: Los betunes oxidados se clasifican por su punto de reblandecimiento y grado de penetración. Se producen haciendo pasar aire a través del betún blando y caliente en condiciones de temperatura controladas. Este proceso altera las características del betún, al reducir su susceptibilidad a la temperatura y aumentar su resistencia a diferentes esfuerzos aplicados. En Estados Unidos, los betunes producidos con aire soplado se conocen como asfaltos soplados por aire o asfaltos de trabajo, y son similares a los betunes oxidados. Clase 3: Los betunes fluidificados (cutback) se producen mezclando betunes de penetración y betunes oxidados con disolventes volátiles adecuados procedentes del petróleo crudo, tales como el éter etílico, queroseno o gasóleo, para reducir su viscosidad y hacerlos más fluidos y fáciles de manejar. Cuando el disolvente se evapora, se recuperan las propiedades iniciales del betún. En los Estados Unidos estos asfaltos se denominan a veces asfaltos de carretera. Clase 4: Los betunes duros se clasifican normalmente por su punto de reblandecimiento. Se fabrican de manera similar a los betunes de penetración, pero su grado de penetración es inferior y su punto de reblandecimiento es más elevado (es decir, son más frágiles). Clase 5: Las emulsiones bituminosas son finas dispersiones de gotas de betún (de las clases 1, 3 o 6) en agua. Se fabrican usando batidoras de alta velocidad, como los molinos coloidales. El contenido de betún puede oscilar entre el 30 y el 70 % en peso. Las emulsiones pueden ser aniónicas, catiónicas o neutras. En Estados Unidos se denominan asfaltos emulsionados. Clase 6: Los betunes mezclados o fluxados pueden fabricarse mezclando betunes (principalmente, de penetración) con extractos de disolventes (subproductos aromáticos del refino del petróleo crudo), con residuos termofisurados del petróleo pesado, o con ciertos productos destilados del petróleo pesado con un punto de ebullición final superior a 350 °C. Clase 7: Los betunes modificados contienen cantidades apreciables (normalmente del 3 al 15 % en peso) de aditivos especiales, como polímeros, elastómeros, sulfuros y otros productos usados para modificar sus propiedades; se emplean para aplicaciones especiales. Clase 8: Los betunes térmicos se fabricaban por destilación prolongada a altas temperaturas de residuos del petróleo. Actualmente ya no se fabrican ni en Europa ni en Estados Unidos. Fuente: IARC1985. |
Se han realizado
pruebas sobre los efectos de la aplicación de asfaltos refinados
al vapor a la piel de los ratones. Los asfaltos no disueltos, las disoluciones
en benceno y una fracción de asfalto
refinado al vapor produjeron tumores de la piel. En la aplicación
de los asfaltos refinados al aire (oxidados) a la piel de los ratones,
con el material sin diluir no se produjeron tumores cutáneos,
pero en un experimento, un asfalto refinado al aire en un disolvente
(tolueno) produjo tumores cutáneos tópicos. Dos asfaltos
craqueados produjeron tumores cutáneos al aplicarlos a la piel
de ratones. Una mezcla de asfaltos destilados al aire y al vapor en
benceno produjo tumores en los puntos de aplicación de la piel
de ratones. Una muestra de asfaltos refinados al aire calentado, inyectada
subcutáneamente en los ratones, produjo algunos sarcomas en los
puntos de inyección. Una mezcla de asfaltos destilados al aire
y al vapor produjo sarcomas en los
puntos de inyección subcutánea en los ratones. Asfaltos
destilados al vapor inyectados intramuscularmente produjeron sarcomas
locales en un experimento efectuado con ratas. Un
extracto de asfalto del pavimento de una carretera y sus emisiones tuvieron
efectos mutágenos en la Salmonella typhimurium.
No existen pruebas concluyentes de su carcinogénesis en las personas.
Un grupo numeroso de trabajadores de cubiertas expuestos a betunes tanto
asfálticos como de alquitrán mostró un riesgo superior
de cáncer respiratorio. Asimismo, dos estudios daneses revelan
un riesgo superior de cáncer de pulmón, pero algunos de
los trabajadores habían estado expuestos también al
alquitrán y, probablemente, eran más adictos al tabaco
que el resto del grupo. Entre los trabajadores en carreteras en Minnesota
(pero no en California) se apreciaron incrementos de
cánceres urológicos y leucemia. Aunque los datos epidemiológicos
de que se dispone hasta la fecha no bastan para demostrar con un grado
razonable de certeza científica que el asfalto represente un
riesgo de cáncer para las personas, existe un consenso generalizado
de que, a la luz de estudios experimentales, tal riesgo es posible.
Medidas de salud y seguridad
Ya que el asfalto calentado puede causar serias quemaduras en la piel,
los que trabajan con él deben llevar ropas amplias, en buen estado,
con el cuello cerrado y las mangas bien bajadas. Han de llevar protecciones
en las manos y brazos. Los zapatos deben tener 15 cm de altura e ir
abrochados de manera que no queden resquicios por los que el asfalto
caliente pueda entrar en contacto con la piel. También es recomendable
el uso de protecciones de cara y ojos cuando se maneja asfalto caliente.
Es conveniente disponer de vestuarios para cambiarse la ropa, lavabos
y duchas. En las plantas de trituración, donde se produce polvo,
y en las calderas de cocción del asfalto de donde se escapan
humos, ha de establecerse una ventilación por medio de extractores.
Las calderas de asfalto deben instalarse en un sitio seguro y bien nivelado,
para evitar que puedan volcar. Los trabajadores han de situarse al lado
de barlovento de las calderas. La temperatura del asfalto calentado
debe comprobarse con frecuencia, para evitar un recalentamiento excesivo
y un posible incendio. Si se acerca al punto de inflamación,
se debe apagar inmediatamente el fuego de las calderas y alejar cualquier
llama u otra fuente posible de ignición. Cuando se esté
calentando el asfalto debe tenerse a mano un equipo de extinción.
Para la extinción
de los fuegos producidos por asfaltos, los extintores más adecuados
son los de dióxido de carbono y agentes químicos secos. Los extendedores
de asfalto y el conductor de una máquina extendedora deben llevar máscaras
de respiración de media cara con cartuchos para vapores orgánicos. Además,
para evitar la ingestión involuntaria de materiales tóxicos, los trabajadores
no deben comer, beber o fumar junto a una caldera.
Si el asfalto fundido
toca la piel, debe enfriarse rápidamente con agua fría o con cualquier
otro método recomendado por los médicos. Si la quemadura es extensa
debe cubrirse con gasas estériles y llevar el paciente al hospital;
las quemaduras menores deben ser examinadas por un médico. No deben
usarse disolventes para quitar el asfalto de la carne quemada. Tampoco
se debe intentar quitar las partículas de asfalto de los ojos; pero
la víctima debe acudir inmediatamente al médico.
Grava
James L. Weeks
La grava es un conglomerado suelto de piedra que ha sido extraída
de un depósito superficial, del fondo de un río o se ha
arrancado de una cantera y se ha machacado al tamaño requerido.
La grava tiene multitud de empleos, entre ellos: balasto para vías
férreas, carreteras, aceras y cubiertas; como material de relleno
en el hormigón (a menudo para cimientos); en urbanización
y jardinería; y como material filtrante.
Los principales riesgos de salud y seguridad para quienes trabajan con
grava son la sílice portada por el aire, los problemas musculosqueléticos
y el ruido. Muchos tipos de roca usados para la producción de
grava desprenden, de modo natural, dióxido de sílice en
forma de cristales libres. El contenido de sílice de los distintos
tipos de roca sin machacar es variable y no es un indicador fiable del
porcentaje de polvo de sílice contenido en una muestra de polvo.
El granito contiene
aproximadamente un 30 % en peso de sílice. El contenido de sílice
libre en la caliza y el mármol es menor.
La sílice puede ser llevada por el aire durante las operaciones
de cantera, serrado, machaqueo, clasificación y, en menor cuantía,
al extender la grava. La generación de sílice en el aire
puede evitarse, generalmente, mediante regado y rociado con agua, y,
a veces, con sistemas de extracción local (SEL). Además
de los trabajadores de la construcción, entre los trabajadores
expuestos al polvo de sílice se incluyen los trabajadores de
las canteras, los que construyen vías férreas y los que
realizan trabajos de urbanización. La silicosis es más
frecuente entre los
trabajadores de canteras o de plantas de machaqueo que entre aquellos
que trabajan con la grava como producto acabado. Se ha observado un
elevado riesgo de mortalidad por neumoconiosis y otras enfermedades
respiratorias no malignas entre una población de trabajadores
en plantas de machaqueo de áridos en Estados Unidos.
Los problemas musculosqueléticos se pueden producir a causa de
la carga, descarga o extendido manuales de la grava. Cuanto mayor sea
el tamaño del árido y el de la herramienta que se utilice,
más arduo se hace el manejo del material con las herramientas
de mano. Se puede aminorar el riesgo de roturas y torceduras, haciendo
que las tareas pesadas sean compartidas por dos o más trabajadores
o mediante el uso de máquinas de tracción animal o mecánica.
Las palas o rastrillos de un tamaño menor acarrean o mueven pesos
menores que las de mayor tamaño y pueden reducir el riesgo de
sufrir problemas musculosqueléticos.
El procesado y manipulación mecánicos de la piedra o la
grava producen ruido. El machaqueo de la piedra mediante el uso de molinos
de bolas, genera ruidos y vibraciones considerables de baja frecuencia.
El transporte de grava con tolvas metálicas inclinadas y su mezcla en
tambores son dos operaciones ruidosas. Se puede amortiguar el ruido
empleando materiales fonoabsorbentes o fonorreflectantes para rodear
el molino de bolas, utilizando tolvas forradas con madera u otro material
fonoabsorbente (y duradero) o mediante el uso de tambores de mezcla
con aislamiento acústico.
Referencias
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